Bolívar y su prima Fanny du Villars (en la carta que nunca le escribió)

“Adiós, Fanny, todo ha terminado. Juventud, ilusiones, risas y alegrías se hunden en la nada, sólo quedas tú como ilusión serafina señoreando el infinito, dominando la eternidad.

Me tocó la misión del relámpago: rasgar un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderse en el vacío”

Santa Marta, 16 de diciembre de 1830

Epístola apócrifa de Bolívar a Fanny du Villars.

Señor Presidente, como bolivariano de convicción, seguí con atención la cadena nacional donde se develaría el nuevo rostro de Bolívar y se revelaría al país la causa de la muerte del Libertador; hechos relevantes que causan suspenso y a la vez intriga entre los venezolanos. Al final de su alocución, con mucha seguridad, usted citó de memoria los dos párrafos que sirven de epígrafe a este artículo, de la supuesta carta de Bolívar a Fanny du Villars.

Ante ello, quisiera hacerle una observación con todo el respeto que usted se merece. Como Presidente y promotor del conocimiento de la historia patria, considero que para sus asesores resulta muy incómodo refutarlo; lamentablemente muchas veces, quienes deben orientarnos, se vuelven serviles y eso resulta contraproducente. Quien esto escribe, no es historiador, sólo un buen lector y bolivariano a carta cabal que le gusta curucutear la historia; por eso, en bien de la audiencia, le pido, por favor, que deje de citar la última carta de Bolívar a su prima Madame Fanny Dervieu du Villars -de soltera Fanny Trioband de Aristeguieta- que supuestamente él le escribió en Santa Marta, el 16 de diciembre de 1830. Esa carta, señor Presidente, es falsa de toda falsedad; así lo demuestran los estudios realizados por: 1) Roberto José Lovera de Sola, “La carta apócrifa de Fanny du Villars” que figura en su libro La Larga Casa del Afecto. (Ediciones de la Presidencia de la República. Biblioteca Antonio José de Sucre. Caracas, 2000; pp. 92 - 107). 2) Argenis Méndez Echenique, “Bolívar y su última carta a Fanny du Villars en 1830” publicado en la Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela (Caracas, 2009, N° 190, pp. 19 - 26) y 3) Hay otro, el más interesante de todos, publicado en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, que lamentablemente no encontré a mano.

Desde la primera vez que leí esta carta, en la introducción de las Obras Completas del poeta trujillano Víctor Valera Mora (Caracas, 1994), comprendí que no podía ser cierta; me resultaba imposible imaginarme a un Bolívar tan romántico y zalamero a las puertas del sepulcro; era demasiado “Fuego Sagrado” (de eso sabe mucho el general Jacinto Pérez Arcay). Para un hombre que se sentía morir (1) en efecto ya había puesto su vida en orden con Dios (recibió los Santos Sacramentos de la Eucaristía y Extremaunción de manos del Obispo José María Esteves), con la Posteridad (su Última Proclama) y con su Patria (su Testamento); todo esto sucedió el mismo día, 10 de diciembre de 1830. Como sabemos, su carta postrera fue para el general Justo Briceño y tiene fecha precisa del 11 de diciembre de 1830, donde en los últimos momentos lúcidos de su vida, a las puertas de la eternidad, le pide como si cada uno de nosotros fuésemos los destinatarios de aquella carta: poner los intereses de la nación por encima de nuestros intereses.

La autoría de esta controversial epístola que usted, señor Presidente, cita con tanta vehemencia, se le atribuye al doctor Luciano Mendible Camejo, abogado apureño y gomecista que exiliado en Barranquilla la publicó por primera vez en 1925, en el Diario del Comercio de esa ciudad (por cierto esta carta inspiró el bello poema “Don Juan en Santa Marta” de Andrés Mata). Luego aparece impresa en Caracas en 1933 por el señor Félix R. Fragachan y en Lima (Perú) en 1958, en el libro: Vida Romántica de Simón Bolívar, por Evaristo San Cristóbal. Así fue como se difundió dicha falsa carta y en el caso de las Obras Completas del Chino Valera, aparece con fecha del 6 y no del 16 de diciembre. Don Vicente Lecuna fue el primero en denunciar este fraude epistolar mediante carta dirigida al editor del Diario del Comercio, don Abel Santos, donde le demuestra las incongruencias, torpezas y falsedades históricas por las cuales Bolívar no podía ser el autor de la carta a su prima. El doctor Mendible, por supuesto, insiste en la veracidad del documento, aunque después cuando regresa a Venezuela en 1936, termina confesándole al doctor Lecuna que la carta es una falsedad en presencia de Don Elías Pérez Sosa. Además, el original de la carta nunca apareció o no existe y cuando uno compara todas las versiones publicadas, algo se le quita o se le agrega a conveniencia.

