Auditorium

¡No a la guerra sucia!

“El miedo tocó la puerta La Fe le abrió, y no había nadie afuera”

Martin Luther King (1984)….

Los bajos niveles que la política venezolana ha alcanzado, son vergonzosos. Donde se nota una lucha feroz y turbia por el poder, donde es ya casi imposible que enemigos mortales se conviertan en amigos considerables a partir del 8-O.

Sin embargo, comenzamos a ver todo tipo de bajezas. He recibido una cantidad de ofensas por mis críticas (www.aporrea.org y diarios regionales de Anzoátegui) a la forma como se conduce esta campaña electoral presidencial del 2012, sin considerar que las hago por igual tanto al comando Carabobo, como al comando Venezuela.

Cuando uso la critica pro-positiva, y no el elogio adulador. Concibo el periodismo como una profesión educativa, que se ubica en el centro de los dos extremos en disputa.

Debemos saber distinguir entre la labor política, y el servicio a la ciudadanía. A los políticos y politiqueros de oficio se les llama la atención, a la ciudadanía se le sirve. Fuera de todo esto es: guerra sucia, corrupción, podredumbre, y periodismo calichoso de baja estofa.

En esta campaña electoral no existen momentos para la reflexión, sino para los insultos y la descalificación ad hominem.

Uno se aburre de tanta propaganda negra, de tanta opinión chabacana y cagalitrosa.

Pensé que esta campaña presidencial iba a estar basada en argumentos, en evidencias, en lugar de la calumnia y la difamación; de esta manera, se abortarían las sucias maniobras, tomando en cuenta el buen uso de las encuestas para el manejo táctico y estratégico para triunfar en la campaña.

A veces me pregunto: ¿quiénes están detrás de esa campaña de desprestigio, y de guerra sucia? A veces no es muy difícil imaginarlo.

En política por lo que aprendí en mi formación no existen coincidencias, ignorancia supina, y menos candidez. Observo como las normas y procedimientos establecidos se rompen de forma aberrante y soez.

Las denuncias y la guerra sucia, son el plato del día, y al parecer es el común denominador de la campaña política, o lo que se precie de parecerla.

Donde resalta, el uso de métodos delincuenciales, contándose hasta pérdidas de vidas, producto del fanatismo desbocado, para algunos candidatos estos métodos, no pueden ser vistos con buenos ojos, como un recurso para ganar la justa electoral del 7-O.

Cuando las denuncias de hechos transgresores de las leyes, salpican a los candidatos, de antemano, las sospechas se cierran en torno a ellos. Mal harían en obviar estas conductas, porque serán los escogidos por el elector nato, para negarles el voto.

Los candidatos, tienen que tener mucho cuidado con la conducta de sus colaboradores, sus relaciones, y las acusaciones sobre ellos, cuando se calla, se están admitiendo como ciertas las mismas.

Percasita11@yahoo.es


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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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