Mérida: Si esto es verdad, Carlos León… ¡Sálvese quien pueda!

Carlos León cree que el tiempo está a su favor, y que el pueblo olvida con rapidez. Lo asimiló en la Facultad de Derecho, claustro que pervierte cualquier mente y que permanece en el pasado. Pero no, el tiempo es historia viva y el pueblo no volverá a olvidar. Agarrado de esa falsa consideración, Carlos Belandria ¡perdón! Carlos León no está dispuesto a rectificar y denunciar por desfachatado el “acuerdo” electoral con la peor mafia de Mérida, y su representante, Alfredo Aguilar, se mantiene como Jefe de Prensa en la Alcaldía.

Grave, lindando en terrible, la situación anterior, pero si lo que a continuación escribo es verdad, sí que Carlos León es un menguado de marca mayor y constituye un peligro latente para la Revolución; y por tanto, o renuncia o lo sacamos revolcatorio mediante. Y es que corre el “rumor” (no me afianzo en rumores, pero lo de Aguilar comenzó en eso y terminó siendo una calamidad real; además, este “rumor” me lo transmitió un profesor de toda mi confianza) de que la más soez periodista de Mérida seguirá en la nómina de la Alcaldía. Se trata de quien ha vertido más excremento mental, más vómito tipográfico, más excreta mediática, más defección resentida, más perfidia odiosa… Quien mejor ha alimentado a los coprófagos disociados merideños; quien mejor ha difamado, vilipendiado, ultrajado, desacreditado… a Chávez y a los gobernantes y chavistas en general de Mérida. Una de las viudas más voluminosas de la IV República, esclava plumífera de quienes perdieron el poder a manos del pueblo hastiado de atropellos, latrocinios, injusticias y exclusión… la insidia hecha “periodista”, la hiel hecha mujer. Y todo bajo la dirección de Alfredo Aguilar y bajo el patrocinio del testaferro de WD y el “contratista” argentino, desprendidos financistas de la campaña de Carlos León.

Pues sí, esa fulana que desde la sentina Quinta Paila (a una ídem irá a parar la “responsable”, porque Dios existe) del diario Cambio de Siglo, llegó a producir náusea social, “parece” que continuará en la nómina de la Alcaldía, al igual que permanecerá el Arzopisco Porras, el “cronista” de la ciudad por obra y gracia de su hermano político William Dávila. (Sobre esto se le oyó decir a su segundo en la Alcaldía: “Con la Iglesia no hemos de topar, Héctor, que excomuniones y anatemas suele repartir a granel, y el suelo que pisamos es como resbaladero de lapa.”)

Carlitos aprendió en la Facultad de Torcido de la ULA, donde el pensamiento de Juan Vicente Gómez es de lo más profundo que se enseña, que no hay mayor ventaja que el anonimato mediático; que nadie hable para nada de los funcionarios (y de los enemigos políticos), ni para bien ni para mal. Es decir, la teoría de la anticomunicación. Para eso, gobernadores y alcaldes de Mérida, la mayoría egresados de esa Facultad (por eso de “facultar” pillos a granel), han mantenido en “nómina” la mayor cantidad de periodistas posible; y hay tantos miembros del CNP dispuestos a los bozales de arepa, sobre todo aquí, en Mérida, donde es tan “difícil” y tan mal remunerada la profesión más antigua del mundo (la serpiente del edén fue la primera, pues “desinformó” a Eva).


Pues sí. Venceremos la repulsión y leeremos la Quinta Paila para ver cómo será el tratamiento reservado a Carlitos León, que ya comenzó a cambiar, pues ahora la culpa la tienen los chavistas intransigentes que no están dispuestos a aguantar el vuelco “democrático” del alcalde y su loable propósito de reconciliación. Igualmente, contaremos los centímetros de “publicidad” de la Alcaldía en Cambio de Siglo, y, desde luego, estaremos pendientes del destino de los contratos. Para esto ya hay voluntarios en las propias entrañas de la bestia. De todo, mantendremos informados a las UBEs y a los verdaderos dirigentes populares de la Revolución, porque si bien ya el pueblo no olvidará, hay que echarle una manita para que no lo haga.

Para terminar, citaré una opinión de alguien que estuvo metido en la campaña electoral. “Con tanta pasión que Carlos decía ˝No Volverán”, y quien se iba a imaginar que los llevaba de vuelta debajo de las alas”.

Y como nadie cumple eso de “para terminar”, aprovecho para preguntarme: ¿Cuándo comenzará a cambiar Mérida? ¿Cuándo se comenzará a notar que el nuevo Alcalde no pertenece a la recua de los anteriores? ¿En cien días? ¿en doscientos? ¡Los estamos contando! Porque. pobre Carlitos si no saca guáramo e ideología para diferenciarse. ¡El pueblo no perdonará más!


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