La gestión del conocimiento y la educación popular liberadora

     En el mundo organizacional de las empresas capitalistas se entiende por gestión del conocimiento la transferencia de  prácticas competitivas (la mayoría de veces desleales) sustentadas en experiencias de aprendizaje donde “las personas puedan obtener en el momento adecuado la información que requieren para actuar con mayor eficacia y eficiencia” (O’Dell, 2000); es decir, que la información  resulta ser un medio de poder que permite descubrir, alcanzar y aplicar el conocimiento para crear valor que se traduce en dinero. Y ese valor está limitado, entre otras cosas, por una visión individualista  que orienta al grupo empresarial hacia donde desean ir para ser mejor que sus adversarios en los servicios y bienes que venden. 

     Pero, gestionar  el conocimiento con el fin de que esté al servicio de una educación popular liberadora pasa por la declaración de que todo conocimiento es una relación dialéctica  entre un sujeto cognoscente y un objeto conocido; en efecto, el conocimiento es una  consecuencia de la socialización que incluye la realidad que vive cada individuo en interacción con su entorno, contextualizándolo, reintegrándolo y totalizándolo para que sea pertinente en un mundo cada vez más global, complejo y multidimensional (Morín, 1999). 

     De manera que, como proceso, el conocimiento viene a ser  un continuo que aporta referentes contextuales, no como el espejo de las cosas sino como una reconstrucción a través de nuestras percepciones que lo codifican (Morín, 2000) en información con un valor de uso condicionado por el contexto histórico, político, económico y social de la sociedad. Por esta razón,  el conocimiento se traduce en poder y se convierte en algo apreciable, tangible para quienes lo sustentan.

     En el caso de las sociedades dependientes o  en vía de desarrollo, (y Venezuela viene ganando una batalla de liberación desde la recuperación, en el 2003, de su principal empresa de petróleo  PDVSA), muestran cómo las  economías de carácter exógenas, han sido sometidas a la dominación imperial hegemónica y aquí el conocimiento a constituido  una nueva forma de mantener a los pueblos sometidos.

     Se plantea entonces el problema, que las naciones que controlan el gran capital, las tecnologías y la ciencia “imponen y proponen sus estructuras, incluyendo las educativas a los pueblos en vías de desarrollo y con esto los dominan para sus propios intereses” (Gamboa, 2011). Por tanto, el conocimiento ha sido secuestrado por los opresores que sustentan el poder globalizado bajo el nuevo orden económico mundial. De ahí que, hoy más que nunca nos corresponde pensar en las propuestas educativas de maestros como Simón Rodríguez, José Martí, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Paulo Freire, entre otros.

     Y en relación con este último, nos enseñó  que la educación verdadera y liberadora es “Praxis, reflexión y acción del hombre para transformarlo” (Kaplún, 2003), es hacer referencia al cambio de  la sociedad, la comunidad y la persona en interacción dialéctica con su medio ambiente, es concebir al nuevo hombre como sujeto de ella misma para alcanzar los valores que se han deformado y redimir su identidad nacional.

     Es  en este marco, donde debe reflexionarse sobre la gestión del conocimiento como una estrategia que se articule a “los  procesos sociales, ambientales, y económicos en tejido, desde la búsqueda del bienestar personal y social, en equilibrio ecológico, con base en la ética” (Tabón y Núñez, 2006). Vista de esta manera, desde una perspectiva   transdisciplinaria  permitirá la comprensión y transformación del mundo, circunscrita a los saberes y poderes creadores del pueblo como recitaba Aquiles Nazoa en su Credo universal, a sus experiencias, sus modos de vida, creencias y esperanzas.

     Pero ¿qué tipos de conocimientos  se  gerencia en una comunidad? En realidad lo que se gerencia no es el conocimiento en sí, sino  el ambiente  donde se crean y se transfieren algunos tipos de conocimientos  en razón de su valor práctico e innovador, que favorezca y satisfaga las necesidades locales, dé beneficios, resultados que deben mantenerse en el tiempo.

     Así, toda comunidad tiene su sabiduría popular en distintas áreas donde se desenvuelven de manera cotidiana: crean espacios de diálogo intercultural para el intercambio de saberes, realizan prácticas autogestionarias, planifican y ejecutan actividades comunitarias, ecológicas y deportivas,  toman decisiones colectivas, inventan construcciones artesanales, construyen casas y aceras, mantienen áreas verdes y pequeños huertos organopónicos, entre muchas otras acciones que se convierten en servicios o bienes para la propia comunidad y que mejoran su calidad de vida.

     El reto es entonces, que las comunidades organizadas aprendan a gestionar el conocimiento más allá de como si fuera una simple información, esto en función de que solucionen sus problemas. Es, darle significantes desde una epistemología popular para llegarles a las verdades y luchar contra las mentiras mediáticas que tratan de imponerse manipulando la información, es un saber que sepa utilizar el conocimiento como producto personal o colectivo, que es participativo y que puede ser difundido y compartido a través de intercambios, debates, discusiones y  asambleas; para lograr su aceptación y comprensión y que esté al servicio del desarrollo de un nuevo modelo económico, político y social del país que se quiere construir en socialismo.

REFERENCIAS

Gamboa, Gustavo (2011). Conocimiento para la liberación frente al conocimiento para la dominación (I). Caracas: Aporrea.org. Disponible en http://www.aporrea.org/tiburon/a119450.html  [Consulta: 2012, marzo 30].

Kaplún, Mario (2003). Paradigmas y modelos de educación y modelos de comunicación. En Comunicación social, selección de textos (pp. 63-91). La Habana: Ediditorial Félix Valera.

Morín, Edgar (1999). La cabeza bien puesta: repensar la reforma reformar el pensamiento. Bases para una reforma educativa. Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión.

Morín, Edgar (2000). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Caracas: Ediciones FACES-UCV.

O´Dell, Carla (2000). Potenciar la capacidad de la  gerencia del conocimiento para crear valor. En Centro Internacional de Educación y Desarrollo, Gerencia del conocimiento: Potenciando el capital intelectual para crear valor (pp. 9-28). Caracas: Ediciones FONCEID PDVSA.

Tabón, Sergio y Núñez Ariel (2006). Las gestión del conocimiento desde el pensamiento complejo: un compromiso ético con el desarrollo humano. Revista- Escuela de Administración de Negocios [Revista en línea], n°058 septiembre-diciembre, pp-27-39. Disponible en http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=20605803 [Consulta: 2012, marzo 30].


mianyel59@yahoo.com



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