¡ Como te quiero Venezuela!

Cuando se juega a la lotería y muchos compran el mismo número que yo, pero sale otro, ¿por qué yo y todos los demás no vamos a las oficinas de la agencia principal a reclamar que hagan un reconteo de todos los tiques? Que tonta. Estoy perdiendo el tiempo y el dinero.

Cuando ganas por un porcentaje cerrado, se te reconoce el triunfo. Y nunca he visto a nadie de ningún partido reclamar al árbitro reconteo. Y a ti, mucho menos pedir que cuenten cada caja, cada voto para verificar que no haya quedado un voto tuyo sin contar y elevar la distancia de diferencia.

¿Nunca te vi? ¿Por qué? ¿Será que en ese momento el árbitro tenía bien la calculadora? ¿Será qué los que votaron si eran venezolanos? ¿Será qué las máquinas eran perfectas? ¿Será qué en esos momentos la diferencia entre un candidato y otro no importaba? ¿Será qué los rectores incluido el opositor eran buenos?

Y me hago otra pregunta ¿ Por qué los que te acompañaban la noche del 14-04 con cara de enfurruñados, no te impulsaron a pedir reconteo cuando ganaste con mínima diferencia?

¿Será que sólo te quieren para que armes escándalos? Ya que muchas veces te vi salir a la palestra pública solo. Ruedas de prensa solo. Actos de campaña solo. Pero esa noche de derrota con caras muy feas, todos detrás de ti.

Preguntas a las que yo no encuentro respuesta.

Cuando pierdes por una distancia más amplia a la de tu triunfo, me pregunto otra vez ¿Dónde está la diferencia? Los rectores son los mismos, las máquinas son las mismas, las leyes electorales son las mismas. Y comienza mi confusión.

Cuando decías “Como te amo Venezuela” ¿A quién le estabas hablando? ¿Sólo a tus electores? ¿Los que opinamos diferentes no somos venezolanos? ¿No nos amas?

Porque el que ama respeta, el que ama asume la diferencia, el que ama confía en ese a quien ama.

Sigo haciéndome preguntas. Decías “como te amo Venezuela”, pero ¿por qué no permites que sigamos en paz nuestra vida? ¿Será que la gente que te adversa tenía razón en llamarte caprichito?

Ah ya se, lo que pasa es que no recuerdas las cosas que dices, ni cuando las dices, ya entiendo.

Amanecimos amargosos pero ¿Por qué perdimos? No, sino porque creímos otra vez que respetarías al árbitro y a los electores que no votaron por ti.


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