Sus pinturas, murales e ilustraciones de divulgación ideológica y educación sindical, muestran el respaldo dado en forma permanente y consecuente por este artista a las luchas de la clase trabajadora venezolana durante casi un siglo. Claudio es un ejemplo de integridad, consecuencia y entrega a una causa noble, y nos sentimos muy orgullosos de contar con su valiosa contribución en estos tiempos en el que, para tantos, compromiso, lealtad y firmeza son palabras lejanas, desvaídas. Muy al contrario, sus pinceles y su pensamiento siguen juntándose a favor de las luchas más trascendentales de este pueblo.
La comunicación necesaria
Al decir de Bertold Brecht, los hombres indispensables son aquellos que luchan toda la vida. Ése es el caso de Claudio Cedeño, pintor, caricaturista, muralista, dirigente sindical, militante revolucionario y, sobretodo, maestro formador de juventudes. Este singular venezolano vio la luz en Río Caribe, estado Sucre, el 30 de octubre de 1916, en plena dictadura de Juan Vicente Gómez.
En su pueblo natal inicia sus actividades creativas con la gráfica, de manera espontánea con una publicación artesanal que se llamó “La Chinche”. Sus paisanos comenzaron a llamarle “caricaturista”. Eso sucedía en los últimos años de la sangrienta dictadura del General Gómez.
Ya en Venezuela la explotación petrolera había comenzado por parte del imperialismo norteamericano, inglés y holandés. Los campos venezolanos se fueron quedando solos, pues sus habitantes emigraron tras la “quimera del oro negro” hacia el occidente venezolano, el estado Zulia. Claudio fue uno de los millares que emigró en su exilio económico a los 19 años de edad. En la ciudad de Cabimas ejerció el oficio de zapatero y comenzó a ligarse a las incipientes organizaciones de los gremios artesanales que luego desembocarían en los primeros sindicatos.
En 1936, se produce la primera huelga petrolera contra el Imperialismo y por la Soberanía Nacional. Entre los principales dirigentes obreros se encuentran Manuel y Lino Taborda, Pantaleón García… Esa gloriosa gesta obrera marca el inicio de la organización sindical y de los primeros núcleos revolucionarios que fundarían, en 1944, el Partido Comunista de Venezuela.
Todo este accionar social hizo que Claudio Cedeño se convirtiera en militante comunista.
De regreso a la capital de la República, Claudio ya en las tareas de militancia política, se relaciona con el pintor y caricaturista Leoncio Martínez (Leo), quien editaba el semanario humorístico “Fantoches”. Leo, maestro de Claudio y de varias generaciones de caricaturistas venezolanos, ve en el joven artista condiciones de un buen dibujante y lo incorpora al semanario.
Claudio realiza sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas de Caracas, de la cual egresa como profesor e inicia sus actividades plásticas junto a significativas figuras de la plástica venezolana, simultáneamente continúa ejerciendo la actividad periodística. En plena dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, junto a los pintores Gabriel Bracho, Armando Lira, Jorge Arteaga, José Antonio Dávila, Rafael Ramón González, Sócrates Escalona, Nicolás Piquier. Antonio Rodríguez Llamozas, José Requena, Enrique González y Luis Domínguez comienza en 1954 a intercambiar ideas sobre el arte y la situación política del país y la necesidad de teorizar y profundizar en la práctica plástica, el realismo social y los aspectos que conforman un arte que refleje el sentido de pertenencia a esta tierra de gracia.
El accionar gremialista de Claudio lo llevó a ser uno de los fundadores de la Asociación de Periodistas y luego del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, que en 1958 organizó la huelga de la prensa contra la dictadura del General Marco Pérez Jiménez; Cedeño estuvo estrechamente vinculado al Presidente de la Junta Patriótica, Fabricio Ojeda, el cual dirigió las acciones que derrocaron al dictador el 23 de enero de ese año.
Poco después de la caída de la dictadura, Claudio y los pintores antes señalados, fundan el Taller de Arte Realista (T.A.R.) sobre los postulados de “defensa y promoción del arte realista, así como clarificar ante la opinión pública que el arte en Venezuela se había venido conformando bajo los designios de las oligarquías”. El TAR realizó una actividad de difusión y formación hacia el interior del país y fabricó un puente de intercambio artístico y político con otros países de América Latina. Por ejemplo, la gran exposición del Taller de Gráfica Popular de México, con participación de Diego Rivera, Orozco, Siqueiros y otros pintores mexicanos.
Desde su incorporación a “Fantoches” en 1938 Claudio participó en casi todas las publicaciones humorísticas de Caracas: “El Morrocoy Azul” (1942); “El tocador de señoras” (1953); “El fósforo” (1954); “Dominguito” (1959); “Una señora en apuros” (1960); “La pava macha” (1961); “El Infarto”, “El imbécil”; “La sápara panda”; “El sádico ilustrado”. También ha publicado diariamente sus caricaturas en los diarios “Clarín”, “El Mundo”, “El Nacional” y “El Universal”, al igual que en los semanarios comunistas “Aquí está” y “Tribuna Popular”. Una labor pedagógica política excepcional fue la que cumplió con la Hoja Guicaipuro I, sin contar su labor como docente en varios liceos y colegios de Caracas, más su excelente obra de pintor.
Resumir en un pequeño espacio la vida, la lucha revolucionaria y los aportes al arte de Claudio Cedeño es algo difícil, sobretodo si tomamos en cuenta la inmensa labor social, cultural y política que ha desarrollado, sin que hayan hecho mella en él las persecuciones, los encarcelamientos, el cerco económico y la exclusión permanente de que fue objeto por parte de la oligarquía cultural venezolana.
Dejándonos su vida hecha caricatura en la madrugada del 29 de noviembre de 2009, a los 93 años, recogió sus macundales y se fue de gira astral nuestro Maestro, Camarada, Claudio Cedeño.
¡¡¡LUCHAR HASTA VENCER!!!
Jesús Mujica Rojas
Ceramonauta
Enero, 2012
