El neo-comunismo de Emegaterio Gómez

He quedado sorprendido al leer la tramposa disquisición de Emegaterio Gómez publicada en El Universal del domingo pasado (08-08-2005), titulada “Heinz Dieterich”. La verdad es que sus tristes y poco enjundiosos escritos me traen el recuerdo de unas frases memorables del siempre grande Gabriel García Márquez expresadas en una entrevista que le hicieran hace unos años, a la luz de la demolición del muro de Berlín y del derrumbe de lo que fue la Unión Soviética, en las que sentenciaba que si bien el comunismo se había acabado, el anti-comunismo, no...!

Pero cómo es posible que Emegaterio Gómez le haga trampa a sus lectores ignaros y/o desprevenidos, al tratar una de las propuestas marxistas más explícitas, en cuanto a equidad, de lo que pudiese ser el funcionamiento de una nueva sociedad (?). Que no es otra que aquella que plantea, que en una sociedad justa se imponga aquello que reza: “de cada quien según su capacidad” y “a cada quien según su necesidad”... Ah?

Pues bien, E. Gómez cambia una palabra y -en consecuencia- el sentido del primer tramo de esa propuesta, para engañosamente desarrollar la tesis de que el Presidente Chávez no sigue ese lineamiento (que no es el verdadero) y sustituye lo de que “a cada quien según su capacidad (sic)” (cuando así no reza la propuesta original) por el “a cada quien sus necesidades (sic)”, como el criterio básico -escribe- que guíe la distribución del ingreso que el aparato productivo genera”... para llegar a la conclusión de que con esa transposición que dizque hace el Presidente, él (E. Gómez) intenta “mostrar el carácter comunista y totalitario del proyecto chavista”. Esa “sustitución” la trata como una equivocación del jefe del estado, y que eso trae como resultado lo de las ayudas y facilidades económicas a los más necesitados, lo cual para Gómez es una especie de aberración.

En primer lugar, y para comenzar a aclarar las cosas, la proposición marxista reza: “de cada quien... (y no “a cada quien...”) según su capacidad”. Y esto no significa otra cosa que en la sociedad ideal (esa, a la que aspiramos), cada quien -como compromiso moral y sentido ético de la convivencia- ofrezca y dé lo mejor de sí. Ofrezca y dé, lo que sabe y domina en alto grado, tanto en la producción material como en la producción intelectual. Comprendería lo que idealmente deben aportar los componentes de la sociedad a ese conglomerado que los acoge. Y tiene estrecho vínculo con lo que concebimos como “responsabilidad social”.

Y la segunda proposición, que sí comienza expresando “a cada quien....según su necesidad”, está referida al reparto equitativo -que no igualitario- de bienes escasos y bondades acumuladas en esa sociedad, en mayor grado y cantidad a los más necesitados, y en menor grado y cantidad a los menos necesitados. Para ejemplificar en este caso, resultaría fácil comprender que alguien que tenga mayor carga familiar debería recibir más bienes, facilidades y servicios, que un soltero solitario, cuando hablamos de adultos que formen parte de la población económicamente activa, es decir, en edad de trabajar y producir.

Emegaterio da por sentado en su artículo y lo presenta como una verdad inamovible, que “en el capitalismo el producto o el ingreso generado se distribuye entre los miembros de la sociedad, en proporción al aporte que cada uno de ellos -dependiendo de sus capacidades- haya hecho a dicho producto(sic)”. Pero discrepando un tanto, si eso fuese así, los ingresos generados por cualquier proceso productivo deberían ir en mayor proporción a quienes estuvieron más cerca de los productos creados. ¿ O usted, caro lector, cree que en la elaboración de un producto cualquiera, un bien material y hasta un bien espiritual (para incluir aquí las creaciones artísticas) hace un mayor aporte el capitalista que se echa aire en su oficina que el obrero que lo produjo o participó en su hechura ? Y en el caso de las obras de arte vale también la diferencia entre el “marchant” de una galería que se apropia de más de la mitad (60 % y más) del valor de un cuadro o escultura (por nombrar cualquier cosa) y lo que recibe quien lo hizo...

Más adelante sostiene Gómez, que en el socialismo del sigo XXI (para él el Neo-comunismo que se nos viene encima), “por el contrario, la distribución del ingreso en lugar de regirse por las capacidades y los aportes, se regiría por las necesidades de la gente...”(!)

Sin advertir que las dos propuestas no tendrían que estar necesariamente ligadas la una a la otra para ser más marxista o -dejando de lado a Carlitos- más justiciero. Y en el caso venezolano, menos. Pues aquí la exclusión llegó a tal magnitud, que provocó finalmente el desmoronamiento del “stablishment” adeco-copeyano, el que a pesar de manejar ingentes cantidades de dinero producto de la renta petrolera, no se midió en cuanto a apropiarse indebidamente de cuanta renta generara el país, y no contentos con lo robado, endeudaron al país, para apropiarse de más, convirtiéndolo criminalmente en un estado peligrosamente dependiente, nariceado por el imperio y sus cobrones (los de la deuda externa), creando además una masa incontenible de excluidos que llegó a rebasar el 80 % de población pobre y marginada de cualquier bondad o derecho humano mínimo.

Ahora tenemos una nueva realidad y el Presidente, sin tener que conocer necesariamente el marxismo en profundidad, trata angustiosamente, y urgiendo a sus colaboradores, de cumplir en el menor tiempo posible con la segunda propuesta, es decir, con aquello de que “a cada quien según su necesidad”, para saldar la enorme deuda social heredada, que vino creciendo en el país, a cuenta de excluir cada vez más, a más venezolanos.

Ahora bien, aquello que “de cada quien según su capacidad...” todavía está por verse en el ejercicio gubernamental. En algunos cargos se ha acertado y en otros se ha fallado. Errare humanum est. No debemos olvidar que este es un país al que más daño que el robo y el despilfarro de los dineros públicos, le propinó el descalabro de su educación.

Imagino que los causantes de esta terrible situación están gozando del daño inflingido al país, porque saben que en estas circunstancias se hace más difícil sacarlo rápidamente adelante. De allí que les molesten todas las misiones creadas por el Presidente y, sobre todo, aquellas dedicadas a sacar al pueblo de la oscuridad. Es decir las misiones educativas a las que ahora se les ha sumado la importantísima Misión Cultura. ¿Y saben por que? Pues porque como sostuvo Federico Engels: “La libertad es la necesidad consciente. Sin comprender la necesidad, no puede existir verdadera libertad”. Y para generar esa comprensión -entre otras cosas- se crearon las misiones.

Espero y aspiro que al consolidarse las misiones educativas y con ello logremos formar integralmente al nuevo ciudadano venezolano, podremos todos establecer a conciencia nuestras necesidades. Y no anteponer las que nos inocula el imperio a través de sus televisoras y su publicidad engañosa, necesidades artificiales que no solamente ocultan aquellas que son esenciales para la vida, sino que -de paso- estimulan la criminalidad al tratar algunos de competir malamente para alcanzarlas. Y que, en el mejor de los casos, nos convierten en tontos útiles, alienados, frustrados e inseguros.

De Emegaterio Gómez no podíamos esperar otra cosa. Lo cierto es que su anti-marxismo ha quedado muy en entredicho con esa tramposa tesis que ha venido tratando de “vender” a través de artículos como el que desmontamos hoy, y que no arrastra -y eso a duras penas- otra motivación que la de encantar (a la manera de los encantadores de serpientes) a sus escuálidos lectores. Que no es lo mismo que a sus lectores escuálidos, porque esos son menos todavía.

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Manuel Rugeles A.


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