Las asociaciones y prácticas mafiosas del capitalismo

El poder económico y las armas del capitalismo (y II)

Como ya hemos podido observar, la lucha por la hegemonía en la economía real es toda una guerra. En esta guerra el poder económico de la burguesía ha diversificado ampliamente sus métodos, hasta el extremo de desarrollar prácticas realmente mafiosas en áreas fundamentales de la economía, con las cuales se pretende evadir los controles y regulaciones legales para lucrarse indebidamente.

Ahora bien, es obvio que todas esas prácticas mafiosas no podrían llevarse a cabo sin las asociaciones y componendas delictivas entre diferentes factores, tanto públicos como privados. Estas asociaciones han sido identificadas por varios investigadores como:

1.- El oprobioso contubernio entre grandes bancos y sus exdirigentes transformados en funcionarios del gobierno para manipular las regulaciones financieras y los mercados de valores a su beneficio (Ver p. e.: Matt Taibbi, julio 09-23, 2009). Ejemplos de este tipo de asociación lo encontramos mayormente en las economías de Estados Unidos y la Unión Europea, pero también en otros países capitalistas.

2.- Otra es la íntima coalición liberal de sectores económicos, financieros, académicos y mediáticos que se confabulan para realizar y justificar el fraude y la explotación del pueblo (Ver p. e.: Alberto Rabiolotta, 17-11-2011). Esta asociación está más generalizada y la podemos observar en todas las economías capitalistas, ya sean desarrolladas o subdesarrolladas.

3.- Y, sin que se agote la lista de estas asociaciones, debe destacarse también la evidente complicidad entre algunos sectores de la economía formal e informal para burlar las regulaciones y controles legales sobre actividades comerciales o laborales (Ver: Gustavo Márquez y Carmen Portela, 1991).

Este tercer tipo de asociación la encontramos mayormente en economías subdesarrolladas y con deficientes organismos de control oficiales o ciudadanos. La complicidad entre sectores de la economía formal e informal se manifiesta de varias maneras: no sólo en el contrabando extractivo de productos básicos en las fronteras, sino también como trasiego y venta con sobreprecio de productos regulados entre algunos centros de distribución y venta, como los supermercados, y los llamados buhoneros de los grandes centros urbanos.

Esta última aseveración no es gratuita ni inventada. Quien escribe estas líneas, como todos los que acudimos a comprar alimentos ese día 17-04-2013 al Central Madeirense, sucursal El Bosque, en Valencia, pudimos observar que mientras se establecía una cantidad límite para la compra de bienes regulados, que esporádicamente eran sacados a la venta, algunos empleados del mercado de manera pública, notoria y continuada, extraían de los depósitos grandes cantidades de estos productos (harina de maíz, pasta, pollos) para entregarlos (¿venderlos?) a algunos individuos (¿buhoneros?) que se encontraban en las áreas de estacionamiento. Cuesta creer que esta actividad tan burda no contara con la anuencia de la gerencia de la empresa.

¿Cuál sería el propósito y cuáles los fines de esa actividad a todas luces irregular y violatoria de las regulaciones establecidas por el Gobierno Nacional? Evidentemente que es la de burlar tales regulaciones para lucrarse indebidamente, al mismo tiempo que se provoca una escasez y zozobra artificiales en momentos de conflictividad social y política como los que se vivieron en esos días poselectorales.

¿Pero acaso se trata aquí de una conducta excepcional del capitalismo? Quisiéramos pensar que es así. Sin embargo, como destaca Marcelo Colussi (01-03-2012), en el nuevo capitalismo: “Ahora ya no se trata de competir, de seguir las leyes de mercado y ser respetuoso de esos principios. Ahora la avidez por la ganancia inmediata es el nuevo norte. Todo se vale”.

En fin, no quisiéramos generalizar estos “vicios” del capitalismo, pero la realidad evidente es la que muestra la incontenible ansia de poder y el deseo de maximizar cada vez más las ganancias por parte de las empresas capitalistas, un principio que inevitablemente las aleja de todo imperativo moral o social esperados.

“¿Pero, – se pregunta finalmente Forrester -por qué echar sobre las espaldas de las empresas un fardo moral que no tienen vocación de portar? Correspondería a los poderes políticos que los obligaran a ello. De nada sirven los “ruegos”: son sólo efectos de ilusionismo que supuestamente constituyen promesas vagas al público. Los gobiernos que susurran sus tímidas sugerencias no desconocen que al responder favorablemente traicionarían sus propios intereses, que son su razón de ser y la base de su deontología” (Vivian Forrester, ob. cit.; 91-92).

Referencias:

[1] Rabiolotta, Alberto (2011). El “Nuevo Orden” del capital financiero, ALAI-AMLATINA – Rebelión, Fecha de publicación: 17-11-2011.

[2] Taibbi, Matt (2009). “The Great American Bubble Machine”, Rollin Stone Magazine, Volume: 1082-1083, July 09-23, 2009.

[3] Márquez, Gustavo y Portela, Carmen (1991). Economía informal, Ediciones IESA, Caracas.

[4] Colussi, Marcelo (2012). Del capitalismo “serio” al capitalismo corrupto, Rebelión, Fecha de publicación: 01-03-2012.

[5] Forrester, Vivian. Ob. cit.



Anlapp1@hotmail.com

Lunes, 22-04-2013



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