¿Qué significa cambiar a Chávez por Lula?

Varios articulistas en Aporrea y otros sitios revolucionarios reseñaron unas declaraciones del ex presidente de Brasil, Lula Da Silva, que sugieren al gobierno de Nicolás Maduro un pacto o política de coalición con fracciones de la burguesía venezolana. No pretende este escrito criticarlas o defenderlas, como ya hicieron otros, sino situarlas en contexto con las últimas acciones del gobierno bolivariano, independientemente de si fueron o no producto de las recomendaciones hechas por el compañero Lula.

Declara el presidente Maduro en entrevista con Últimas Noticias:

Venezuela, para hacer una revolución, no debe ir a una guerra. Nuestro reto es gobernar bien y resolver los problemas de la gente, ampliar la base política y social que nuestro Comandante nos legó; nunca eliminar al adversario, sino por el contrario generar cada vez mayor participación.

Horas más tarde, en entrevista con Venevisión, el mandatario venezolano propone la creación de:

Una coalición social incluyente, de todos los que creen en la patria, de toda la gente honesta () de adversarios políticos que defiendan a la patria, que no dependen de dictámenes de Washington, un adversario político que cree en la prosperidad económica y social, yo lo invito(1).

Agrega el jefe de Estado venezolano que dicha propuesta, que hará pronto al Gran Polo Patriótico, la tomamos del espíritu lulista, del llamado que nos ha hecho Lula.

¿Qué llamado hace Lula, concretamente? Llama a convertir el gobierno que preside Nicolás Maduro definitivamente en un gobierno socialdemócrata, como el descrito en el trabajo realizado por Resistencia Antiimperialista titulado Los 5 escenarios que podrían marcar el destino de la Revolución Bolivariana:

Escenario 3 Salida socialdemócrata o lulista

Se establece una alianza entre los poderes económicos y el gobierno para establecer un modelo socialdemócrata, parecido al brasileño, en donde los empresarios definen las políticas económicas asegurando sus tasas de ganancia, mientras gobierna un presidente obrero, incluso con un discurso y políticas progresistas, antiimperialistas, integracionistas y con un Estado Protector de los sectores marginados

() Los factores dentro del gobierno proclives al neoliberalismo y la socialdemocracia seguirán ejerciendo su trabajo para revertir el carácter socialista de la revolución, abriendo espacios al sector privado y limitando el protagonismo popular. El empresariado, por su parte, sabe que la crisis económica tiene factores estructurales y en buena parte es producto de la incapacidad del gobierno para resolver aun los problemas económicos estructurales que impiden la Transición al Socialismo, por lo que pueden seguir presionando desde la Guerra Económica, desde las Conferencias de Paz, desde sus aliados al interior del gobierno, para lograr sus objetivos ya sea domesticando al gobierno por la vía socialdemócrata o reimponiendo su dominio total tras el derrocamiento del chavismo del poder(2).

Lo que Lula aporta no es el experimento de un socialismo aggiornado, adaptado a los nuevos tiempos, sino su experiencia como mandatario de los ricos en el Brasil, y que le merecieron loas por parte de la oligarquía brasileña, Bush, Sarkozy y el capital financiero internacional. El espíritu lulista es el que transformó al PT de un partido obrero reformista, en un partido socio de los más poderosos grupos empresariales. Hoy, como embajador de las multinacionales brasileñas que crecieron al amparo de la dictadura militar (3), el obrero Lula dice y hace lo que le dictan la defensa de los intereses del imperialismo brasileño. Si no, recuerden cuando en 2012 reconoció: Por la importancia estratégica de Venezuela, es una de las reservas más grandes del mundo de petróleo y de gas, tiene un potencial energético extraordinario. Nosotros precisamos, en cuanto Unasur, discutir cómo hacernos socios de esa riqueza que tenemos.

Adoptar el proyecto Lula, el espíritu lulista, implica entonces abandonar definitivamente el socialismo revolucionario que encarna el Comandante Chávez y por el que lo asesinaron. No apunta hacia la llamada coexistencia pacífica que la historia terminó por desechar, que fue exitoso en la Unión Soviética y en China pero para restaurar el capitalismo. Este brusco giro dado por el gobierno del presidente Maduro apunta más bien, según un reciente artículo de Toby Valderrama, hacia la restauración de la cuarta república, al regreso del capitalismo, a un nuevo asesinato del Comandante, que es el asesinato del Socialismo(4).

Todo lo anterior evidencia también que un presidente obrero, o un partido obrero en el gobierno, no es garantía de un gobierno de la clase obrera, está en la ideología el verdadero carácter de clase de éste.

Hoy no se trata de elegir entre una izquierda moderna y sensata y otra ortodoxa, extremista y pajuata, como describen al dilema actual de la humanidad algunos militantes y teóricos del reformismo tropical. La elección es dramática, es de patria socialista o muerte. O la revolución avanza y triunfa el socialismo, o asistiremos a la barbarie que ya asoma, a un enorme cementerio. Eso, nada menos, significa cambiar a Chávez por Lula.

Rodolfo Masetti / @obrerorojo

(1)http://www.youtube.com/watch?v=6qJXRrvHVL4

(2)http://piensachile.com/2014/04/los-5-escenarios-que-podrian-marcar-el-destino-de-la-revolucion-bolivariana/

(3)http://gara.naiz.info/paperezkoa/20130407/396331/es/Las-multinacionales-brasilenas-Lula

(4)http://www.aporrea.org/oposicion/a186029.html



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