¿Qué significa ser revolucionario?

Pérez Pirela: Otra victima más de los sueños de "la verdad revolucionaria"

No es mi interés defender a Pérez Pirela ante la lluvia de críticas que ha recibido en torno a sus comentarios en relación al dialogo entre el maestro Abreu y los cantantes Juanes y Bose. Mis rayas van más bien dirigidas a reflexionar sobre la manera cómo se está reaccionando en algunos sectores adeptos al presidente, sobre lo que significa apoyar este proceso de cambio o no. Da la impresión que es posible, según, estos sectores ser un “revolucionario puro”, sin ningún tipo de secuelas que nos gusten o no están presentes en nuestra vida y sociedad que siempre nos recuerdan que no estamos en una realidad que se parezca a los ideales que están en nuestras cabezas. La semana pasada Pérez Pirela era un joven ejemplar y digno de ser emulado por la juventud venezolana, hoy es un “ingenuo”, “una vergüenza”, y otros lo comparan hasta con lo ocurrido con Carmona Estanga.

Es curioso que hoy podemos ser “venerados” y mañana “maldecidos”. Absolutizar personas, actitudes, comportamientos e incluso ideologías es un error que siempre trae consigo consecuencias funestas. Recuerdo aquel ciudadano caraqueño que en un Alo Presidente, se atrevió a decirle a Chávez que algunos funcionarios lo engañaban con información que no se ajustaba a los hechos reales en algunas comunidades, y como Chávez, con poco tacto, no escuchó sino que se defendió. Esto bastó para que en aporrea se le dijera a este ciudadano valiente de todo, de antirrevolucionario hasta de darle armas a la oposición. Después el mismo presidente tuvo que reconocer, meses después, que era cierto. También vienen a mi memoria el caso de Herman Escarrá, quien cuando fue constituyente para los fanáticos era considerado una lumbrera jurídica, cuando dejo de apoyar el proceso se convirtió en un “traidor”, y ahora que defiende la sentencia del TSJ sobre al juramentación del presidente, recupera la admiración de sus detractores.

Para mí lo que está de fondo es determinar qué significa realmente ser revolucionario, ya que algunos confunden ser fanático de la revolución con ser revolucionario. ¿No compartir las opiniones políticas que tiene Willie Colón, Miguel Bosé, Juanes, Montaner, etc., y gustarme su música me hace antirrevolucionario? ¿Cómo hacer en el beisbol donde algunos peloteros apoyan abiertamente el proceso y otros no? ¿Sólo debo ir a los juegos donde participen los que apoyan el gobierno? Hay países que apoyan al proceso revolucionario y otros no, entonces ¿habrá que mantener relaciones comerciales y culturales sólo con los primeros? Las novelas son alienantes, pero ¿ahora podemos ver sólo donde aparece Winston Vallenilla, y las demás no? Podríamos dar muchos más ejemplos, pero con estos es suficiente.

¿Qué nos hace realmente revolucionarios o no? Vivo en Maracay y trabajo en Caracas, lo cual me permite conocer dos realidades de manera cercana. En Maracay y en Caracas las autoridades municipales y estadales no han resuelto asuntos tan básicos como el problema de la basura, me pregunto qué es lo difícil. En Maracay no hay espacios de esparcimiento familiar, las plazas y la ciudad están a oscuras desde hace una década . En Caracas los motorizados son los dueños de la ciudad ante la vista complaciente de la Policía Nacional, los fiscales de transito son los reyes de la matraca en la Regional del Centro; los terminales terrestres de Venezuela literalmente dan asco; los funcionarios de los registros siguen llenándose los bolsillos con las “habilitaciones de los documentos”, etc, etc , etc. me pregunto ¿dónde están los gobernadores, alcaldes, ministros, y funcionarios responsables de hacer que el país funcione adecuadamente? Yo sé dónde están. Están aprovechando el espacio de poder que tienen para acomodarse económicamente en nombre de la revolución bolivariana, y a la par se toman fotos con el presidente, gritando consignas en actos públicos y diciendo que están “rodilla en tierra”.

Para mi ser revolucionario hoy en Venezuela es ser coherentes con el proyecto político que está plasmado en la Constitución, y cuyo máximo exponente es el Presidente Chávez. Ser revolucionario implica que quienes tienen espacios de poder deben trabajar para que esa constitución se haga una realidad a lo largo y ancho del país. Ser revolucionario hoy no es evitar entrar al Sambil o dejar de escuchar y bailar la música de Willie Colón sino diseñar acciones que mejoren la limpieza de la ciudad, y minimice la anarquía que reina por doquier. Si no podemos recoger la basura u organizar el tránsito mucho menos podremos transformar la sociedad.

Que nadie nos robe nuestros sueños,

que nadie detenga su marcha,

que nadie mire hacia atrás,

que nadie pierda de vista el horizonte,

que nadie renuncie a sus utopías

que nadie camine solo/a…

cesolka@gmail.com

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César Henríquez


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