El consenso rentista y la necesidad de reducir el subsidio regresivo a la gasolina en Venezuela

1.- La vigencia del capitalismo rentista petrolero.

Hoy, 12 de diciembre de 2013, Venezuela continúa reproduciendo un capitalismo dependiente y rentista petrolero. Recordemos la frase escrita por el Comandante Hugo Chávez en la presentación del Plan de la Patria 2013-2019, denominado su testamento político, cuando sostuvo “No nos llamemos a engaño: la formación socio-económica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista”[i].

Esa afirmación del Comandante Hugo Chávez tiene un carácter auto-crítico, porque supuso aceptar que después de 13 años de gobierno bolivariano se continuaba dependiendo de la renta petrolera. Entendida como un ingreso que se capta en el mercado internacional a partir de un modelo productivo extractivo, sumamente agresivo para la vida en el planeta tanto por las terribles consecuencias ambientales que generan las actividades necesarias para su extracción y producción de sus derivados, como aquellas ocasionadas por su consumo final. Una realidad concreta que se encuentra en total antagonismo con el quinto objetivo histórico del documento antes referido, el cual sostiene que se requiere “contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la vida humana”.

Aquí no queremos hacer como muchos opinantes de oficio, los cuales sustentan todas sus argumentaciones con simples falacias de autoridad empleando frases del Comandante Hugo Chávez. Realmente, en términos materiales el rentismo petrolero se evidencia con varios indicadores, entre ellos la centralidad de las exportaciones petroleras en relación con las totales[ii]. Así, en el año 2012, tenemos que las exportaciones totales de Venezuela fueron 97.340 millones de dólares, en cambio las petroleras alcanzaron 93.569 millones de dólares representando el 96,12%, es decir, de cada 10 dólares que exporta el país 9.6 son producto del petróleo y sus derivados. Esa situación se mantiene en los tres primeros trimestres del año 2013, en los cuales las exportaciones totales llegaron a los 66.881 millones de dólares mientras las petroleras fueron 64.396 millones de dólares constituyéndose en el 96,28%. Proporciones similares que demuestran, en parte, la continuidad del rentismo petrolero en Venezuela.  

2.- El consenso rentista y el precio de la gasolina.

El rentismo petrolero venezolano sin duda alguna es una realidad económica ineludible, pero al mismo tiempo tiene su expresión cultural e ideológica. Posee un consenso tan sedimentado que no se problematiza la forma en la cual se usan los bienes derivados del petróleo, entre ellos la gasolina. Pareciera que son ilimitados y por lo tanto su derroche se encontrará legitimado por la condición de mercancía producida con base en una materia prima, el petróleo, que se extrae del subsuelo venezolano el cual es propiedad del Estado en representación del pueblo. 

Ese consenso rentista tiene como soporte las particularidades propias de una economía que descansa en la captación y disfrute desigual de una renta internacional, la cual se constituye en “una transferencia unilateral de valor”[iii] que recibe el Estado como propietario-exportador del petróleo y sus derivados. El Estado que tiene como sustento de sus ingresos a la renta petrolera, la distribuye mediante diversas formas entre ellos los subsidios. Es decir, eroga recursos provenientes de la renta petrolera para mantener el precio de un bien por debajo de su costo de producción y por ende del margen de ganancia necesario para la re-inversión productiva. Esto último ocurre actualmente con la gasolina.

Esa erogación de recursos provenientes de la renta petrolera tiene un costo de oportunidad, es decir, mientras se emplea para sustentar el consumo del mercado interno de gasolina se deja de utilizar para invertir en actividades productivas petroleras o no petroleras, así como para garantizar derechos fundamentales de los venezolanos y venezolanas como educación, salud, vivienda, seguridad social, entre otros. Allí reside la debilidad material del “consenso rentista” el cual pareciera que supone una incapacidad para visualizar la finitud de la renta petrolera, la cual no puede “pagar” todo sin una contraprestación. La renta petrolera compatriotas tiene límites, su valor de cambio no se puede intercambiar por todos los otros valores cambios (mercancías) que queramos; sin embargo, es verdad, su característica de “transferencia unilateral de valor internacional” permiten mantener niveles de consumo disociados de la producción, situación que se solventa a través de cuantiosas importaciones de bienes y servicios de consumo en detrimento de bienes de capital que pudieran sustentar un intento de diversificación de la economía, evitando la reproducción de la dependencia del petróleo y del capitalismo rentista petrolero. Un tema complejo el cual no se puede graficar en una sola página, pero que al menos nos permite caracterizar en parte esto que llamamos “consenso rentista”.

