Es importante "ver históricamente cómo se producen efectos de verdad en el interior de discursos que no son en sí mismos ni verdaderos ni falsos"
Michel Foucault, “El orden del discurso”
Resulta interesante analizar los discursos de los sujetos porque ellos nos proporcionan información esencial de la personalidad que los define. Al hablar de “discursos” aludo a todo aquello que un sujeto comunica mediante el uso del lenguaje. Hoy en día un mensaje de texto, una nota de voz o un tweet son también discursos porque cumplen su función comunicativa. En la llamada “Guerra de Cuarta Generación”, estos discursos son muy importantes porque representan las voces de millones de personas que se hacen protagonistas de la historia que viven, se involucran en los hechos políticos o sociales que ven por los medios de comunicación y responden, convirtiéndose en sujetos activos de los procesos que observan. Es la “libertad de expresión” monitoreada “minuto a minuto”.
Como ejercicio antropológico, por llamarlo de alguna manera, estuve leyendo los tweets escritos por el padre José Palmar (párroco zuliano) el día de hoy 9 de enero de 2013 entre las 8 y las 11 pm. Ello lo hice con el propósito de conocer cómo un sujeto que, siendo un portavoz de la Iglesia Católica de nuestro país, se comporta como “sujeto político” a través de sus discursos. Los resultados fueron significativos: en ese segmento de tiempo, el padre José Palmar escribió 22 “tweets”. Absolutamente todos son de tilde político, la mayoría son expresos llamados a la violencia. El padre Palmar se siente con la responsabilidad de avivar a sus 103.615 seguidores directos para que salgan a las calles a “defender la Constitución” el día de mañana. Es interesante observar cómo arremete también contra la Oposición venezolana por considerarla blandengue. En este punto del análisis me pregunto: ¿Para quién escribe el padre José Palmar? ¿Por qué tiene tantos seguidores en la red? ¿No es un individuo violento que proyecta su violencia a través del insulto como látigo verbal? ¿Es inofensivo que escriba tantos mensajes insidiosos en nombre de la mal interpretada “libertad de expresión”? ¿El Gobierno Nacional a través de La Defensoría del Pueblo, La Procuraduría General de la República, la Fiscalía o cualquier otro ente que resguarde los derechos ciudadanos y del estado no cuenta con mecanismos para hacer un llamado de atención a sujetos como éste? - Me pregunto yo, en tanto que ciudadana venezolana.
Es evidente que en un país “democrático” se debe respetar la libre opinión pero ¿qué sucede con aquellos sujetos que se sienten amenazados y agredidos por estas opiniones? –Más allá de considerar que el padre José Palmar no es un digno representante de su investidura como “vocero de Dios”, estimo necesario que reflexionemos sobre esta conductas individuales tan particulares, sobre todo por el efecto que ellas puedan ejercer sobre otros sujetos que las asimilan como suyas también y las replican como verdades.
Quisiera culminar esta sucinta nota con algunos de los tweets que el padre Palmar escribió hace un rato: “El chavismo está formado por una banda de forajidos, lo bizarro es lo normal, y lo virtuoso es lo exiguo. Venezuela está de psiquiatra.” (sic), “Dónde està el Capriles que el 2002 se presentó en la Embajada de Cuba? El Capriles que estuvo preso en el Helicoide? Qué te pasó hermano?” (sic), “A partir de mañana todas las actuaciones son nulo de toda nulidad, aprovechen chinos para que Maduro firme convenios que serán anulados” (sic) y este último que me resultó antológico: “Maduro supera en la historia el colmo la burla política. Desde que Calígula nombró cónsul a su caballo, nada había sido más ridículo”. (sic).
Después de leerlos, me dirán ustedes si este sujeto se encuentra en sus cabales o si representa “el amor de Dios por sobre todas las cosas”. Que sea la historia quien lo diga y que no le suceda como a ese caballo al que Calígula nombró como cónsul y al que el mismo padre Palmar alude en uno de sus mensajes: que no sea parte de esa fauna extraña que la humanidad no ha logrado explicarse aún.
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