Cultura raíz

Cuando mis hijos estaban pequeños yo los arrullaba con canciones de Otilio Galíndez o con Cantos de Pilón. Cuando salíamos de paseo escuchábamos todo tipo de música, incluyendo salsa, nueva trova, fulías, sangueos, aguinaldos, joropos, valses, merengues.

Pero yo me esforcé en hacerlos independientes, individuales y únicos, antes que amoldarse a mis gustos e intereses ni a los de nadie. Y también en brindarles la mejor educación que estuviera a mi alcance.

Y ahora ellos fundamentalmente escuchan música extranjera, sobre todo en inglés y naturalmente de ritmos modernos, lo cual es comprensible, son jóvenes.

Pero entonces, ¿cómo se logra el arraigo con lo nuestro? ¿Cómo se construye una conexión con la Patria? Cómo evitar que en el futuro “quieran irse demasiado” si lo que les gusta, les identifica, les hace sentirse aceptados y parte de un colectivo lo pueden encontrar en cualquier lugar.

Probablemente este es un problema mucho más evidente en jóvenes de clase media, que asisten a colegios privados. Quizás la muchachada de los barrios tenga un mayor contacto con la “venezolanidad”. Pero la tarea es ganar también a los niñ@s y jóvenes de clase media y parece que allí la única manera es haciéndolo obligatorio, porque con el cuento de la libertad de elegir se justifica cualquier cosa. Es decir, el argumento es que nuestros jóvenes no cultivan ni practican nuestra cultura “porque no les gusta”.(aquí diría yo como la cuña aquella, “¿cómo les va a gustar si no la han probado?”)

Creo que la educación, primaria y secundaria, juega un papel preponderante. Nuestra educación enseña matemáticas, castellano, biología, historia (aún la historia tradicional), INGLÉS. Pero no enseña tradiciones venezolanas, música, folklore. Antes, el cuatro era el instrumento por excelencia de las actividades complementarias en las escuelas. Hoy es prácticamente desconocido.

Y con la tremenda exposición de nuestr@s niñ@s y jóvenes a la “cultura global”, a través de la tecnología y las redes sociales, creo que la única oportunidad que tenemos de conectarlos con nuestra identidad es en la escuela, aunque suene impositivo o coercitivo. Así como les “imponemos” el estudio de las matemáticas o el inglés porque lo consideramos indispensable para su formación profesional, así debemos “imponerles” el estudio de nuestras tradiciones, nuestros ritmos, nuestros héroes populares, nuestro arte, porque eso es fundamental para la formación de hombres y mujeres a quienes les duela la patria, que se sientan conectados a ella y que estén dispuestos a trabajar por su desarrollo.

He aquí una idea para incorporar al plan de la Patria.

mmolinos@gmail.com


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