Pildoritas 55 (año VII)

¡Qué envidia!, mientras se libera Altamira, el Táchira sigue a merced de los mercenarios

Lo sucedido en Altamira al ser liberada su emblemática plaza, violada por el fascismo cuando le viene en gana, muda testigo de delitos aberrantes y de centro de proyección de acciones terroristas, jurisdicción de un alcalde cómplice comprometido con la conspiración, igual que sus antecesores, es algo que alegra a quienes abrazados a la paz  creemos que al agotarse todos los procedimientos que esa paz conlleva y cerrarse todos los caminos como el diálogo y la paciencia, binomio éste que se intentó utilizar hasta los extremos, no queda otra vía que proceder como lo hicieron los representantes de la Ley, porque esa es su obligación, sólo que se esperó demasiado pues si ello hubiese sido semanas antes, no habríamos lamentado las desgracias ya conocidas.-

Ese espacio de un  Municipio donde los más adinerados tienen su asiento, ha sido liberado para la paz, pero ello no debe conllevar a que lo hecho vaya de la mano con la impunidad, allí hay autores intelectuales y materiales, financistas de guerra, que deben ser puestos a la orden de la justicia sin ningún tipo de consideración, más que las que las leyes disponen para que no se les violen sus derechos humanos, como si lo hicieron ellos con millones de ciudadanos que de una forma u otra se vieron afectados en libertades consagradas en la Constitución.

Ahora bien Chacao, no puede para nada ser el único sector liberado, lo mismo tiene que hacerse con todos los focos que aun persisten como es el caso de San Cristóbal y Mérida entre otros.

Aquí en la “ciudad de la cordialidad”, de lo que sólo ha quedado el nombre y la fama, la llamada guarimba en lugar de disminuir cada día que amanece, aumenta, obligando a la ciudadanía a ser gobernados por la anarquía, y a tener que aceptar las reglas que grupos de terroristas a sueldo imponen desde hace ya más de 40 días.

Quienes están al servicio de los fascistas y que han hecho de sus acciones una forma de vida, porque para ellos es un trabajo muy bien remunerado, no van a parar mientras reciban su pago, droga y demás insumos y lo lamentable es que se le ha querido vender a la población y al mundo, más con la venida del mercenario de CNN, que quienes han montado la barricadas y han destruido todo lo que consiguen a su paso, son simples  estudiantes luchando por sus ideales contra una férrea dictadura.

Ello es algo que los jueces que juzguen a los comprometidos, han de tomar en cuenta, porque el daño que se le ha hecho a la Patria proyectando una imagen que no es, es algo prácticamente irreversible.

Mientras aquí en San Cristóbal seguimos padeciendo las consecuencias de un estado de guerra, muchos, sin poder salir de sus casas, los liceos y colegios sin clases, la economía casi que paralizada, la violencia desatada, al ver lo de Altamira, sentimos una envidia enorme, y rogamos a Dios, que las autoridades dejen de declarar que en el Táchira  las guarimbas se van desvaneciendo porque así no es, cada día que amanece aparecen nuevos espacios cerrados, ya  todas ala avenidas perimetrales están trancadas y dentro de las Urbanizaciones e incluso algunos barrios crecen las barricadas en número y en tamaño.

Esta es la verdad  que vivimos, quizá porque somos una ciudad fronteriza, y aquí es muy fácil para quien quiera enturbiar la paz, estirar la mano e importar desde Colombia, sicarios, paramilitares, es decir mercenarios, que al encontrarse allá sin nada que hacer o al menos no mucho por hacer, venden sus servicios de muerte y destrucción a quienes aquí no conciben otra vía que no sea la violenta para recuperar el poder.-

Por ello el caso Táchira, e incluso el de Mérida, deben  ser especialmente tratados con una estrategia que surta efecto permanente, que garantice no sólo la liberación de los espacios y la recuperación de los bienes públicos y privados destrozados, sino el establecimiento de un estado de protección permanente con las fuerzas del orden y labores de inteligencia para que no se repitan hechos tan terribles como los que estamos viviendo.

Eso sí, es indispensable que se sienten precedentes logrando que el brazo de la justicia llegue implacable a quienes como el Alcalde de esta ciudad, están convictos y confesos como patrocinadores del caos.

Amanecerá y veremos, mientras tanto seguimos a merced de los mercenarios de Voluntad popular, los propios y los contratados.



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Saúl Molina


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