Sin control obrero no hay revolución

Se realizó el fin de semana pasado en nuestro estado Bolívar, como estaba previsto, el Primer Congreso Nacional por el Control Obrero; una importante actividad que demuestra varias cosas, entre ellas, decisión de los trabajadores y trabajadoras venezolanos de acompañar el proceso bolivariano desde una posición crítica, propositiva y autónoma; cuestionamientos a las formas de gestión que son muro de contención para el Poder Popular en los centros de trabajo y unidad de acción, lo cual es una nueva muestra de recuperación de nuestra clase sobre sus viejas “dolencias”.
El congreso también demostró algunas cosas sobre las que hay que seguir trabajando como por ejemplo, el permear en algunos trabajadores de formas ideológicas pseudomraxistas asociadas a prácticas pequeño burguesas y cierto nivel de confusión entre consejos de trabajadores y trabajadoras como instrumentos de lucha por el control obrero revolucionario y experiencias capitalistas de calidad total con participación de trabajadores.
Hubo interesantes acuerdos como el impulso a instancias de encuentro y unidad de los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras y de todas las demás formas organizativas de la Clase Obrera como los sindicatos y los colectivos de delegados y delegadas de prevención.
Indiscutiblemente hay muchas posiciones, la mayoría con solo pequeñas diferencias de forma, sobre este principio; los comunistas lo planteamos como un mecanismo de transición hacia el establecimiento pleno de nuevas relaciones de producción en consonancia con el momento político que vive Venezuela; de allí que su teoría y práctica no puede estar dirigidas a convertirlos en meros instrumentos de elevación de la producción, de control de la gestión, etc , sino por el contrario se trata de comprender su papel revolucionario transformador.
Otros acuerdos concretos fueron una reunión de trabajo el 27 de julio en Carabobo para la elaboración del manifiesto y sistematización del trabajo de los distintos ejes temáticos y la realización de una marcha en Caracas el día 30 de julio para exigir a la Asamblea Nacional abrir el debate sobre la Ley Especial de los Consejos de Trabajadores y Trabajadoras.
Sí todo este enorme esfuerzo que significa la defensa y movilización por el proceso bolivariano, en sus distintas etapas y momentos, no desembocan en la transformación definitiva del modelo económico venezolano y del modo de producción capitalista en el que se basa; es decir, si todo estos años no sirven para hacer la revolución socialista, habremos perdido una oportunidad histórica en la lucha y conquista por la liberación social y para evitar eso es preciso comprender que el antiimperialismo, la plausible elevación de la inclusión social y otros indicadores no son el fin sino el medio (además con posibilidad permanente de reversión en el capitalismo), para transformar el basamento económico de nuestra sociedad y la primera medida para ello es el surgimiento y consolidación de verdaderas instancias que logren cambiar el modelo de gestión y abran rápido cauce al surgimiento de nuevas relaciones de producción.
Por eso, nuestra realidad concreta, nos indica que sin control obrero no hay revolución.

Ley Especial de los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras
Siguen algunas personas confundidas, y otros confundiendo, sobre este importante tema; sí en la Asamblea Nacional reposa un anteproyecto desde el 2007 es lógico que se reclame la falta de voluntad política para aprobar una ley tan importante, nadie esta diciendo que a 5 años de eso la discusión que hoy debe ser necesariamente abierta niegue considerar nuevas propuestas y aportes, incluso la propia Asamblea Nacional ha definido mecanismos consultivos amplios a la hora de discutir una Ley, estos argumentos me parecen puras excusas por parte de quienes no están interesados en que tengamos este instrumento.

Las posiciones saboteadoras de la Ley Especial son infantilistas cuando surgen desde nuestra propia clase y dejan ver su costura porque todo el mundo sabe quien introdujo ese anteproyecto en la AN en el año 2007, una de las consejas más comunes es aquella de que el mismo no fue debatido y se construyó en un cuarto cerrado por un “grupito” de tres personas, nada más alejado de la realidad.
Que hoy haya posibilidad de hacer un debate mucho más amplio, precisamente por la movilización y acumulación de fuerza por parte de quienes son acusados de “cerrar el debate”, no puede descalificar el esfuerzo de participación de todos aquellos que aportaron para la elaboración del anteproyecto que reposa en la AN y que bien puede ser base de la consulta amplia.



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Edgar Meléndez


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