El módulo citado –de muy corta duración a mi juicio-, junto a otros de alto contenido humanista, hace parte del programa de formación continua que complementa la carga curricular estrictamente policial o profesional del mencionado curso.
Recordemos que, en este caso, se trata de hombres y mujeres con una vasta experiencia en la labor policial diaria, valga decir, en la realidad “real”, hombres y mujeres que tal vez se hayan enfrentado muchas veces a la muerte, en cumplimiento de esa diaria e imprescindible labor; algunos me refirieron tienen 5-10-15..25 años de servicio, por ello, para asumir como dice el compatriota Fernández Blanco en su citado artículo: nuevos paradigmas de profesionalización y dignificación de la labor policial, es necesario conocer y reflexionar sobre diferentes enfoques acerca del ejercicio real de una democracia participativa, justa e inclusiva, corresponsable y protagónica.
La Universidad Nacional Experimental de la Seguridad –UNES- como parte fundamental en el gran proyecto de creación y consolidación de la Policía Nacional Bolivariana, ha asumido la tarea de formar, de acuerdo con el artículo de Blanco: servidores públicos con conciencia política, que no criminalizan al pueblo del cual provienen, que saben diferenciar la legítima subordinación de la ilegalidad de órdenes que atentan contra la dignidad humana.
Con el ánimo de acompañar –y participar en pie de igualdad, como un ciudadano mas- este proceso formativo desde la reflexión y el diálogo de saberes con el enfoque paradigmático de la educación popular liberadora y la práctica metodológica de la andragogía o educación ENTRE adultos, me incorporé al equipo UNES que labora con alegría y compromiso en el estado Guárico y Sur de Aragua, agradezco la oportunidad.
En resumen, cuál fue mi experiencia en esas 32 horas compartidas con cuatro equipos de aproximadamente 20-25 participantes cada uno, usaré la odiosa figura del esquema numerado para resumir, pero la extensión del escrito y vuestra paciencia lectora me lo exigen:
1.- Fue sorpresivo y gratificante, sobre todo para un viejo perseguido político y militante clandestino por muchos años –considerado como delincuente durante el punto-fijismo- compartir con los oficiales de esas instituciones perseguidoras que en esencia, a mi juicio y perdonen la digresión, no han cambiado en esencia.
2.- Me permitió oir de viva voz, lo que nunca debimos dejar de escuchar, que la labor policial es ejercida –muchas veces en condiciones difíciles- por seres HUMANOS, hermanos y hermanas, compadres y comadres, tíos y tías, padres y madres, hijos e hijas, vecinos y vecinas, etc, etc, es decir, hombres y mujeres del pueblo como cualquiera de nosotros, con los mismos problemas, con las mismas alegrías, sólo que como a nosotros nos han culturalmente dividido para enfrentarnos en defensa de impopulares intereses, los intereses de las clases dominantes.
3.- Me alegró conocer mujeres y hombres, jóvenes capaces de exponer sus inquietudes como ciudadanos y ciudadanas, como funcionarios policiales, sin ninguna inhibición en expresarse políticamente –aún en desacuerdo conmigo-, con respeto con argumentos, muchas veces irrebatibles por mi dado el peso de los ejemplos reales.
4.- Pude constatar a estos y estas trabajadores y trabajadoras por la seguridad y prevención ciudadana, les es necesaria, según el caso, una tribuna donde expresar –públicamente y sin censuras- sus deseos, sus carencias y un espacio donde recibir sus merecidas felicitaciones por la labor cumplida.
5.- Me alegro de haberlos conocido e intercambiado con ellos y ellas, con una policía así, en mis tiempos de juventud, no hablaríamos hoy de los desaparecidos, torturados, asesinados y perseguidos de ayer... adelante UNES.
Por todo lo anterior puedo y debo responder con un SI la pregunta que titula estas letras.