¿Quién controla los precios del petróleo en el mundo?

En los últimos dos años los precios del barril de petróleo se han incrementado significativamente pasando de cerca de 30 $ el barril a finales del 2003 a rondar los 60 $ actualmente. De acuerdo a la teoría clásica de la economía, un aumento de precios de tal magnitud debería estar sustentado en un aumento de igual intensidad en la demanda del producto en cuestión. Sin embargo, cuando analizamos los indicadores mundiales de consumo de petróleo en ese mismo lapso de tiempo nos encontramos con que el consumo se mantuvo relativamente estable. EEUU, por ejemplo, el mayor consumidor de petróleo y sus derivados en el mundo, consumió en el año 2002, año anterior a la agresión e invasión al pueblo de Irak, un estimado de 19,8 millones de barriles diarios de crudo; en ese mismo año el consumo mundial ascendió a 78,2 millones de barriles diarios. El pasado año 2004 el consumo en los EEUU apenas sobrepasó los 20 millones de barriles diarios mientras que en el mundo el consumo se estabilizó en un poco más de 80 millones de barriles por día, es decir casi 3000 millones de barriles por año, cifras apenas superiores a las del año 2002, además, se estima que en el 2005 estas cifras no variarán significativamente.

Sin embargo, en el año 2004 el volumen de operaciones en el NYMEX (bolsa petrolera de Wall Street) ascendió a ¡11.500 millones de barriles! Es decir, casi cuatro veces más que el petróleo consumido en el mundo en ese año. Algo parecido viene sucediendo en la otra gran bolsa de operaciones petroleras en el mundo, el IPE (Intercambio Internacional de petróleo por sus siglas en inglés) de la City londinense. Esto indica que el alza en los precios del crudo en los últimos tiempo tiene poco que ver con la mano invisible del mercado y si mucho que ver con los intereses especulativos del gran capital financiero trasnacional anglosajón. En efecto, megacorporaciones financieras como J.P Morgan, Goldman Sachs, Chase Manhatan Bank, Bank Of América, Citigroup y Morgan stanley que manejan mercados de futuro a través de sus Hedge Funds o fondos de cobertura de negocios, controlan a su antojo e intereses (que por cierto son los mismos de las grandes corporaciones petroleras anglosajonas tales como Chevron, Exxon-Mobil y Brithis-Shell ya que comparten paquetes accionarios) los vaivenes del mercado petrolero mundial. Estas megacorporaciones no solo manejan información privilegiada acerca del mercado petrolero mundial, sino que, a través de sus filiales o socios del mundo informativo y comunicacional, generan corrientes de opinión o tendencias bursátiles que hacen oscilar, a su conveniencia, los precios del petróleo. Estas mismas transnacionales producen y financian grupos ecologistas, películas y series sobre el cambio climático, reportajes “objetivos” sobre temas petroleros mundiales (como por ejemplo la supuesta debacle actual de PDVSA) y palangres de opinión dirigidos a explotar el miedo en las sociedades desarrolladas a supuestas crisis petroleras mundiales lo que se traduce en alzas especulativas del precio del barril de crudo.
Las transnacionales petroleras obtienen hoy tantas ganancias a través de la especulación con los precios del crudo como de los procesos de extracción y comercialización del petróleo y sus derivados. Esto último quizás pueda explicar porque las inversiones en infraestructura petrolera en los países desarrollados han sido casi inexistentes en los últimos años, baste con decir que la última gran refinería se construyó en los EEUU hace ya casi 25 años.

Se tiende a culpar a la OPEP de la fuerte alza en los precios del crudo, pero hay que recordar que la OPEP apenas controla un 36 % del mercado mundial del petróleo, porcentaje que, aunque importante, no es decisivo para provocar variaciones tan sensibles y pronunciadas en dicho mercado, además, como ya señalamos anteriormente, la OPEP no posee el control directo de la cotización de los precios en los principales mercados del petróleo crudo como si lo tienen Wall Street con su indicador West Texas y la City londinense con su indicador Brent del Norte. El año pasado Mohammad Javad Asempour consejero personal del ministro iraní de energía anunció la creación de un mercado bursátil petrolero de nombre Wimpole con sede en su país que se aprestaba a competir con Wall Street y la City londinense pero desde una perspectiva e intereses radicalmente distintos. Este anunció ha sido apoyado por países como China, Japón e India que no desean estar sometidos al control imperial norteamericano en lo relacionado con sus suministros de petróleo. La respuesta de la corporatocracia que maneja el gobierno imperial de los EEUU ha sido arreciar con su ofensiva mediática en contra del gobierno iraní y de su supuesto plan de armas nucleares, preparando a la opinión pública mundial para una intervención preventiva que en realidad estaría dirigida a frenar este desafío a su control de los mercados petroleros mundiales.

Llegados a este punto uno podría pensar que es ilógico que estas transnacionales del mal llamado primer mundo maniobren para subir el precio del petróleo si con ello están dañando a sus propias sociedades. Hay que recordar que el gran capital transnacional, tal y como su nombre lo indica, no tiene nacionalidad sino intereses y estos intereses están, y siempre estarán, por encima de cualquier consideración nacional o patriótica. Además, al mantener elevados los precios del crudo, el gran capital transnacional anglosajón (Wall Street, City) está atacando duramente a las economías de sociedades emergentes del sur que pueden llegar en un corto plazo a rivalizar y competir con el, tal y como es el caso de países como China, India y Brasil, a la vez que golpea también a economías desarrolladas que representan una amenaza para su política de hegemonía mundial como son los casos de Japón, Corea en el extremo oriente y Francia y Alemania, principales pilares de la Unión Europea.
Otra variable que refuerza la tesis de las alzas especulativas de los precios del petróleo es que las actuales reservas estratégicas de los EEUU alcanzaron a principios de este año los 598,9 millones de barriles, record histórico, previéndose además que alcancen los 700 millones de barriles a fines de este año. Esta reserva constituyó siempre un factor esencial en la contención y estabilización de los precios del crudo, llegando incluso en ciertos momentos a traducirse su abundancia en un factor de depreciación de dichos precios, por lo que es ilógico que en momentos de record en dichas reservas el petróleo se dispare a los precios actuales.

El Petróleo sigue siendo la fuente estratégica de poder en la sociedad contemporánea. Quien controle el petróleo controla al mundo, por ello, hay que clarificar con mucho detalle que se esconde detrás de esta alza en los precios del crudo que en principio beneficia a nuestro país pero que a largo plazo puede traducirse en la última y quizás mas efectiva maniobra de dominación mundial por parte del gran capital transnacional anglosajón.


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Joel Sangronis Padrón


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