Que las instituciones se pinten de pueblo, o éste las barrerá

Los acontecimientos producidos en Venezuela en los años 2002 y 2003 provocaron que el proceso revolucionario comenzara a profundizarse. El latigazo aplicado por la derecha oligárquica de este país provocó que nuestra dirigencia radicalizara sus medidas, siempre a favor del colectivo y hacia la consolidación del socialismo del siglo XXI.

Estas acciones dieron paso a una aceleración constante de la revolución. En el aspecto social, se logró reducir la deuda acumulada durante todos los años de historia republicana de nuestro país.

El problema de los regímenes progresistas es que tienden a estancarse si no se evalúan y reorientan de manera constante. ¡Lo que pudo ser un gran avance en los años posteriores al golpe de estado del 2002, fue convirtiéndose en estructuras obsoletas que el burocratismo y el conformismo secuestraron!

Estas anomalías son producidas por dos aspectos adversos: el tecnocratismo que es el colocar a ciertos profesionales en puestos claves por considerarlos aptos para cumplir ese rol gracias a las acreditaciones alcanzadas en el ámbito académico, pero sin tomar en cuenta su parte humana, su trabajo social y su tendencia ideológica. ¿Cuántas veces hemos comentado que nadie puede defender o luchar por lo que no cree ni entiende? Esto unido a todos los conocimientos obtenidos en casas de estudio tradicionalistas que forman a los ciudadanos para ser serviles, sumisos y aceptar la esclavitud moderna. Dentro de esa formación no existe la cooperación, la comprensión, la humildad. Solo se aplica la teoría darwiniana, donde sobrevive el más apto y ya podemos imaginar qué sensibilidad por el hermano podrá tener un egresado de esos centros de formación. Prácticamente es un autómata sin sentimientos, donde solo conoce de lógica y de procedimientos demostrables, donde no se concibe ni se conoce la conciencia y la solidaridad.

El otro aspecto utilizado para la escogencia de los puestos de incidencia de estas estructuras de asistencia social, es el amiguismo. Para este caso se utiliza al partido para ubicarse en un puesto. A través de la camaradería, se colocan personas que a pesar de que muchos de ellos se encuentran ideológicamente preparados, desconocen el aspecto gerencial y administrativo. Esto provoca una gama de errores constantes, mientras se forma con la praxis. Sin embargo utilizan el cargo como escalera para ubicarse en un posición donde solo mejoran su propia realidad.

La lentitud en la respuesta a las solicitudes y a la resolución de los problemas de los ciudadanos ha causado inconformidad, apatía, y alejamiento de muchos al apoyo del proceso revolucionario. A pesar de esto la revolución continúa avanzando, lenta pero sin detenerse,

La última intervención realizada al comandante Chávez para tratar su enfermedad, provocó un estancamiento evidente de la revolución. La derecha, la derecha burguesa, atacó con todas sus fuerza contra ella, sin que nuestros dirigentes hayan podido evitarlo: esto es clara muestra que el comandante es aún quien posee las herramientas necesarias para continuar avanzando en el camino hacia el socialismo.

Hoy la burguesía ataca en todos los flancos, la comunicación, la economía, la cultura, la educación, y aun nuestros dirigentes piensan que con ellos se puede negociar, o pactar, ellos han provocado que nuestra revolución se encuentre amenazada. Ya lo dijo el Toby Valderrama: Aliarse con la oligarquía es pactar con el diablo.

Pero, ¿cómo llevamos a lo concreto esto? Pues sencillamente radicalizando las medidas socialistas. Dejemos a un lado el argumento trillado de que la revolución la harán las nuevas generaciones. ¿Qué nueva generación va a transformar nada si no transformamos las bases desde ahora? Para lograr eso debemos apartar a todo aquel que detenga este cambio.

Ya basta de continuar creyendo en el sector privado, ellos son unos parásitos. Debemos cambiar gran parte de los llamados servidores públicos: aceptémoslo, no están dispuestos a profundizar nada, solo desean mantener su posición, que según ellos lograron con su propio esfuerzo.

Se debe insertar en el aparato del estado verdadera gente del pueblo, y que éste se pinte de negro, de indio, de zambo; y esto va mas allá de que viva en una comunidad popular. Existen muchos que viven en barrios y se creen oligarcas: simplemente son desclasados y de estos ejemplos podemos encontrar muchísimos en la administración pública.

La revolución tiene hoy la necesidad de hacer un llamado nacional a todos los que se encuentren realmente comprometidos con el proceso de cambio, para conformar brigadas de voluntarios, quienes actuarán como apoyo de los entes pero con rango institucional, y así atacar flagelos tales como, la corrupción, el acaparamiento, la escasez, la extorción, el tráfico de estupefacientes, alcohol y otras drogas, la mala prestación de los servicios públicos.

Debemos aceptar de una vez por todas que las instituciones se encuentran contra la pared, ante la ofensiva que está ejecutando la burguesía, solo con el apoyo y la participación activa del pueblo se podrá detener este ataque.

Nuestros dirigentes tienen que asumir de una vez por todas que estamos en un punto donde, cada espacio que se descuide será tomado por el otro, sin clemencia, sin reglas, la derecha no respeta reglas, para ellos la única regla es acumular riquezas, por lo que deberá deslastrarse de ese romance apasionado con ella, y que asuma el avance; de lo contrario, seremos aniquilados,

Quisiera creer que los que dirigen junto al Comandante esta revolución, están en la capacidad de arreciar el paso, de lo contrario estaremos perdidos. La burguesía no perdona, cada error ellos lo aprovechan, cada gesto de buena fe es utilizado por ellos para acuchillarnos, cada ambigüedad les permite reponerse.

La revolución es tan vital e importante que no debemos permitir que lo legal nos trunque. Lo legal no es necesariamente justo, la justicia social es nuestro fundamento para avanzar, por eso la opinión debe transformarse en acción.

Hoy notamos que nuestras instituciones son más lentas que el avance del pueblo. Pues que se pinten de pueblo o éste las barrerá.

¡¡ Que viva Chávez, carajo!!


orangelcultura@gmail.com



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