¿Sabes cuánto paga María Corina Machado por una reunión a solas?

En 1992, Venevisión, RCTV y TELEVEN sacaron al aire una serie de unitarios sobre la miseria en que vivían las familias venezolanas en situación de pobreza crítica. En aquellos años, se hizo común ver en horario estelar programas sobre las familias de los barrios de Caracas; los jóvenes, las drogas; entre otros. Sin embargo, aquella explosión de programas tenía un origen en común, y éste fue un “especial” televisado por Venevisión a principios de ese año sobre las familias que vivían debajo del puente de la autopista Valle-Coche, al nivel de la Universidad Central de Venezuela y que aún se mantienen allí viviendo hasta nuestros días.

Aquel “especial” de 30 minutos mostró la realidad de una Venezuela olvidada por su gobierno, descompuesta y desesperanzada. El programa comenzó con una entrevista a una madre de familia que declaraba que no tenía dinero para darle de comer a sus dos hijos y que tenía que mendigar todo el día para conseguir un poco de pan. La edición del programa mostró la tragedia venezolana en su máxima podredumbre. Esa señora salió llorando y clamando por un poco de ayuda no sólo del gobierno sino de cualquiera que pudiera ayudarle. Las imágenes que se mostraban eran dantescas: los niños comiendo entre la basura, aguas negras corriendo por el medio de la sala, paredes y techos a medio caer, ratas, cucarachas, perros sarnosos y mucho olvido. No obstante, la periodista de Venevisión parecía inmune a lo que estaba presenciando. Básicamente, a ella ni a los productores del programa, le importaba un comino el hecho noticioso que estaban cubriendo. Cuando la señora le pidió ayuda a la reportera para comer ese día, la periodista textualmente le respondió y quedo así grabado: “que esa no era su responsabilidad y que la estaba ayudando con transmitir su situación a todo el país”, lo cual provocó el estallido de llanto de la señora ante las cámaras, pues era obvio que nadie la entendía, ni la acompañaba en su dolor, ni siquiera la empresa privada.

Pero lo insólito no fue solo eso. Justo al terminar el unitario, Venevisión sacó al aire su resumen noticiero de las 8 de la noche y lanzó como primera noticia que Venevisión había otorgado a la organización Miss Venezuela la cantidad de 50.000 dólares para financiar un curso de inglés para las muchachas “vacías” que participarían en los diversos concursos internacionales de belleza de ese año ¡Que descaro! ¡Qué injusticia!

Al otro día, los medios de comunicación y la opinión pública hablaron del programa que había transmitido Venevisión. Sin duda, el unitario había adquirido un rating sin precedentes en la historia televisiva del país, y Venevisión lo supo desde el primer instante y comenzó a sacar al aire (cada semana) unitarios con historias muy similares a la de aquella señora. Venevisión vendió todos los espacios publicitarios en ese horario, ganando millones de bolívares por publicidad, y ante la acometida del canal de la colina, RCTV sacó su unitario “los niños de las calles”, el cual fue muy criticado en el aquella época pues los niños que aparecían allí, se les acusaba de ser actores; y Televen ponía al aire otros programas sobre los homicidios y los robos de bancos en el país. A partir de aquel año, las plantas televisivas privadas comenzaron a usar el dolor del pueblo del venezolano para sus intereses comerciales y se divorciaron de aquella realidad, al punto que ni siquiera Venevisión le mando un mercado de comida a aquella señora que tanto les dio con sus lágrimas.

Aquellos sucesos me hicieron pensar que debía existir una especie de ley en Venezuela y en Latinoamérica que estableciera alguna compensación para aquellas personas que eran entrevistadas en los medios de comunicación.

Durante el golpe de estado de 2002, Globovisión, Venevisión y RCTV y medios impresos como “El Nacional” y “El Universal” llenaron su programación y encartes con entrevistas de gente en “condición de pobreza crítica” para atacar al gobierno del comandante Hugo Chávez. Esas entrevistas vendían mucha publicidad y las personas que participaban no se daban cuenta y aún no se percatan que sirven como “tontos útiles” a estas empresas. Y esta situación se ha extendido hasta nuestros días y es un hecho a lo largo del planeta.

