Armas, autocrítica y revolución

He notado con preocupación cada vez más severa, la defensa que se hace (de manera tan sospechosamente automática como la que hace la mafia amarilla a los de su banda) al señor Nolia por su salida de VTV. El punto no es que se censure o no, el tema es que no se puede ser incoherente y más allá del tema puntual de si Nolia es bien o mal hablado, está el hecho de que VTV es un canal del Estado. El mismo Estado que está promoviendo una Ley de Desarme, el mismo Estado que promueve una política de la paz, para la vida. El mismo Estado que destruye armas y las convierte en cabillas para viviendas. Es un canal que participa en un SIBCI donde hasta hace pocos días transmitían de manera regular un fragmento de “Aló Presidente”, donde veíamos al Comandante Chávez con gráfico en mano, haciendo énfasis en la necesidad de “quitar las armas de manos de los civiles”. Pero este señor Nolia, con toda su libertad de expresión pretende ampararse en la II Enmienda de la constitución gringa y en argumentos que sólo he escuchado en gente de extrema derecha para decir que la Ley Desarme es “pequeñoburguesa” sólo porque no le permite a cuanto desequilibrado le de su mortífera gana portar y esgrimir un arma como único argumento ideológico, político o peor aún, como su único argumento vital.
Sólo le faltó decir “con mi pistola no te metas”, para repetir la actitud de la derecha. Porque si el señor Nolia está en desacuerdo con la Ley Desarme, que se reúna junto a otros y vaya a la defensoría y al TSJ y pida su nulidad parcial o total por los medios que las instituciones ponen a su disposición. Pero no, fanático de las armas, no puede usar las palabras ni los argumentos. Debe disparar a conciencia aunque para ello use cámaras y estudios de un estado que busca la paz. Cámaras y estudios que pertenecen también a los venezolanos que estamos en desacuerdo con las armas en manos de civiles. Debe disparar así con ello lo que haga sea de proveer de más armas a la derecha, que no perdona ni una y menos cuando vienen de nuestras propias “filas”. Repite con ello la actitud de Capriles: en vez de formalizar denuncias serias, de recabar pruebas de su supuesto “fraude”, lo que hace es drenar su arrechera mediante una cámara, casi con los mismos gestos frenéticos y alegando después que lo están persiguiendo.
No creo que la salida de Nolia se deba a lo que llaman “autocrítica” porque nunca lo vi haciendo autocrítica de su lenguaje soez, de su atropellamiento verbal y de su poco respeto a su audiencia. Sólo lo veía criticando atrozmente a otros, muchas veces más a los nuestros que a la derecha. Eso no es autocrítica, lo siento, cuando el dedo apunta a otro (como cuando un arma apunta a otro) no es autocrítica (como mucho menos sería suicidio). La autocritica no aplica cuando soy yo el que habla de otros y no hablo de mis propios errores. Ni la hacía, ni la hace después de las acciones que acarrearon su salida del aire. Es incapaz de decir, “es cierto, pretendía dar mis ideas para el debate y en el camino me pasé de la raya”. No jamás hará eso porque en el fondo no es autocrítico.
Alguien dijo aquí en Aporrea que los extremos se tocan. Quizás si, pero no en este caso. El señor Nolia y los que piensen como él respecto a las armas de fuego y los civiles no pertenecen a la extrema izquierda, y dudo mucho que a la izquierda. El pensamiento revolucionario habla de pueblo en armas bajo otros criterios y en otros escenarios, no como el capricho de dos o tres anarquistas que quieren sentirse más guapos durmiendo con un arma bajo la almohada o reforzando su autoestima acariciando la empuñadura del revólver en el cinto del pantalón. Chávez lo dijo muchas veces y evidencia de que era su filosofía más honda es que jamás dejó de llamar “pueblo en armas” al Ejército, a las Fuerzas Armadas Bolivarianas. Chávez nunca llamó a la población a dirimir el debate o a defender la revolución con armas en manos civiles. Siempre dijo, “esta revolución tiene armas”, nunca “el pueblo debe ir armado”.
Creo que muchos de los que defienden a Nolia han visto muchos programas como “Preppers” y “Aficionados a las armas” que transmiten las transnacionales como apología al uso de las armas y ven su uso, comercialización y disfrute como algo normal. Nunca quisiera tener verlos enfrentando sus argumentos con realidades como las de tiroteos en escuelas y cines como las que se vive en los Estados Unidos. No quiero eso en mi país y por eso creo que así como aprobamos una ley contra los videojuegos violentos, debemos sacar esa filosofía de nuestros medios públicos. Decir que hay “censura revolucionaria” porque no dejamos que alguien venda esa idea en los medios del Estado, es un error. Que vaya a los medios privados, que haga un programa dedicado a las bondades de portar un .357 bajo el sobaco o lo bien que le combina una Smith & Wesson con ese cinturón de cuero de ganado. Que se refiera a las masacres en colegios gringos como “episodios aislados” y no como lo que son: un subproducto de la descomposición social del capitalismo y la sociedad individualista, egocéntrica y doble moralista que promueve la derecha.
Mucho de individualismo, egocentrismo y doble moral escuché y vi en ese programa del señor Nolia, mucho cuidado con lo que deseamos.


Esta nota ha sido leída aproximadamente 1120 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter