Borges y Súmate forman parte de la "nueva" estrategia

EE.UU apunta hacia un "cambio de régimen" en Venezuela

El estruendoso fracaso de la administración Bush en tratar de aislar a Venezuela de la comunidad interamericana dejó a la logia neoconservadora y anticastrista del Departamento de Estado lamiéndose las heridas. Personajes tan nefastos de la política exterior estadounidense como Roger Noriega y su asesor privado, el ultraderechista Otto Reich, no han podido asimilar la extinción de la Coordinadora Democrática y la perdida de espacios políticos, lo que aunado a la solidaridad expresa e inequívoca de los países progresistas de América Latina con el gobierno del presidente Chávez, ha conducido a la formulación de una "nueva" estrategia que propicie un "cambio de régimen" en Venezuela de cara a las elecciones presidenciales de 2006.

En este contexto se inserta la serie de ataques despiadados que se han desatado contra el gobierno, así como el lanzamiento de Julio Borges como candidato presidencial y la "internacionalización" de la organización de oposición Súmate con el apoyo expreso de Washington.

¿Quién está detrás de la "nueva" estrategia?

El Center for Security Policy (CSP) es un instituto político "think-tank" de clara tendencia neoconservadora, ultraderechista y pro-israelí. Fue fundado en 1988 por Frank Gaffney, un prominente neoconservador que formó parte del Departamento de Defensa durante la administración Reagan, y se ha enfocado en la promoción de altos presupuestos militares, sistemas de defensa de misiles, programas de armas espaciales y políticas de mano dura en el Medio Oriente y Asia Oriental, para lo cual ha recibido financiamiento de grandes empresas contratistas de armas como Boeing y Lockheed Martin. De acuerdo a William D. Hartung (2001), al menos 17 personas de la junta de asesores del CSP han sido designados a puestos claves en la administración Bush, como ha sido el caso de Douglas Feith, subsecretario de Defensa y James Roche, secretario de la Fuerza Aérea. Estos "favores", a su vez, se reproducirían en lo interno del centro. Según Tom Barry (2004), Douglas Feith, un sionista de derecha cercano al partido Likud de Israel y la Organización Sionista de América, "ayudó a Gaffney a organizar la junta de asesores del CSP para que fuera dirigida por neoconservadores, empresas de lobby para la construcción de armas y miembros del congreso vinculados al complejo industrial militar." De esta manera se lograría una perfecta complementación y sincronización entre el interés de la industria militar, las políticas diseñadas por el gobierno y su promoción en el congreso estadounidense.

Entre sus miembros mas destacados se encuentra el ultraderechista J. Michael Waller, vinculado con el recalcitrante anticastrista Otto Reich y fiero opositor al movimiento progresista de América Latina. A pocos meses del 11-S, Waller (2001) acusó a Fidel Castro de mantener vínculos con el terrorismo internacional y de exponer en Irán las "grandes vulnerabilidades" del sistema de seguridad estadounidense para que fueran explotadas por pequeños países y eventualmente vencer al "Tío Sam". Asimismo, Waller (2003) arremetió contra el presidente Lula de Brasil por haber "hecho una carrera política a costa de mostrar a Estados Unidos como un enemigo... [Ha] apoyado a grupos terroristas del hemisferio" y reiniciado un "programa de armas nucleares", cuya venta y proliferación le permitirá "revitalizar la economía y prestigio de su país." Para Waller, América Latina amenazaba en convertirse en un santuario para terroristas y extremistas políticos tomando en cuenta que Colombia "está rodeada por Brasil, Ecuador y Venezuela, cada país gobernado por demagogos carismáticos y anti-estadounidenses", y en el caso especifico de Venezuela, por un "golpista que se convirtió en dictador y que se ve a sí mismo como el líder de una entente radical."

El infame informe de Waller

En marzo de 2005, el CSP publicó un infame informe producido por Waller bajo el título "¿Qué hacer con Venezuela?", en el cual exhorta al gobierno de Washington a acelerar la "autodestrucción política de Chávez" e intervenir militarmente en Venezuela para cuando se produzcan las elecciones presidenciales de 2006. Una intervención, dice el informe, que solo será posible en la medida que Estados Unidos logre construir una matriz de opinión que convenza a la comunidad interamericana sobre la amenaza que representa para el hemisferio la "dictadura castrocomunista y terrorista que reprime, tortura, viola y asesina a opositores" en Venezuela.

De acuerdo a Waller, el presidente Chávez es una persona inestable y ensimismado, "quien ha hecho causa común con terroristas y regímenes que lo apoyan a través del desarrollo de una ideología revolucionaria que ha comenzado a plagar nuevamente de violencia y caos a las Américas", por lo que para Waller resulta sumamente necesario que "las naciones democráticas del hemisferio se unan y detengan la creciente amenaza a la paz antes de que sea demasiado tarde." El informe de Waller señala que Estados Unidos "ignoró por dos años los gritos de ciudadanos venezolanos, empresarios, lideres políticos, oficiales militares, el clero y otros que le imploraron a la administración Bush ayuda y reconocimiento", rechazando de esta manera que Washington haya ofrecido algún apoyo - ni siquiera tácito - al golpe de Estado del 11 de abril. Asimismo, Waller sostiene que la administración Bush ignoró incluso la exhortación que realizó el jefe del comité de Relaciones Internacionales, Henry J. Hyde, para que Washington declarara públicamente su simpatía por "todos los elementos pro-democráticos de la sociedad venezolana que demandaban la renuncia del dictador para llevar a cabo elecciones libres y justas, [y] restaurar la democracia en Venezuela."

Dicho informe establece que a partir del golpe del 11 de abril la situación en Venezuela empeoró y que la "presión de la oposición" obligó la realización de un referéndum que fue ganado por Chávez en un proceso electoral "incuestionablemente fraudulento", y que desde entonces "las encuestas continúan mostrando que la oposición cuenta con cerca del 50% de apoyo en el electorado", obviando los recientes sondeos de opinión realizados por empresas vinculadas a la propia oposición que le otorgan a Chávez mas del 70% de popularidad. (El Universal, 2 de Mayo de 2005)

No contento con este panorama apocalíptico, Waller acusa al gobierno venezolano de financiar fuerzas desestabilizadoras y "grupos subversivos y terroristas" en Bolivia, Colombia, Ecuador y Nicaragua; crear "alianzas estratégicas" con estados que financian el terrorismo; cambiar las "relaciones productivas de seguridad" con militares estadounidenses por "asesores y fuerzas especiales cubanas y chinas"; utilizar la OPEP para "desatar su guerra contra Estados Unidos"; contratar a los administradores petroleros de Saddam Hussein y Muammar Quadafi para reorganizar la industria petrolera y "someterla a control estatal"; nombrar como presidente de PDVSA a Alí Rodríguez, "un ex guerrillero maoísta que se identifica abiertamente con las causas extremistas islámicas"; traer a "miles de policías secretos de Cuba para entrenar a las fuerzas de seguridad del Estado"; formar "grupos armados al estilo cubano" llamados Círculos Bolivarianos; constituir comités de vecinos "al estilo cubano" para espiar a los miembros de las comunidades; ayudar y albergar a organizaciones islámicas terroristas internacionales permitiendo que el Hamas y Hezbollah "operen libremente en Margarita"; proveer identidades oficiales, pasaportes y visas "a operativos claves musulmanes solicitados por Estados Unidos, incluyendo a individuos que entrenaron junto a los secuestradores del 11-S; invadir el territorio de Colombia "para darle ayuda aérea a las unidades de las FARC"; permitir que guerrilleros colombianos operen libremente en Caracas "donde reciben tratamiento diplomático"; tolerar el desembarco diario de armas y municiones para actividades terroristas; y desarrollar una "ideología política, populista y coherente, híbrido entre el maoísmo y el castrismo, para extender la subversión en otros países" a través de una "red de ex-terroristas y lideres de movimientos guerrilleros del Foro de Sao Paulo bajo el tutelaje del Partido de los Trabajadores", entre otras excentricidades ultrareaccionarias.

