Primera línea estrátégica (1 de 5)

O como ejercer a Bolívar sin adorar el oro del becerro

A Renán Estaba y también…a los que le disimularon el amor 

 

     Sirva el marco de esta pequeña  introducción para aclarar que este sentimiento hecho palabra ya está ganando espacios en las “bilaterales de acera”, en la conversación cotidiana de nuestras comunidades con la alarma que desgarra ante el asombro de ver en posiciones claves a quienes nunca han comulgado con la patria urgente y necesaria por la que nuestros simones de siempre, el Che, Alí, Noel, Solfanni, Alzolay y Quintin Moya, junto a Noel se comprometieron a tal punto de hacerse de una pasaje más temprano que nosotros a la eternidad, en ese intento de allanar el camino para la buena siembra y siembra para todos. Trato, animado por ese mismo sentimiento y la palabra-combate / palabra - fuego de explicarme ante  los que padecen de biofilia que el 2012 nos amanece pronto y ojalá no nos consiga en la distracción que produce el exceso de aspiraciones electorales infladas por el clientelismo  y un déficit de esperanza para los que por años pudieron aprender solamente la desesperanza. Sirva entonces el Artículo 1 de los Estatutos del Hombre, de Thiago de Mello como un estimulo para un nuevo cruce de los andes: “Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos dadas trabajaremos todos por la vida verdadera”. 

     Faltan dos años y no falta nada, en un marco socio – cultural donde existen, como dijera Martí, dos tipos de hombres (y mujeres... para no copiar el patrón machista): los que aman y construyen, los creadores; pero también están los que odian y destruyen. Sobre estos últimos los hay afuera y adentro, de la patria y también del partido en la extraña dialéctica de la dominación amo / imperio – siervo / apátrida. Demás está decir –y esto pueda molestar a muchos- dentro de nuestras filas tenemos buenos discípulos para el cultivo de la derrota y que han demostrado, por la ventaja de una revolución sin tiros que no hay ninguna diferencia entre amar al becerro de oro o amar al oro del becerro. Esto precisamente vendría a explicar una serie de “errores, deficiencias y obstáculos” como una traba para avanzar. Y es que el camino se ha hecho mas largo, o quizás nuestros pasos más cortos y pesados. De una manera u otra el reto es ese viaje a lo interno del PSUV, para no dejar que la herrumbre se apodere de la autocrítica por su poca utilización. De allí el contexto donde cobra sentido las ERRES (R) como un sacramento de liberación, una especie de “hermenéutica del peligro”, pero que esta vez no funcione  justo en el momento del desastre o de la derrota, sino que a través de Revisión, Rectificación, Reimpulso, Reunificación, Repolitización y Repolarización, se vuelvan a encontrar los iguales, pero mosca con estas ERRES, porque pudiera ser peligroso re – unificar cuando no se ha entendido la unidad o re – politizar cuando se ha politizado desde un ethos capitalista, desde una cultura del voto solo para el “momento” electoral. De allí la visión profética del comandante - presidente para poner el acento en el análisis de la cultura capitalista, vale decir, que se lleva hasta los tuétanos,  pero que Chávez  invoca por ello la participación del MILITANTE y del DIRIGENTE sin que les falte nunca “audacia y honestidad (,,,) voluntad y claridad políticas (…) la unidad inquebrantable, la disciplina revolucionaria y la lealtad a los principios de la Revolución”. 

     De la cultura capitalista a la militancia socialista hay un trance peligroso que inevitablemente pudiera rayar en la desmovilización o en un tipo de pensamiento político de la adecuación, lo que atentaría contra el desarrollo de un proyecto socialista como el que estamos soñando en el amanecer de la patria. Digo esto a riesgo de la herejía, pero es que tengo que sostenerlo con sus consecuencias, pasar de la conciencia capitalista como cultura hacia una militancia socialista es una peligrosa disonancia que puede funcionar -si la opción es entregar la patria-  de manera que haga ver la consolidación de un nuevo sistema de relaciones dentro de los mismos parámetros de una derechización de la izquierda, (de la que goza de cargos, de la que cuenta con el amigo o amiga en  los puestos claves, y la que vive de la madrina o padrino de turno para el ascenso político) perdónenme el  término, pero es que la militancia, ya sea la que cree en el mundo macdonalizado, o la  socialista serían una mediación entre una cultura y otra, es el medio no el fin, la militancia como teoría y práctica. De allí que la “opción preferencial” de nuestro socialismo desde Abya Yala tiene que asentarse en una entrega por la patria en el convencimiento de que otro mundo es posible.Parafraseando a Marx, diremos entonces…sin conciencia revolucionaria no hay militancia revolucionaria.

