Salud en revolución #1: Dulce Veneno

Hermanos, camaradas, es mi preocupación y la de muchos revolucionarios, ver el rumbo que lleva la humanidad guiada por las prácticas capitalistas. hemos visto innumerables análisis que nos hacen ver cómo el capitalismo no sólo afecta directamente a los sectores salud y alimentación (entre otros), sino que los acopla de tal manera que  hoy en día pareciera que los alimentos ofrecidos y el modelo alimentario que propone el mercado nos induce a comer porquerías, comer en exceso o ambas, y por ende depender cada día más de los médicos y de la medicina en general, la cual a su vez suele tratar el efecto y no la causa, generando un círculo vicioso donde adolecemos constantemente de alguna enfermedad o malestar que disminuye enormemente nuestra calidad de vida, una de las principales preocupaciones del socialismo, LA CALIDAD DE VIDA de todos por igual, sin ninguna distinción.

Es por esto y porque ya son abundantes en este medio los análisis políticos, elaborados por camaradas más calificados que yo, que he decidido ampliar la selección y ofrecerles algo de material enfocado en la salud en la sociedad capitalista de hoy en día, y que aunque en Venezuela estemos construyendo el socialismo del siglo XXI, la realidad es que en alimentación no hemos logrado liberarnos de muchas de las consecuencias del capitalismo. Sin embargo quisiera aclarar que no soy nutricionista ni especialista certificado en el área, mas sí soy una persona muy preocupada por la salud y las consecuencias de las alteraciones en la dieta actual de la población, razón por la cual he intentado documentarme lo mejor posible al respecto.

Entrando en materia, quiero compartir mis hallazgos y opiniones sobre los edulcorantes artificiales, mercadeados muy efectivamente bajo el término “Light”, que nos han vendido como aptos para el consumo humano en un “supuesto” intento por parte de grandes transnacionales (en complicidad con gobiernos capitalistas) de atacar el problema de la obesidad y sus consecuencias, producto de la sobreingesta calórica (causada en gran parte por la industria alimenticia capitalista) y el sedentarismo generalizado de la sociedad.

El caso es que hasta ahora la mejor solución que ha planteado la industria alimenticia para disminuir las mencionadas complicaciones es sustituir el azúcar (de alto contenido calórico) por edulcorantes artificiales, actualmente representados en su mayoría por la sacarina, el aspartame (Nutrasweet) y la sucralosa (Splenda). Estos productos han sido calificados en Estados Unidos como “aptos para el consumo humano” por la FDA (Food and Drug Administration), una institución pública que ha demostrado un casi total servilismo frente a las grandes empresas del ramo alimenticio y agroindustrial, aprobando productos en medio de muchas irregularidades, basados en estudios completamente dudosos y demostrando una corrupción solapada y asquerosa en la que los responsables de aprobar los productos más controversiales, tienen un puesto asegurado dentro de la empresa beneficiada o de alguna de sus filiales, recibiendo pagos millonarios como compensación por los servicios prestados durante su gestión en el gobierno.

El resultado de estas tenebrosas prácticas, típicas de sistemas capitalistas, donde no importa el bien común sino la rentabilidad de las empresas, es que se induce el consumo masivo de químicos nocivos para la salud a casi la totalidad de la población mundial. Tratando de simplificar las cosas, básicamente podemos decir que nos están sustituyendo un producto esencialmente natural (para no entrar en detalles del proceso de refinamiento), por veneno ¡Un dulce veneno!

Es por esto que debemos dejar claro que estos edulcorantes, a diferencia de lo que nos puedan hacer creer, son artificiales, son compuestos químicos que aún cuando puedan provenir inicialmente de algún compuesto natural (como el azúcar), este es alterado químicamente de manera tal que el resultado no es el mismo producto ni tampoco es natural. Para poner un ejemplo sencillo, hablemos de un compuesto químico completamente fundamental para nuestra subsistencia: el agua, cuya estructura es conocida por nosotros desde niños (H2O, dos átomos de hidrógeno y uno de Oxígeno); ahora bien, si modificamos químicamente una molécula de agua, añadiéndole un átomo de oxígeno, obtenemos como resultado la muy conocida agua oxigenada (H2O2) ó peróxido de hidrógeno. Ahora les pregunto si se supone que es recomendable por sus efectos benéficos, consumir 2 litros de agua al día ¿se atrevería alguno de lo defensores de la Splenda a tomarse 2 litros de agua oxigenada? En otras palabras, al modificar un compuesto químico aunque sea en un solo átomo, no solo daría como resultado un producto completamente distinto, sino que mientras uno puede ser saludable y necesario, el otro podría ser mortal.

Aclarado esto ¿qué pensarían si les digo que la sucralosa es principalmente azúcar con el añadido de 3 átomos de cloro? Si señores, la súper natural Splenda es azúcar modificada con cloro hasta el punto de semejarse químicamente a insecticidas y pesticidas prohibidos como el DDT. Sí señores, estamos endulzando nuestros productos con un potencial pesticida (*detalles técnicos en nota al final del artículo) ¿es esto suficiente argumento para poner en duda lo “natural” y “apto para el consumo humano” de tales productos? Yo creo que sí.

Es por esto que no parecen nada descabelladas las denuncias de irregularidades en la FDA al momento de aprobar estos productos ni los innumerables reportes que relacionan la ingesta de edulcorantes artificiales con riesgos potenciales de cáncer, efectos negativos en el hígado, riñones y otros órganos, problemas gastrointestinales, dolores de cabeza, problemas de desarrollo en niños y fetos, esclerosis múltiple, desórdenes en la liberación de insulina y demasiados otros como para seguir la lista. Adicionalmente hay evidencia creciente de que pueden aumentar el antojo de dulces y otros carbohidratos, haciéndonos comer más, es decir, igualmente terminamos comiendo en exceso y para colmo nos envenenamos, un típico caso en que termina siendo peor el remedio que la enfermedad.

Para finalizar este artículo estimados camaradas, no sólo los llamo a la reflexión a la hora de tomar medidas para cuidar su figura, sino que hago un llamado a las renovadas autoridades de salud y alimentación a que analicen el caso en búsqueda de otro jonronazo como la Resolución de Ambientes Libres de Humo de Tabaco del 2011.

leoajax@yahoo.com

*Nota: La sucralosa o Splenda se elabora a partir del azúcar reemplazando tres grupos hidroxilos (oxígeno mas hidrógeno <OH>) por tres átomos de cloro (CL), obteniendo como resultado un compuesto organoclorado. Citando Wikipedia “Algunos ejemplos de organoclorados son: triclorometano CHCl3, tetracloruro de carbono CCl4, DDT o sucralosa.”, donde los tres primeros son utilizados como solventes, refrigerantes, insecticidas, plaguicidas, furgicidas, entre otros; dos de ellos han sido prohibidos por su toxicidad y consecuencias ambientales, y por último tenemos la sucralosa o Splenda.



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