De acuerdo a Waller, los medios de comunicación privados son los únicos que "hasta ahora" se han opuestos efectivamente al "poder arbitrario del gobierno", y como se encuentran ubicados en las "encuestas" como las instituciones mas "respetadas" del país, el "régimen" los ha instigado de manera verbal y violenta, bombardeando sus edificios, asesinando a sus reporteros, destrozando sus equipos, allanando sus hogares y obligando a las plantas a transmitir horas de propaganda pro-gobierno. En este sentido, Waller asegura que el gobierno venezolano "se ha convertido en uno de los peores violadores de los derechos humanos en el hemisferio [porque] intimida, golpea, hiere y asesina a sus oponentes a través de sus círculos bolivarianos y su milicia armada."

"Cambio de régimen" en Venezuela

En este contexto de mentiras y manipulaciones, Waller diseña las directrices de una "nueva" estrategia que logre un "cambio de régimen" en Venezuela de cara a las elecciones de 2006.

En primer lugar, Waller expone los "desafíos" que se le presentan a la administración Bush, como la división de la oposición venezolana, "debilitada bajo la dictadura", la ausencia de una estrategia de seguridad en la región para enfrentar a las "dictaduras revolucionarias de izquierda alineadas con Cuba", el descrédito de Estados Unidos en la región, la poca actividad diplomática de Washington en el hemisferio, y el débil trabajo de inteligencia que existe sobre Venezuela. Sin embargo, Waller manifiesta que existe suficiente apoyo interno y externo para lograr un "cambio de régimen". Para Waller, la "buena voluntad" del pueblo venezolano que "guarda gran afecto por Estados Unidos y sus libertades", lo "profunda y extensa" de la oposición venezolana "que ha penetrado el sector petrolero, la burocracia y las fuerzas armadas", y el "poco apoyo que tiene a la revolución", constituyen junto a la "ubicación geográfica de Venezuela, de fácil navegación para Estados Unidos", una clara oportunidad de acción. En lo externo, Waller sostiene que los vecinos de Venezuela están "preocupados y alarmados" por la consolidación de la revolución ya que el "régimen visiblemente apoya la guerrilla y las actividades terroristas en sus fronteras, y busca un descomunal arsenal de armas y aviones de guerra." Según Waller, Guyana "tiene pánico a que Venezuela le reclame tres tercios de su territorio", mientras que a los países del Caribe oriental "tienen terror" de convertirse en "departamentos" de Venezuela. Asimismo, Waller sostiene que Colombia tiene un "caso de guerra" con Venezuela "por el apoyo que le presta a las FARC", y que Brasil, aun con un gobierno de izquierda que simpatiza con Chávez, "ve a Caracas como una amenaza a la seguridad debido a la desestabilización que origina en países fronterizos [y] el posible levantamiento de una FARC brasilera."

La "nueva" estrategia consiste en "exponer al régimen venezolano" y "contrarrestar las amenazas existentes [a través] del financiamiento a organizaciones think-tanks de América Latina." Para Waller, Estados Unidos debe conformar un gran frente contra la "amenaza" que representa Venezuela, en contraposición al enfrentamiento "bipolar" que "desea el gobierno de Chávez." En este sentido, Waller asegura que Estados Unidos tiene una "ventaja sicológica", por lo que Washington debe evitar una confrontación directa que le dé "pretextos al dictador" para "inflar su popularidad y prestigio - y explotar su inestabilidad sicológica - o justificar su represión y militarización." Es por ello que Waller recomienda ni siquiera nombrarlo, y evitar cualquier confrontación en el plano personal o petrolero. Además, la "estrategia ganadora" de Waller apunta a que "Chávez acelere su propia ruina política". Según Waller, "el dictador es mentalmente inestable y ha estado bajo supervisión siquiátrica por años; se enardece ante la critica, llora frente a otros y sueña con fantasías mesiánicas que lo hacen especialmente vulnerable y peligroso." En este sentido, Waller señala que de acuerdo a un perfil sicológico realizado por New York Times, existen "similitudes" entre Chávez y Saddam Hussein, por lo que "las lecciones aprendidas en Irak deben mejorar la estrategia sicológica y ayudar al líder venezolano a que acelere su propia autodestrucción política."

No obstante, Waller advierte sobre la necesidad de "prevenir que el dictador destruya la infraestructura de Venezuela [y] estar preparado para actuar inmediatamente en aras de prevenir que el dictador destruya su país como una forma desesperada de perpetuar su régimen." Para Waller, "el dictador venezolano puede estar tentado a destruir la infraestructura económica de su país, especialmente aquella como la petrolera, que puede dañar a Estados Unidos y a otros países que se le oponen." Es por ello que manifiesta la necesidad de contar con una "fuerte alternativa democrática" para lograr una "transición efectiva", y que la "última esperanza en el calendario para una solución pacifica" en Venezuela, son las elecciones presidenciales de 2006, para lo cual es necesario implantar "un nuevo modelo y proceso electoral que evite el fraude que ocurrió en 2004."

El infame informe de Waller finaliza advirtiendo que el "tiempo se agota" en Venezuela para "detener el incremento de la represión, militarización, importación de armas y desestabilización de sus vecinos." Según Waller, "el régimen bolivariano en Caracas representa un claro y presente peligro1 a la paz y a la democracia del hemisferio", y que si no cambia por sí mismo, "puede invitar a las fuerzas del hemisferio para que ayuden a fortalecer la oposición venezolana e imponer cambios" por medio de la fuerza militar. En todo caso, Waller plantea que la "nueva" estrategia deberá "ayudar a que Venezuela logre un cambio de régimen pacifico para el próximo año... [y] que aun es posible lograrlo sin el uso de la fuerza", aunque acciones militares serán necesarias "si el dictador decide tomar acciones contra le infraestructura económica del país, como trató de hacerlo Saddam Hussein en Irak."

Borges y Súmate en la "nueva" estrategia golpista

Esta "nueva" estrategia golpista de neoconservadores y anticastristas contra Venezuela consiste en debilitar el apoyo internacional e interno que goza el gobierno del presidente Chávez de cara a las elecciones presidenciales de 2006, y así facilitar una intervención directa si Chávez es reelecto presidente de Venezuela. Sin embargo, la administración Bush no cuenta con suficiente apoyo en América Latina y el Caribe para arremeter contra el gobierno venezolano, como tampoco con todo el conglomerado que hace vida en la oposición venezolana debido a que para hacerle frente al "dictador", según la lógica de Waller, hace falta "sangre nueva" desvinculada a la desacreditada élite puntofijista que sea capaz de capitalizar las simpatías de una oposición fracturada y liderar una "transición efectiva." En este contexto, nadie mejor que las organizaciones ultraderechistas de Primero Justicia y Súmate para que actúen como las agencias que Washington necesita para protagonizar el tan anhelado "cambio de régimen" que propone el infame informe de Waller.

Precisamente, Primero Justicia y Súmate son organizaciones políticas de oposición que han realizado con relativo éxito la transformación fraudulenta de "asociación civil" a "movimiento político", lo cual les ha permitido cautivar la simpatía del colectivo antichavista, tomar distancia del puntofijismo, y acceder mas fácilmente a los jugosos desembolsos provenientes de Estados Unidos. Primero Justicia lo hizo primero a finales de los noventa, cuando bajo la bandera de una "justicia de paz" se presentó ante el país como una ONG de la "sociedad civil" venezolana, logrando así el financiamiento de corporaciones privadas, instituciones y fundaciones nacionales e internacionales para su causa "altruista". Documentos desclasificados de la CIA indican que el National Endowment for Democracy (NED) ha financiado sus actividades a través del proyecto "Fortalecimiento de Partidos Políticos" llevado a cabo por Instituto Republicano Internacional (IRI) Por su parte, la organización de oposición Súmate de la antichavista María Corina Machado, también logró su transformación hacia "movimiento político" conservando los cuantiosos desembolsos que les otorga el NED para realizar actividades partidistas y fungir como órgano paraelectoral asumiendo la guardia y custodia de datos privados y usurpando la competencia exclusiva y constitucional del CNE.

No es de extrañar entonces que de cara a las elecciones presidenciales de 2006 se produzca el lanzamiento, apresurado para unos y extemporáneo para otros, de Julio Borges como candidato presidencial, y la reunión entre el presidente Bush y la directora de Súmate, quien aprovechó la ocasión para acusar al gobierno venezolano de "violar los principios de la democracia, como el estado de derecho, derechos humanos básicos, y hasta la posibilidad de tener elecciones libres." (El Universal, 31 de Mayo de 2005) Ambas organizaciones requieren el financiamiento, apoyo y asesoría de Washington similar al que recibieron antes de la "guerra contra el terrorismo" los aliados políticos de Estados Unidos que hoy hacen gobierno en Irak y Afganistán, para sufragar los enormes costos de una larga campaña electoral de 18 meses que ya tiene pautada una primera gira a Europa con fines electorales, aunque Borges asegure que solo cuenta con "un par de zapatos y mucha voluntad." (Panorama, 31 de Mayo de 2005) En este sentido, la "destacada" intervención de la "canciller" Machado en la Casa Blanca le permitió proyectarse internacionalmente y asegurar nuevos fondos para las actividades partidistas de Súmate (El Universal, 1 de Junio de 2005), aunque dicho financiamiento viole de manera descarada el orden legal e institucional de Venezuela, lo cual se suma a su participación en la próxima reunión de cancilleres de la OEA a realizarse en Fort Lauderdale, Florida, donde también intervendrán varias "organizaciones civiles" venezolanas de oposición invitadas por el Consejo Permanente de la OEA cuando lo presidía el embajador estadounidense, Luigi R. Einaudi, entre las que destaca Consorcio Justicia, la cual está conformada por ex miembros de Primero Justicia. Precisamente, estas organizaciones de la "sociedad civil" son las que ha propuesto Washington para conformar un comité especial en la OEA que se encargue de monitorear la "calidad de la democracia" y el "ejercicio de poder" en América Latina, aunque su único objetivo sea asegurarle a la oposición venezolana una plataforma política y mayor influencia en el escenario internacional que contribuya al "cambio de régimen" en Venezuela.

Resulta realmente patético que la oposición golpista se haya plegado a los dictámenes de Washington despreciando no solo al pueblo de Venezuela que ha dejado claro su convicción democrática y respaldo al proceso bolivariano, sino también a la herencia legada por nuestros Libertadores que nos define una clara identidad como amantes de la libertad, soberanía y autodeterminación. Sin embargo, la "nueva" estrategia golpista está condenada al fracaso debido a que desestima, como lo hicieron iniciativas similares en el pasado, el carácter revolucionario del pueblo venezolano, que ha hecho conciencia de su realidad socio-política y que jamás se rendirá ante las pretensiones hegemónicas e imperialistas de Washington.

(1) Esta expresión se refiere a la doctrina utilizada por Estados Unidos para caracterizar a una situación que representa una amenaza para la nación o a sus ciudadanos, y la cual puede permitirle al gobierno estadounidense limitar los derechos de su primera enmienda constitucional sobre la libertad de expresión, prensa y asociación.

(*) Internacionalista

Referencias:

Chaim Kupferberg (19 de Noviembre de 2003) "Truth, lies, and the legend of 9/11" OnLineHournal.com
http://www.onlinejournal.com/Special_Reports/111903Kupferberg/111903kupferberg.html

J. Michael Waller (Mayo de 2005) "What to Do About Venezuela." The Center for Security Policy
http://www.centerforsecuritypolicy.org/index.jsp?section=papers&code=05-P_09

J. Michael Waller (10 de Enero de 2003) "Beware Risks to a Democratic Future." Insight Magazine http://www.insightmag.com/main.cfm/include/detail/storyid/342933.html

J. Michael Waller (18 de Junio de 2001) "Preparing for The Next Pearl Harbor Attack (Bush team addressing terrorism threat)." Insight Magazine.
http://www.freerepublic.com/focus/f-news/1105829/posts

Jean Hardisty (13 de Mayo de 2002) "Some Mid-Year Thoughts on Militarism and the Bush Administration." Public Eye.org http://www.publiceye.org/foreign_policy/just-fp.html

Rosa Amelia González de Pacheco (Marzo de 2003) "Las Organizaciones de Ciudadanos en Venezuela: ¿Ser o no ser actores políticos?" IESA-LASA
www-personal.umich.edu/ ~mmarteen/svs/lasa03/Gonzalez.pdf

Tom Barry (15 de Septiembre de 2004) "Douglas Feith: Portrait of a Neoconservative." AntiWar.com
http://www.antiwar.com/orig/barry.php?articleid=3545

William D. Hartung (18 de Diciembre de 2001) "A Victory for the Star Wars Lobby." MotherJones.org
http://www.motherjones.com/commentary/columns/2001/12/abm_treaty.html




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Antonio García Danglades(*)


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