Congreso Sindica Internacional (París, 1900)

El V Congreso de la Internacional daba por finalizados sus trabajos. Con el siglo XX, la Segunda Internacional dábase una vida orgánica y una dirección permanente por medio de su Secretariado Internacional. Con el V Congreso iniciábase una nueva era del movimiento obrero. Del tronco de la Primera Internacional había surgido la Segunda; de 1900 en adelante, de la Segunda Internacional surgirían nuevas ramas de actividades independientes, tales como la acción sindical, la acción parlamentaria y municipalista, la acción de la juventud socialista y de la mujer, el movimiento cooperativo.
El movimiento obrero internacional que integraran la Primera y Segunda Internacionales hasta 1900, transformaríase en un mosaico de organizaciones que, independientes de la acción del anarquismo y de los aspectos negativos del propio movimiento socialista, con sus corrientes oportunistas, con la acción de los Bernstein, de los Kautsky, de los Vandervelde, Millerand y compañía, abría rumbos nuevos. Desde el V Congreso ya no volverían a celebrarse otros en los que aparecieran englobadas todas las organizaciones sindicales y políticas, juveniles, de mujeres, cooperativas, deportivas y culturales, etc., que constituían el conjunto del movimiento obrero. Cada una de estas actividades iniciaba un proceso propio por adquirir su mayoría de edad; en lo sucesivo contarían con su propia organización internacional, con su propio aparato de dirección encargados de interpretar sus problemas específicos dentro de las concepciones generales del socialismo. Así se esbozaba, teóricamente, a finales de siglo XIX, el movimiento obrero en su aspecto internacional; pero ello no quiere decir, ni mucho menos, que haya interpretado justamente, refiriéndose a la Internacional, la misión histórica que le correspondía de acuerdo con los principios revolucionarios del socialismo.
De 1900 a 1950 habría de florecer toda una gama de organizaciones que ponían de relieve la potencialidad del movimiento obrero y su revolución hacia formas nuevas más amplias, respondiendo así a las exigencias de las realidades con que se enfrentaba. Pero a su vez, en su desarrollo, iría poniendo de relieve sus fallas, sus contradicciones, dos líneas de conducta; una, la del socialismo auténtico; otra, la del socialismo oportunista, reaccionario, revisionista, renegando de las teorías de Marx y Engels, implicado en una política de colaboración en oposición con los intereses de la clase trabajadora y de la revolución para servir los intereses de la burguesía.
Los elementos “sindicales” que venían preconizando un “sindicalismo” profesional, “independiente de los partidos políticos”, centrado en la acción por las reivindicaciones económicas y al margen de toda posición política, no cejaban en su empeño de constituir un organismo internacional que coordinara todos sus trabajos, por crear una internacional específicamente sindical. Estas corrientes se habían manifestado en los congresos internacionales socialistas y de ellas habían sido exponentes las conferencias obreras internacionales de 1883, 1886 y el Congreso de Londres 1888.
Patrocinaban este movimiento los dirigentes de las Trade-Unión británicas, apoyadas por algunas cámaras sindicales de Francia y pequeños núcleos de otros países. Sin ser anarquistas en sus propósitos, coincidían con éstos y. de una forma indirecta, tenían su apoyo. La Asociación Internacional de los Trabajadores no daba señales de vida; había muerto por consunción y los esfuerzos por reconstituirla o crear una nueva habían fracasado.
El primer período de este proceso está controlado por los dirigentes reformistas alemanes, uno de los cuales era Carlos Legien, que contabacon la mayoría de los secretariados profesionales domiciliados en Berlín y con el apoyo de las organizaciones escandinavas. Después de la guerra 1914-1918 la dirección de la Internacional Sindical pasa a manos de los dirigentes de las Trades-Unión inglesas, los Citrine, que hacen de la F.S.I. un instrumento al servicio de la política internacional del imperialismo británico.
En el orden sindical, cerrabase el siglo XIX con un Congreso “malogrado”; pero el reformismo, incrustado ya fuertemente en el movimiento sindical, divorciado del verdadero espíritu de lo que había sido la Primera Internacional y, en sus primeros tiempos, la Segunda, llevaría adelante sus ideas extrañas a los intereses de la clase trabajadora y de la revolución para servir los de la burguesía. No otra cosa significó su “sindicalismo independiente autónomo”, su “profesionalismo”, su “acción económica, independiente de toda acción política”, renegando así de los principios fundamentales del socialismo. Los resultados negativos de esa política de los Gompers, de los Legien, de los Jouhaux, de los Citrine, de los Mertens, están registrados en las páginas del movimiento obrero sindical de 1900 a 1950. Esos cincuenta años de historia revelaron con claridad meridiana el papel que han jugado los que, habiendo renegado del socialismo, estaban incapacitados para interpretar y defender los intereses del Proletariado.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los cinco cubanos héroes de la Humanidad!
¡Chávez Vive y Vivirá Por Siempre!


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Manuel Taibo


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