La abstención electoral

El fenómeno electoral que ahora quiere “explotar” la mediocre oposición venezolana, dispersa i falta de talento a todas luces, es la abstención electoral del domingo 4 de diciembre de 2005 que solamente puede entenderse, como formando parte de una estrategia a largo plazo, ya revelada claramente por muchos personeros del oficialismo, entre ellos el Ministro Aristóbulo i el “oponente” Claudio Fermín, para hablar de una Asamblea Nacional no legitimada i un Poder Electoral criticable, pese a demostrar eficiencia, transparencia i honestidad, pues, de todas las acusaciones que le hacen, jamás hemos visto una sola prueba. Al contrario, demostró (por la seguridad de estar la mayoría del pueblo venezolano de parte del proceso) que cuanta petición hasta absurda que hicieran antes del evento electoral, la concedió, entre ellas la eliminación de un adelanto tecnológico innegable como las máquinas “caza” huellas i el haber firmado una especie de contrato o convenio con la OEA i los observadores internacionales de que, concedidas sus peticiones irían al proceso electoral. No les importó quedar el ridículo i como absolutamente irresponsables, para en cuestión de horas cambiar de opinión; lo creo firmemente, por órdenes superiores del Imperio a través de Súmate i su connotada Koré vende patria. Por eso es que, “sacrificando” no ningún deber patriótico sino unos sueldos (que se los reponen en billetes verdes) decidieron ABSTENERSE de ir demostrar que tienen pueblo i las mejores intenciones del mundo, cuando simplemente querían disimular una derrota segura.

Abstenerse, según el diccionario de la Academia española de la Lengua, fuera se su primera acepción en desuso, significa “privarse de alguna cosa / no participar en algo a que se tiene derecho, p ej, en una votación” i un diccionario de política, aclara más: “Abstencionismo: uno de los indicadores de la participación política. Específicamente, denota la no participación en el acto de votar. Una variante del mismo es el abstencionismo cívico, que se manifiesta cuando un elector participa en una determinada votación, pero mediante el voto en blanco y, en consecuencia, nulo”.Como vemos, de todos modos es abstención, así sea intencional, por desidia, comodidad, indiferencia o malas intenciones dentro de un contexto de boicot determinado. He leído en un artículo de APORREA muchos titulares de la prensa mundial i todos coinciden en señalar una abstención del 75% más o menos, aunque internamente por la televisión, ya la oposición anda por el 90% o más i si siguen así, va a resultar que el domingo no hubo elección alguna, que todo fue realismo mágico i llamaremos a García Márquez para que haga otra novela llena de mariposas amarillas, abstencionistas todas: un ciento por ciento.

Sin embargo, en un libro titulado EL CÁLCULO DEL CONSENSO, sobre fundamentos lógicos de una democracia constitucional, los autores Buchanan i Tullock, en el capítulo X antes de entrar en otros más profundos, nos dicen que en la votación de la mayoría simple, se proponen buscar una regla efectiva y específica de la toma de decisiones colectivas, bajo ciertas circunstancias restrictivas y los cálculos de los teóricos del proceso democrático han prestado poca atención y durante mucho tiempo no han estado interesados en hacer pronósticos generalizados, con respecto a los resultados de la auténtica toma de decisiones políticas. Como buenos empíricos, nuestros politiqueros (la mayoría lo son; me gustaría revisar sus bibliotecas). Los autores insisten, además, “Esta relativa negligencia se explica, por lo menos en parte, por la hipótesis implícita de que los participantes en la elección colectiva tratan de obtener el , aunque como hemos sugerido, este concepto no se ha definido”. Sin embargo los tiempos cambian i aquí, en este final del año 2005, en un mundo planetario i con un imperio inmiscuido en la vida soberana de todos los pueblos o naciones, el interé0s público es ofrecer al amo una muestra de descontento, de desestabilización, a ver si viene por la fuerza a restituir a los corruptos i privilegiados de un ayer deplorable, en el poder que perdieron por ladrones i brutos.