3.- La demagogia de Henrique Capriles Radonski y el consenso rentista.

El consenso rentista descrito con brevedad en el punto anterior tendrá ahora entre sus soportes la demagogia del gobernador del Estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, el cual en un nuevo ataque de irresponsabilidad sostuvo en su twitter que 7000 millones $ regalan a países de ntro (sic) petróleo y ahora luego de elecciones asoman subir gasolina, no al aumento!1 dejen de regalar!”. Esa posición intenta evitar una decisión necesaria estimulando la xenofobia de los venezolanos y venezolanas, porque reduce el carácter de la medida a un tema fiscal; es decir, mayores ingresos para el Estado y PDVSA provenientes de nuestros “bolsillos” mientras supuestamente se regala el petróleo a otros países.

Hay varios argumentos para enfrentar la demagogia del líder de twitter, primero, el gobierno bolivariano no regala ni una gota de petróleo solo  que, en el marco de la solidaridad entre pueblos hermanos, permite facilidades de pago a los países de Nuestra América, situación que le garantiza una importante presencia en el mercado petrolero caribeño, centroamericano y sudamericano. En otras palabras, compradores seguros de nuestras exportaciones petroleras. El segundo, se relaciona con las contradicciones entre la actual posición irresponsable y demagógica de Henrique Capriles Radonski y su fracasado programa de gobierno presidencial, los denominados "Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional" (2013-2019), en el cual planteaba lo siguiente en el punto 518;

"Se debe determinar una regla de incremento gradual en los precios de los hidrocarburos consumidos en el mercado interno, de modo que PDVSA y todas las empresas en la industria cubran sus costos de producción y la medida sea políticamente viable, haciendo evidente su conveniencia para la población. Todo esto con el propósito de aumentar la productividad, competitividad y capacidad del sector petrolero (público y privado), ni incrementarse el valor para la Nación”[iv]

Antes, era bueno aumentar de forma gradual el precio de la gasolina para lograr que PDVSA cubra sus costos, ahora, es una medida negativa del gobierno bolivariano. La posición del ex-ex candidato presidencial opositor es pura demagogia y una falta de coherencia política que siempre termina en derrotas electorales. Habría que preguntarse ¿Toda la oposición entre ellos los sectores más neoliberales están de acuerdo con este nueva expresión de demagogia de Henrique Capriles Radonski?, me parece que la respuesta es no. La inmensa mayoría consideran necesario no la reducción del subsidio regresivo a la gasolina, sino colocar el precio de la gasolina como se encuentra en el mercado internacional; esto porque, en términos ideológicos, respaldan la liberación de todos los precios para que el sacro mercado regule la vida social.

El tercer argumento para combatir el intento de continuar solidificando el “consenso rentista” por parte de Henrique Capriles Radonski implica evidenciar que el aumento del precio de la gasolina no solo tiene un carácter fiscal, sin negar la importancia que tiene para el Estado y PDVSA recibir más ingresos por la gasolina que vende en el mercado interno; realmente debe entenderse como una medida mucho más integral la cual se articula con la necesidad de acabar con un subsidio regresivo, con el contrabando de extracción hacia países vecinos, con el uso irracional en vehículos y motos personales de un recurso dañino para la vida en el planeta, entre otros problemas generados por un precio tan absurdo de la gasolina que en Venezuela llenar un tanque de 60 litros es más barato que un pasaje de transporte público urbano.

4.- La necesidad de la reducción del subsidio regresivo a la gasolina.

En el punto anterior mencionamos algunos problemas que implica y crea el actual costo de la gasolina, sin embargo queremos cerrar el presente artículo ordenando los argumentos para combatir el “consenso rentista” que dificulta reducir el subsidio a la gasolina y proponiendo una metodología para el aumento del precio de la mercancía referida.

Iniciemos con el argumento relacionado con la justicia distributiva de la renta petrolera. La construcción de una sociedad más justa en Venezuela requiere superar la distribución desigual de la renta petrolera que actualmente persiste, por lo tanto se debe evitar mantener subsidios regresivos como aquel representado por un precio de la gasolina extremadamente bajo –casi gratuita– para los propietarios de vehículos personales, los cuales se ubican generalmente en clases y sectores sociales con mayores ingresos, mientras aquellos que usamos el transporte público que somos en su inmensa mayoría pueblo trabajador debemos cancelar un pasaje de transporte público urbano más costoso que un tanque lleno. Entonces, el Estado realiza erogaciones de renta petrolera dirigida a los propietarios de vehículos, con mayores ingresos, mientras pierda la oportunidad de invertir en optimizar el sistema de transporte público.

