Papeles para el debate

Chávez: faro de dignidad

Inmediatamente después que el Presidente Hugo Chávez asumió el poder sus adversarios y enemigos comenzaban a fraguar su salida en el corto plazo. Los distintos intentos directos e indirectos de sobornarlo, no cuajaban. En eso llevan un decenio.

Las maniobras y demás artilugios iban siendo desmontados uno a uno; mientras tanto, él asumía y emprendía acciones a los fines de derrotar la hegemonía unidimensional impuesta a nivel planetario luego del desmantelamiento de la URSS y la desaparición del mal llamado “equilibrio del terror” y así devolverle al mundo, una correcta visión de ejercicio democrático y multipolar donde convergerían enfoques –probablemente divergentes más no excluyentes- en torno a cómo abordar los problemas de la humanidad sin sujecionar a ninguno de los actores.

Esta percepción del mundo y de la vida, para algunos meras utopías incluso desde la incredulidad e ignorancia política de algunos quienes le acompañaban desde el 4F, comenzaban a aflorar en paralelo, poco a poco, ante la desconfianza del sector civil desde donde se tenía una visión del cómo se forjan las revoluciones y su liderazgo que no cuadraba con relación a la perspectiva que brindaba el Hombre de Sabaneta y los compañeros se preguntaban ¿Militar revolucionario en Venezuela? Sí Luís; sobre todo cuando la gran mayoría, por no decir todos, habían sido formados bajo los conceptos doctrinarios de la Escuela de las Américas y en los cuarteles gringos en Panamá o la misma USA, para después venir a aniquilar a sus nacionales.

Recuerdo que por los 80 unos camaradas –otros asumían el compromiso del internacionalismo proletario- nos invitaron a una reunión en la capilla universitaria de la Universidad Central de Venezuela “UCV” a los fines de discutir si nos involucrábamos con unos militares que se estaban reuniendo para hacer una revolución. Se pensó por un momento que esa invitación era una acción encubierta de la inteligencia militar entre otras razones porque uno de los compa que nos invitaba a reunirnos era un ex preso del Cuartel San Carlos y pensamos que había sido captado como agente de la Dim o quizás Disip, para atraer, apresar incautos que después mataban como en reiteradas oportunidades había ocurrido en nuestro país y otras naciones. El temor estaba a flor de piel. Aún eran momentos de clandestinidad. Nos habían matado, y aun nos asesinan, gente buena.

Como se sabe, los manuales de inteligencia y contrainteligencia señalan que cuando la sociedad está tranquila ellos promueven aparatos en torno a los cuales nuclean “ovejas descarriadas”, que luego las utilizan y después los aniquilan a su antojo cuando ya no les son beneficiosos. De esa experiencia está preñado el movimiento revolucionario. Los represores crean incluso, organizaciones políticas sin ningún sustento social e infiltran las existentes colocando sus fichas (algunos son durmientes que luego activan), que mueven a su antojo en los niveles de dirección e incluso a nivel de los cuadros medios a los fines de la agitación controlada, como de la confianza que requiere capturar a nivel de sus iguales ya que a través de ese mecanismo se enteran y conocen que se cuece tanto a nivel del pueblo como de las bases del partido y su dirección.

Al respecto recomendamos la lectura del libro, “Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión”, escrito en el año 1925 del siglo XX por el revolucionario bolchevique, Víctor Serge, una vez derrotado el Zar y desmantelada su policía política. El mismo, es la síntesis de la Ojrana rusa luego de concluir cómo funcionaba el aparato represivo más sofisticado en la Europa de aquel entonces.

Continuando, los perjuicios intelectuales y pequeñoburgueses, me atrevería a decir casi fanáticos, en torno a la teoría revolucionaria rayando en la religiosidad -eurocéntricos algunos y clasistas otros-, fue el pan de cada día en la “academia”, tabernas y alguno que otro centro de discusión que lideraban los sempiternos “pensadores”, asiduos de la “República del Este”, del Gran Café de Sabana Grande en Caracas y demás bares adyacentes, donde sabemos ahogaban sus nostalgias los antiguos dirigentes una vez el Pacto de Punto Fijo los enclaustró en el marco de la “política de pacificación” que implementó en aquel entonces el hoy fallecido ex presidente, Rafael Caldera Rodríguez. Los ilusos durmientes que frecuentaban esos espacios nocturnos, fueron acompañados por otros no menos conspicuos adoradores del “elíxir de los dioses”; la droga dura, aun cuando algunas élites ya la consumían, no tenía cabida en la ciudad capital de los “techos rojos”. Fue el caso del también ex presidente, Jaime Lusinchi, por citar sólo uno de ésos especímenes, quien como otros tantos burgueses bonachones y socialdemócratas, aprovechaban para apaciguar el espíritu; en paralelo, adquirían entre poemas y canciones, cuantiosas y valiosas obras de artistas revolucionarios que buscaban no desaperecer pero que indefectiblemente habían quedado en el olvido o habían sido corrompidos y corroídos con y por el tiempo. Caldera había logrado su objetivo; degradar al hombre a su más vil expresión.

Para la época, se señalaba peyorativamente el discurso bolivariano -salvo honrosas excepciones- pues se le percibía como burgués (de hecho lo tenían secuestrado), en contra postura a la arenga revolucionaria en su sentido clásico o de las distintas vertientes internacionales que influenciaban los movimiento políticos en la Región.