De este modo, si vemos que a escala mundial, en países avanzados o no, la abstención siempre está alrededor de un 60%; empero tenemos historia patria que desde que Chávez llegó al poder, se ha disminuido en muchos casos, especialmente cuando toca al presidente (no me tomen al pie de letra las cifras pues estoy memorizando). Si a este porcentaje “estándar” le agregamos la abstención intencional o voluntaria de los partidos de oposición que, aunque son minoritarios creen tener mucho pueblo (lo demostraron en el Referendo Revocatorio, por única vez) resulta una “considerable “ cifra de abstención agregada i, finalmente, al ver este paso atrás, para los que decían no tener “retroceso alguno”, el pueblo chavista se sintió ganador antes de salir de sus casas i por diversos problemas, entre ellos lluvias i derrumbes, resolvieron ver o saber desde su casas i cerros, ganar por “paliza” a su equipo revolucionario i pacífico. Ganaron el juego de béisbol con los jugadores de la banca. No fue necesario sacar los “cuartos bates” del 13 de abril de 2002. Aquí no corrieron lo opositores, como el 13 de abril, despavoridos hasta dejando uniformes militares botados; solamente el pueblo valiente de Caracas, se quedaron muchos en sus casas; i “los buenos i puros cristianos” en algunas iglesias; no rezando, sino profiriendo malos deseos tipo Pat. Robertson, i encomendando al país a ese personaje inexistente que llaman el Diablo. Aquí, como les decía a mis hijas cuando eran niñas, sólo conocía tres diablos: el diablito Underwood, Oscar De León El Diablo de la Salsa i Carlos Andrés Pérez el más corrupto i nefasto de nuestros mandatarios, incluyendo dictadores; aunque hoi, en un pequeño diccionario de Demonología que tengo, le he agregado el mayor de todos los hombres satánicos: el Vaquero Bush. Tampoco recuerda la oposición, las cifras con las cuales “legitimaban sus congresos”. Cuando interesa, lo más sencillo es olvidar la historia i olvidar las cifras de toda la vida política del país. Anoche, uno de esos periodistas de nuevo cuño que se sienten “analistas políticos” sin ningún estudio ni experiencia, decía que esta sería una Asamblea sin oposición alguna, a pesar de ser el verdadero “retiro” abstencionista, apenas de algo más de un 10%. Además, con un cortocircuito sinapsial evidente (para decir de otra manera, brutalidad exquisita), decía que un 80% de abstención (según él), indicaba que de cada 10 venezolanos, 8 rechazaban al oficialismo i dos solamente lo apoyaban; en otras palabras, no sé cómo no fueron a votar i a ganar como se dice popularmente, “de rabo alzao”. Los que se retiraron fueron los dinosaurios que estaban allí, no para aportar ideas válidas opuestas, sino para entorpecer sistemáticamente todas las leyes acordes a la nueva Constitución; aunque sigo insistiendo que la escogencia oficial no es la más idónea, sino producto del mismo “amiguismo sectarista” de escasas credenciales (enfermedad de todos los partidos habidos i por haber) aunque al menos podrán trabajar mejor, darán más oportunidad a la opinión del pueblo i deberán estar atentos a que se les pueda hacer un referendo revocatorio. Además fue un consuelo ver desaparecer de escena, algunos diputados que era inconcebible tenerlos en las bancas de la Asamblea Nacional, teniendo antecedentes tan osbcuro, negativos o deshonestos. De modo que, si las matemáticas no engañan o no son las de aquel que demostraba fraudes por “lógica-matemática marciana” (nunca vista entre mortales), realmente la abstención debió ser de las menores que hayamos conocido, si restamos la abstención “arrecha”, “impuesta” e irracional de la oposición, i la abstención alegre de nuestro pueblo (que salió tranquilamente en el curso del día) que apoya la constante transformación del país, defendiendo su dignidad i soberanía.









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Roberto Jiménez Maggiolo


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