     Todos los vicios de la cultura política  capitalista se han ido perfeccionando, de allí el alerta que nos hace Frey Betto a la hora de diferenciar al militante del militonto en el siguiente decálogo (señalado en negritas) que enriquecemos – eso intentamos desde nosotros mismos a partir de los dos puntos, dejando un paréntesis abierto para que los contextualice con los que “viven” la revolución de manera “constante y sonante”, bolivaristas, SI  (por su adoración a MAMMON, a BAAL), bolivarianos, NUNCA. Vencer la cultura capitalista requiere del ejercicio del decálogo de Betto, amen de “ejercer” al CHE, a Marx, a Bolívar y…pensamos que no puede faltar aquí el ALI nuestro, el de Paraguaná, del que pensamos que bien pudiera ser la cuarta raíz del árbol, o por lo menos retoño:

  1. Mantenga viva la indignación: no  la perdamos porque nos perdemos nosotros. Si la perdemos, entonces no habrá nada porque luchar… y se perderá el compromiso, quedaría el espacio construido para una izquierda electoral de nuevo tipo, facilona ella, pero nunca para revolucionarios.
  1. La cabeza piensa donde los pies pisan: nos referimos aquí a la necesaria in–vivenciación, como alternativa para sumar y multiplicar y no quedarnos en el socialismo cómodo que se discursea en cualquier “cajita de confort”, a la orilla de un Old Parr, que  se pague  con dineros del Estado.
  1. No se avergüence de creer en el compromiso social: esto implica encontrarle sentido a la razón y a la pasión, en la militancia socialista nunca una debe dejar a la otra, para ello debe optarse por volver a Bolívar, pero con Marx y el Che, con Alí.
  1. Sea crítico sin perder la autocrítica: Decídete a no criticar por criticar o hacerlo para que le guste a aquel, que mañana puede conseguirme algo. Déjate criticar.
  1. Sepa la diferencia entre militante y "militonto": Si vas a realizar una tarea para jactarte de ella, asistir a marchas para que te vean, actuar como “inversión” estarás entrando en el campo del “"Militonto". En cambio si logras la conexión sentimental e intima con el pueblo, sin caer en la pauperolatria (esto se lo dejas al militonto) y haces del estudio una herramienta para el cambio, la práctica, la historia te dará de alta como un militante.
  1. Sea riguroso en la ética de la militancia: acuérdate del “rabo e’paja” y haz de la ética la construcción inédita de una conciencia que no le falte al compromiso y de un compromiso que no le falte a la conciencia.
  1. Aliméntese en la tradición de la reconceptualizacion: es necesaria la búsqueda y encuentro de Bolívar, Zamora, el Che, Marx y nuestro  semeruco Alí. Nadie es dueño de la verdad, sino el pueblo que  la construye.
  1. Prefiera el riesgo de errar con los pobres a tener la pretensión de acertar sin ellos: una cosa es pensar desde abajo y otra pensar con los de abajo, la segunda es la opción revolucionaria.
  1. Defienda siempre al oprimido, aunque aparentemente ellos no tengan razón: hagamos nuestro el dolor de otros, sin miramientos ni credos falsos.
  1. Haga del análisis y la mística militante un antídoto contra la alienación: No dejarse confundir con las apariencias, lo seudo concreto es una invitación a convertirnos en semidioses.

     Desde el decálogo de Betto, puede parafrasearse a Garaudi: "No se trata de pasar de este mundo al otro, sino de hacer que este mundo sea otro".  No es tan fácil, pues no se trata de pasar de una conciencia a otra, de una cultura a otra (esto no se decreta) se trata de que la nueva conciencia, la nueva cultura sea OTRA, y aquí lo determinante sería la praxis (de reproducción y/o transformación), la militancia que revelaría dos racionalidades (metafísica y dialéctica) y dos tipos de pensamiento (homotopía y heteretopía). Primero que la conciencia está la militancia y esto implicaría un método que como militantes estamos llamados a construir desde la invivenciación, desde la lógica concreta (dialéctica) y desde las dinámicas de la comunitariedad (saber – hacer – tener – poder): construirlas con nuevo signo es hacer socialismo desde las pequeñas cosas, desde la cotidianidad como munición contra esa  “cultura capitalista de apropiación y uso del poder político” (y vaya como la han aprendido a usar dentro del partido – el Instituto Universitario de Tecnología de El Tigre, queda a la orden para los malos ejemplos). 

     La  cultura capitalista de la que debemos ser ateos, es igual, sólo que en otro escenario a la concepción bancaria que manejó Freire para enseñarnos como se imbeciliza desde el aula al concebir a los sin luz como objetos  y/o recipientes vacios. En las cinco líneas, léase “Esta “cultura capitalista” se expresa en el hecho de considerar que pertenecer a un partido equivale a “invertir” en él, a través de sus contribuciones financieras o con su trabajo militante, y que esa “inversión” debe ser “recompensada” o “remunerada” con puestos, cargos, prebendas o influencias en el Estado, en el terreno de los negocios o en el mismo partido”. Sin embargo, debe aclararse dentro del PSUV, la condición dialógica necesaria para la formación. El ejemplo, como significado y significante, continente y contenido, en este caso  debe venir desde arriba, en aquellos funcionarios que no han asimilado su condición de humanos y hasta se han convertido en lugartenientes de la impunidad. Desde allí deben empezarse a practicar “las 100 planas” que están obligados a realizar desde la comprensión y el ejercicio de las cinco líneas estratégicas.   

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Nelson España

Miembro del Frente Antiimperialista de la Zona Sur - Anzoátegui

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