Sugerir en un círculo de estudio se leyera sobre las experiencias de la guerra irregular de la independencia, la emancipación popular (sin pretender soslayar otras literaturas y manuales clásicos nacidos al fragor de las luchas del pueblo), o de los movimientos de aquellos tiempos –amén que no existía mucha documentación pues incluso las doctrinas militares patrias eran extranjeras y negadoras de la experiencia propia-, era casi un “pecado”. Mientras la “vanguardia” era dogmática en términos de los paradigmas políticos a seguir, a finales de los 70 en su guerra contra la dictadura somocista, los sandinistas se auto denominaban sin ningún prurito, bolivarianos. Rompían el modelo.

Fue con posterioridad al 4F y antes con la guerra centroamericana donde hasta los más recalcitrantes aceptaban y descubrimos, nuestra identidad político-militar y lo que significó para la patria las acciones de por ejemplo, Maisanta, su generación y antecesores. El enfoque burgués de la historia los negaba y desaparecieron de los textos escolares; si es que nunca estuvieron. Con Chávez se desempolva la historia y se rescatan los preceptos patrios secuestrados por la clase dominante. Se hacen tierra y gente.

En el marco de lo anterior y con un mundo totalmente entregado a los avatares del capital; más sin embargo con un pueblo ávido de dirección, una vez llegado a la “Casa de Misia Jacinta”, comenzó a desmontar el artero plan norteamericano de controlar los importantes recursos energéticos mundiales y de nuestro país siendo el inicio de su decenio, determinante a los fines de las visitas que realizó a sus homónimos internacionales. Contra viento y marea se da la reactivación de la OPEP; en consecuencia, valoración justa de los precios de los hidrocarburos que garantizaría los recursos necesarios y suficientes (que sus enemigos hasta hoy reclaman como suyos tal como en la IV república), para catapultar la visión internacional e interna del ensayo bolivariano.

Dijo lo que tenía que decir respecto de la obsolescencia de algunas formas de organización supra nacional y el burocratismo en ellas imperante para después promover exitosamente, al menos en la Subregión, acciones que permitieron el nacimiento de propuestas más acordes con la realidad de los pueblos y el nuevo siglo.

Junto a Fidel, le dieron nacimiento a la ALBA y desde ésta, al sinnúmero de misiones económicas, de salud, cultura y sociales que dieron al traste con los eternos modelos de explotación y dependencia; garantizándose que los pueblos marginados y excluidos, accesaran a lo que históricamente el capitalismo salvaje les había negado. Proveyó un nuevo uso y razón al uso del “excremento del diablo” que reposa en nuestro subsuelo. Más allá de la Venezuela rentista y de cara al Siglo XXI, se plantea consolidar la autodeterminación y soberanía que nos habían arrebatado.

Impulsó la creación de Unasur desde donde nacieron propuestas como la elevada por el presidente Luis Inacio Lula da Silva a objeto de superar la visión colonial de la Seguridad y Defensa que hasta ahora privó en la Fuerza Armada de nuestro Continente y habíamos heredado luego de la post guerra.

Seguidamente en el 2009, los mexicanos se suman a la experiencia integracionista (diríamos más bien unionista), elevando la propuesta que más luego se conoció como “Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños” a la que el gobierno bolivariano se sumaría sin prejuicio de las anteriores iniciativas que más que excluyente la consideraba complementaria. (Subrayado nuestro), conociendo lo babosa que es la clase política mexicana con el imperialismo; no obstante las dificultades existentes aun se arrodillan y se mantienen sumisos ante el Nafta pese al gentío que todos los días les matan en el Muro no precisamente de los lamentos, que les han construido frente al “border line” con el Estado de Texas. No queda claro si esa iniciativa emergió para opacar la propuesta bolivariana continental. Sólo el tiempo lo dirá.

Cuando uno revisa todos estos actos promovidos por el Comandante Presidente (y junto a él otros prohombres y mujeres de los nuevos tiempos), en los cuales se desmonta poco a poco el modelo neoliberal y burgués por medio de la promoción de instrumentos económicos, políticos, sociales, culturales y militares, que se contraponen a las vías anti históricas que por mucho tiempo existieron en nuestros países (al menos en la ALBA, por ahora); es por lo que comprendemos cuan peligroso él se ha convertido para el imperialismo y sus lacayos.

Mientras él continúa promoviendo el respeto y la unidad entre iguales (que se traduce en irreverencia ante el opresor), ellos estimulan el intervencionismo, la utilización de las instancias internacionales para catapultar sus propósitos y no los de su membrecía, operaciones encubiertas, el egoísmo, la desintegración, la agresión, la dependencia y demás modalidades de embates que históricamente le han permitido a la clase dominante global (valga decir hoy el neo imperialismo de las corporaciones), someter y torcer la voluntad de los pueblos y hombres libres que constituyen y forman las naciones que hoy se niegan a desaparecer.

Al respecto, el Estado pasa a ser para el capital hoy, un estorbo y no un sujeto de la acción, a los fines del desarrollo en su fase superior, tal como nos lo predijera e indicara Lenín. De allí que sostengamos –como lo hemos afirmado en anteriores ensayos-, que si ayer, a principios del siglo XX, el nacionalismo era contrarrevolucionario como también lo fueron las guerras interimperialistas, hoy afirmamos que es revolucionario apoyar y defender el Estado moderno en tanto éste se enfrente, como respuesta de los pueblos, a la vorágine del neo colonialismo tanto Europeo como gringo.



(*) Politólogo e Internacionalista Venezolano

Magister en Seguridad y Defensa


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Manuel José Montañez Lanza (*)


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