Y decimos con Fabricio Ojeda que el sacrificio de nuestros mártires no será en vano

Un día como hoy, 6 de febrero del año 1929 nace en Boconó, estado Trujillo, el jefe clandestino de la Junta Patriótica, organización que contribuyó significativamente al derrocamiento de la dictadura de Pérez Jiménez en 1958. Algunos historiadores se atreven a señalar que el 23 de enero se conmemora una revolución que fue traicionada, donde se utilizó al pueblo, a grandes líderes revolucionarios para apoyar hasta con sus vidas el derrocamiento de Pérez Jiménez, pero sin saber que los líderes de los grandes partidos venezolanos Rómulo Betancourt por AD, Rafael Caldera por COPEY y Jovito Villalba por URD previamente se habían reunido en Nueva York en presencia de Maurice Bergbaum, jefe de Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos del Norte, donde acordaron unificarse y crear lo que denominarían la “democracia participativa” o “Pacto de Punto Fijo”, donde por supuesto ellos serían los representantes de todos los venezolanos.

En medio de todo este desastre, el periodista Fabricio Ojeda obtiene, en las elecciones de 1958 el cargo de diputado a la Asamblea Nacional, siendo el presidente electo Rómulo Bentacourt por AD. A los 3 años de estar en el poder y cansado de luchar contra la burocracia, contra la corrupción, en contra de las miasmas politiqueras que históricamente arrastraban a nuestro país, renuncia a su cargo haciendo pública su decisión de unirse a la lucha armada que se libraba en las montañas venezolanas. El 30 de junio de 1962 Fabricio escribe su carta de renuncia exponiendo que deja su cargo y que está consciente del riesgo, del peligro y el sacrificio que esa decisión implica pero que además sabe que Venezuela necesita un cambio profundo y que quienes estaban en el poder sólo habían engañado e ilusionado al pueblo, ellos no estaban dispuestos a construir una verdadera revolución. En esa hermosa carta de renuncia, Fabricio cita a un insigne pensador latinoamericano: “cambiar la comodidad por la miasma fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los azares de la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida muelle y segura por la vida nómada y perseguida y hambrienta y llagada y enferma y desnuda”.

Sin lugar a duda Fabricio Ojeda es y seguirá siendo, en nuestra historia y en la historia Latinoamerica y del mundo, un ejemplo digno de seguir. Un hombre que no le importó renunciar a las comodidades y prebendas que su cargo le ofrecía, un revolucionario que siempre estuvo padeciendo y luchando por las necesidades de los más pobres, de los sin tierras, de los sin trabajo, de los sin techos, de los niños abandonados, de los analfabetos, de los indigentes, de los excluidos, en fin de todos aquellas personas que quedaban por fuera de las grandes riquezas que nos ofrece nuestro territorio y que siempre iba a parar en bolsillos de algunos politiqueros nacionales e internacionales. Fabricio en ese momento entendió que por medio de una revolución pacífica no se iba a solucionar los problemas latentes en el pueblo venezolano, que sólo a través de las armas y de un ejército consciente se podría lograr la independencia, la revolución social que tanto anhelaba y necesitaba el pueblo venezolano.

Nuestro camarada Fabricio Ojeda, fue capturado, torturado y ahorcado el 21 de junio de 1966, pero su espíritu de lucha revolucionaria, sus ganas de ofrecer su sangre, su vida por la libertad, por la independencia, no la pudieron asesinar; hoy decimos con Fabricio Ojeda, como aquel juramento que hiciese ante el cementerio General del Sur, frente a la tumba de Alberto Rudas Mezzone - uno de los tantos jóvenes caídos en la lucha por la libertad: “QUE EL SACRIFICIO DE NUESTROS MÁRTIRES NO SERÍA EN VANO. JURAMOS CONTINUAR SUS PASOS Y CUMPLIR SU OBRA, PARA QUE LA SANGRE DERRAMADA RETOÑASE EN NUEVA VIDA PARA EL PUEBLO”. Así fue, hoy en día vivimos aquel sueño que muchos de nuestros mártires anhelaban, hoy tenemos al frente de nuestro país a un gran hombre que da la vida por ver construida la Patria Libre y Soberana, por extender la solidaridad revolucionaria a cualquier rincón del mundo, no es en vano que muchos de los líderes latinoamericanos pongan como sinónimo de solidaridad a HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS. No es en vano las grandes misiones sociales que nuestro comandante ha impulsado para dar solución a todos esos daños causados durante la famosa “democracia participativa”.

Te decimos camarada y amigo Fabricio Ojeda en nuestro país todavía nos falta mucho por construir, pero contamos con la voluntad, el sacrificio, la entrega de un pueblo que da la vida por este proceso, lo demostró en el golpe de estado, lo demostró ante la enfermedad que padece nuestro máximo líder y lo demostrará cada vez que la derecha lacaya del imperio ponga mil trabas para continuar en la lucha. Contamos con una juventud que ya no se deja engañar con los cuentos de que Cristóbal Colón descubrió a América, de que España es la madre patria, se tiene la consciencia de que un mundo mejor es posible y que el único camino es el Socialismo.

Con el ejemplo de Fabricio Ojeda y junto a nuestro comandante, caminaremos en este sueño de una Patria Nueva.

INJUVEM

morayuyu@gmail.com

Militante de la JPSUV


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