El estilo de Bolívar en sus cartas de amor es muy preciso y la carta a su prima Fanny es muy cursi. Hasta ahora y ojala que no hayan nuevas sorpresas, se considera como la última carta de amor de Bolívar redactada de su puño y letra, la que dirigió el 11 de mayo de 1830 a su afable loca Manuelita Sáenz desde Guaduas, cuando seguro que no se volverían a ver, le implora: “Cuidado con lo que haces, pues si no, nos pierdes a ambos perdiéndote Tú.” Aunque en el libro “Las más hermosas cartas de Amor entre Manuela y Simón” (Fundación Editorial El Perro y la Rana, 2006) aparecen otras tres cartas dirigidas a Manuela de fecha 10 y 20 de septiembre, 2 de octubre. De la carta del 11 de mayo podemos decir con certeza que se conserva en el Archivo del Libertador (volumen 170, folio 163); de las otras, ver para creer. Esa es la realidad y a las pruebas me someto.

Por eso, señor Presidente, no creo ganarme el calificativo de antibolivariano; por el contrario, admiro su preocupación por difundir nuestra historia y el conocimiento de nuestros héroes; eso influye positivamente en la población; al menos, la gente durante este proceso revolucionario, se ha preocupado por leer Las Venas Abiertas de América Latina de Eduardo Galeano o las Cartas de Amor de Bolívar; pero cuando insistimos en la veracidad de un documento falso, que es el caso que nos ocupa, el efecto puede ser contrario; usted Presidente, es un comunicador por excelencia, a quien la gente le cree; para muchos, la respuesta es “eso es así porque el Presidente lo dijo”. A veces los Presidentes también se equivocan y como decía un buen amigo, “las equivocaciones las confiesan en el infierno”. Rectificar es propio de sabios; insistir en el error es de necios.

Y por último, señor Presidente, no propicie que se le cambie el nombre al relámpago del Catatumbo, ya Bolívar tiene estrella (2) y satélite propio; (3) pero quienes miran y viven hacia la zona Sur del Lago sólo tienen su relámpago del Catatumbo como heredad telúrica y espiritual; (4) mejor, decrételo patrimonio nacional.

(1) El Dr. Alejandro Próspero Reverend en el Boletín N° 30 de su diario, del 16 de diciembre de 1830, señala: “S.E. va siempre declinando, y si vuelven las fuerzas vitales a sobresalir alguna vez, es para decaer un rato después; finalmente es la lucha extrema de la vida con la muerte…” y el Dr. Diego Carbonell en su libro: “Psicopatología de Bolívar” al referirse a los boletines médicos del Dr. Reverend infiere que: “La agonía debió comenzar el 16 de diciembre…” (1965, p. 175).

(2) Alto en el cielo brilla una estrella, descubierta en 1911, situada justo en la mitad de la distancia entre el Sol y Júpiter. Es la estrella Bolívar. Así la bautizó su afortunado descubridor, el astrónomo francés Flammarion.

(3) Desde el 29 de octubre del 2008, un satélite de múltiples nacionalidades: venezolano por derecho, fabricado en China y sobre una órbita cedida por Uruguay, con señal que se extiende desde el sur de México hasta la mitad del territorio de Argentina y Chile. Es el satélite Simón Bolívar o Venesat-1.

(4) Su rayo forma parte del escudo oficial del Estado Zulia, simbolizando este curioso fenómeno luminoso y en la letra del himno, cuyo autor es el poeta zuliano Udón Pérez, se incluye una estrofa que hace referencia a este icono: "La luz con que el relámpago / tenaz del Catatumbo / del nauta fija el rumbo / cual límpido farol"

(*) nesabad@hotmail.com

Desde Bailadores



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Néstor Abad Sánchez (*)


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