Además, tenemos el argumento que se imbrica con la soberanía nacional y la independencia de la patria. La diferencia entre el precio de la gasolina en Colombia, Brasil e islas del Caribe en contraposición al grotesco subsidio que acontece en Venezuela genera que el contrabando de extracción de la referida mercancía tenga una alta rentabilidad, por lo tanto mafias compuestas por grupos irregulares como los paramilitares colombianos, algunos militares venezolanos y habitantes de las fronteras obtengan impresionantes ganancias comprando gasolina barata en Venezuela y vendiéndola mucho más caro en un país vecino. Esa situación no solo es pernicioso para los ingresos del Estado y de PDVSA, al mismo tiempo coadyuva a aumentar el control territorial de organizaciones ilícitas en la frontera. Nuestra soberanía nacional es violentada ante la presencia de mafias que controlan las rutas del contrabando coadyuvadas por altos excedentes económicos, los cuales les permiten comprar la complacencia de militares corruptos venezolanos. Esta realidad no solo se resuelve atacando a los contrabandistas de gasolina, sino reduciendo su rentabilidad evitando que el diferencial entre el alto precio de la gasolina en los países vecinos y el cobrado aquí sea tan amplio.

El contrabando de extracción genera también problemas sociales. Así, ocurre una transformación de las prácticas socio-económicas en la frontera y sus adyacencias producto de los incentivos materiales propios del tráfico de gasolina. Muchos antiguos campesinos y artesanos, al menos del Táchira y Zulia, dejaron su actividad agrícola y textil porque es mucho más rentable llevarse la gasolina venezolana y venderla en Colombia. Esto expresa un problema ético, pero que tiene un trasfondo económico y social.

Entre los argumentos encontramos el ambiental. Un precio de la gasolina como el actual en Venezuela estimula el uso irracional del transporte automotor, particularmente, el vehículo y la moto personal mientras des-estimula el empleo de la bicicleta. Esta realidad supone verter en la atmósfera una cantidad impresionante de monóxido de carbono que coadyuva al calentamiento global y demás problemas que afectan la vida en el planeta. Los bolivarianos nos encanta hablar del “Buen Vivir”, de la “Pachamama” y de la Matria pero hacemos muy poco por su defensa y concreción.

Por último, y no menos importante tenemos el argumento fiscal. Nuestro Estado y PDVSA requiere ingresos para destinarlos a la inversión productiva, la industria petrolera requiere auto asignarse parte de la renta petrolera para seguir extrayendo petrolero y produciendo sus derivados entre ellos la gasolina. El actual precio de la gasolina ocasiona pérdidas mil millonarias, algunos hablan de 3 millones de dólares solo en costo de producción y 12 mil millones de dólares en ganancias que pudieran ser cobras en caso de tener un precio igual a la cotización internacional. Algo que no creemos pertinente. En Venezuela, como mínimo, se debe vender 

la gasolina a precio de costo de producción y con un margen de ganancia para la re-inversión.

Queremos alertar que la reducción del subsidio de la gasolina requiere una amplia campaña de propaganda para explicar su necesidad y un debate estructural con una participación protagónica del pueblo trabajador que permita situar al rentismo petrolero en el banquillo de los acusados como problema central de la Venezuela del siglo XX y XXI. Aquí me permito decir con cierta crudeza gastamos en campaña electoral, bueno invirtamos en crear conciencia alrededor de un uso racional del petróleo y sus derivados. No nos dejemos chantajear por la derecha que desea des-financiar al Estado y PDVSA.  

Cerramos planteando que la reducción del subsidio de la gasolina debe ser gradual y continúo, requiere una planificación económica y política. Consideramos que realizando incrementos del precio trimestralmente, podemos reducir la brecha entre la cotización actual y el costo de producción algo que parece urgente ante los problemas surgidos por la falta de aumento de la referida mercancía en los últimos quince años.

 


[i] CHAVEZ, Hugo (2012). Propuesta del Candidato de la Patria, para la Gestión Bolivariana Socialista 2013-2019 (2012). Caracas-Venezuela.

[ii] MALAVE MATA, Héctor (2000). El petróleo, el bolívar y el fisco.  Monte Ávila Editores. Caracas-Venezuela.

[iii] BAPTISTA, A. (2010).  Teoría Económica del Capitalismo Rentístico. Banco Central de Venezuela. Caracas-Venezuela.

[iv] MESA DE LA UNIDAD DEMOCRÁTICA (2012). Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional" (2013-2019). Caracas-Venezuela.

ogvh_21@hotmail.com

 



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