Mi verdad sobre la UBV

En el mes de Julio que pronto comienza, la UBV entrara en la celebración de su segundo aniversario, en apenas dos años es mucho lo que hemos hecho, mucho lo que hemos luchado, pero también es mucho lo que nos queda por hacer. Los que iniciamos este proyecto sentimos que el camino ha sido satisfactorio,y al mismo tiempo duro y largo, y hoy cuando apenas la universidad continua naciendo; en estos 24 meses los logros deben servirnos de aliento y los desaciertos ser asumidos con urgencia.

Es tanto lo que se ha expuesto la UBV últimamente que quisiera contar algunas verdades, seguramente se repartirán nuevamente folletos e informaciones que nos hablen acerca de la cantidad de estudiantes que hemos incluido, de los empleos que hemos generado, y de los programas de formación que hemos aperturado ; para dar cuenta del éxito de estos dos años, y otros seguirán clamando al presidente Chávez porque intervenga como mesías al rescate de la Universidad. Yo humildemente quiero contar lo vivido en la UBV durante este tiempo, es cierto que hemos logrado incluir a muchos venezolanos con deseos de estudiar, y es igualmente cierto que la gran mayoría de ellos no tenia otras posibilidades para hacerlo, pero lo verdaderamente hermoso(eso que no hay mecanismos todavía para medirlo, a decir del presidente Chávez) es llegar a una universidad donde la diversidad cultural y multietnica es evidente, donde la mayoría de los docentes asume a sus estudiantes como ciudadanos con la capacidad de transformar este país, y donde esos mismos docentes vienen de formarse con sacrificios y luego haber sufrido la exclusión laboral y la falta de oportunidades de la cuarta república.

Durante la dura batalla que significó el referéndum de agosto de 2004, fuimos testigos de el protagonismo de un alto porcentaje de nuestra comunidad universitaria para defender la UBV, porque convencidos estábamos de que sin el presidente Chavéz este proyecto revolucionario no existiría, en la sede de Maracaibo es imposible olvidar el martes 17 de ese agosto, las caras de celebración, felicidad y alegría de unos estudiantes cuyas edades no pasan en su mayoría de 22 años,y cuyas vidas antes de la UBV, tenían el único rumbo de sentarse diariamente a ver novelas y jugar loterías, mientras que ahora sienten y asumen como propio la construcción y defensa del proyecto país que nació con la constitución bolivariana.

En nuestro quehacer cotidiano las discusiones y debates sobre el proceso revolucionario, los planes del gobierno, la nueva etapa, el socialismo del siglo XXI, el país que queremos, y pare de contar ,son permanentes; y ese sí que es un logro, al menos para una sociedad cuya juventud universitaria estaba negada a debatir; ahora bien, no todo es tan maravilloso; a veces nos gana la desesperación, porque quisiéramos ver que la UBV tomara el rumbo definitivo hacia la municipalización, que su impacto en las comunidades fuera mayor, que la participación fuera una practica natural y no parte de un debate en ocasiones estéril, que diéramos definitivamente el salto adelante.

No voy a caer en la tentación de enumerar las fallas de la universidad, porque los que en ella hacemos vida, sobradamente las conocemos, estoy convencida que es tiempo de cambios, y seguramente en esos cambios haya que tomar decisiones, los verdaderamente revolucionarios esperamos que esas decisiones sean transparentes, que se asuma de una vez por todas una política comunicacional asertiva a lo interno de la UBV, que por el amor de DIOS y por respeto a los miles de estudiantes/ciudadanos que estamos formando se asuma un debate serio que nos incluya a todos, sobre los problemas que hoy existen; y que en su mayoría vienen de la poca capacidad para desprendernos de posiciones anarquistas y viejos vicios, que en nada contribuyen a la solución de los conflictos, de los que no comprenden el proyecto, de los obstruccionistas y de la discrecionalidad con la cual se ha manejo el poder por parte de quienes han tenido la conducción de este proyecto, en un primer año esa discrecionalidad se justificó, pero es tiempo de abrir espacios para la participación y la controlaría social, es la única vía para la construcción de un modelo educativo revolucionario; y en el contexto de esos espacios emergerán las respuestas a muchos de nuestros problemas.

Estoy segura que para algunos, mi aspiración sonara ilusa, pero no puede uno cansarse de clamar por la unidad, por la ética de lo colectivo, por el castigo a quienes comenten actos de corrupción, porque asumamos un discusión de altura, porque comencemos a construir nuevas formas de organización(y no repetir los vicios de los sindicatos), porque nos preocupemos por nuestros derechos laborales de la misma forma que mostramos preocupacion por el rumbo académico de la UBV; ya basta de esperar que el presidente resuelva todo, ¿sera que no seremos capaces de entendernos entre los mismos revolucionarios? me niego a pensarlo.

romerolemaire@hotmail.com


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