Tras la batalla del 26 de septiembre muchas fueron las suposiciones aclaradas. Luego que algunos confundieran el número ocho con dos ceros pegados en sus sueños. El contundente respaldo del pueblo larense al chavismo nos llena de compromiso y de responsabilidad para terminar con lo iniciado. Vamos a una nueva campaña el año entrante y en ella es crucial la unidad y la reafirmación de la ideología partidista que el pueblo mismo espera ver en la práctica… porque en la práctica, lastimosamente es así, el pueblo mucho más radical que este proceso cuyas variantes dependen a veces del cáncer burocrático que ha hecho metástasis en algunos sectores, herencia cuartorepublicana.
Desde la nueva asamblea se erigen los más grandes retos y se perfila un escenario de debate que la oposición debe asumir para la construcción y no para el sabotaje y la obstaculización… a ver si por fin, engranan con los intereses del pueblo y dejan a un lado sus intereses personales, corporativos y transnacionales. Por respeto a un pueblo que merece trabajo y no engaño, que merece ser el dueño de su destino.
La nueva arquitectura de poder comunal será definitiva para constituir un estado más justo y digno y será a propósito de esta formación que serán ejecutados los recursos y orientadas las políticas públicas. Los gobernantes que le temen a la participación de las comunas, esos que cuestionaron la aprobación de esas leyes y la ejecución de las acciones que consolidan ese camino dejan ver su egoísmo y dejan a la luz que realmente son maniobreros de la gerencia pública y no transformadores sociales.
Vamos a comenzar el trabajo… el trabajo real con la comunidad, el trabajo de calle, de base, de fondo que tanto el pueblo espera, con miras no solo a una reelección presidencial sino más bien de cara a un futuro que tenemos la responsabilidad de construir y dejar de legado a nuestras venideras generaciones. Patria socialista o muerte… VENCEREMOS…
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