Por ejemplo, al día de hoy, si Venevisión le pagara tan sólo el 0,01% a una persona, cuya entrevista salga al aire en el noticiero que trasmiten luego de las 22:00 horas de lunes a viernes, tomando en consideración el valor del minuto de publicidad que ellos ofertaron en su última preventa 2014, esa persona merecería ganar por lo mínimo 1000,00 bsf por cada cinco segundos al aire.

Cada vez que un ciudadano da una entrevista a un canal de televisión o impreso, esta persona colabora para que esa empresa se haga más millonaria. Los canales utilizan las entrevistas para sus intereses y no existe ningún tipo de compensación para ellas. Si las personas supieran la cantidad de dinero que se le paga a un canal de televisión por un minuto de publicidad a cuesta de sus entrevistas, es muy probable que tuvieran una mejor idea del valor de su opinión.

Los únicos que están exentos de esta realidad son aquellos entrevistados que por razones políticas necesitan comunicar un mensaje a la opinión pública y aquellos que necesitan publicitar algún tipo de negocio o empresa. Pero en cambio, cuando Venevisión, Globovisión y Televen sacan al aire la entrevista de una madre o un padre que se encuentra en la Morgue de Bello Monte esperando que le entreguen el cuerpo de su hijo fallecido por un hecho de violencia, aparte de explotar el dolor de la familia y sus intereses políticos y comerciales, nunca le entrega ningún tipo de compensación a esa gente. Publican la entrevista en el noticiero de la noche y facturan por 30 minutos 15.000.000,00 bsf en publicidad y no le dan ni un porcentaje de esa ganancia al entrevistado o entrevistada y tampoco le dan una comisión a la presentadora o presentador del programa de televisión.

Los medios de comunicación de información se abastecen de los “tontos útiles” en todo momento y pareciera que esta regla de juego es tan disimulada que mucha gente prefiere no recibir una compensación económica si se puede obtener “una experiencia linda de aparecer en televisión por unos minutos de fama y así contársela a su familia y amigos”. Y esta idea es la que debe quedar en “serio estudio”.

Si la persona tiene un argumento y en realidad quiere que este argumento sea transmitido por un medio de comunicación informativo venezolano, entonces allí el canal no debería de cobrarle a esa persona. En cambio, si es el canal que va hacia la persona y éste desea sacarle una entrevista al menos sería ético y moral darle a esa persona una compensación o una explicación sobre que: “su entrevista será transmitida por televisión y esta le acarrara ganancias a la empresa, que usted no va a recibir y ni obtendrá porcentajes por derechos de reproducción ¿está de acuerdo?”.

A nivel internacional solo existen espacios controlados donde las entrevistas se deben pagar por anticipado. Por ejemplo, cuando María Corina Machado se reunió con George Bush en 2005, esta reunión no fue fruto del acuerdo concertado entre las partes. Muy lejos de eso, es preciso recordar que cualquier ciudadano del mundo puede reunirse con el Presidente de Estados Unidos de América siempre y cuando reúna una serie de requisitos previos y se cancele por anticipado una cantidad previa de dólares. Incluso, la Casa Blanca tiene publicado en sus páginas web asociadas varios “combos” para efectuar estas reuniones, los cuales incluyen tipos de fotos y sitios para concertar la reunión. A saber, por ejemplo:
Tiempo Reunión
Lugar
Foto con el Presidente Norteamericano

Precio dólares:
Sentados frente a frente
25.000,00

Dándose las manos
50.000,00

1 minuto
Oficina principal
Sentados frente a frente
150.000,00

Dándose las manos
200.000,00

5 minutos
Oficina principal
Sentados frente a frente
250.000,00

Dándose las manos
300.000,00


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