Realidad virtual

Lunes, 29/12/2025 09:23 AM

La afirmación del mandatario nacional, Nicolás Maduro: "Es imposible que desde sectores del poder de EE.UU. fabriquen una realidad virtual y le impongan a la Venezuela de Bolívar un modelo de dominación colonial y esclavista para robarle sus recursos naturales", sintetiza con precisión la tensión histórica entre los proyectos de soberanía latinoamericana y las estrategias de dominación imperial.

La metáfora de la realidad virtual no es casual: describe un intento de construir narrativas artificiales, simulacros políticos y mediáticos que buscan sustituir la experiencia concreta de los pueblos por ficciones diseñadas en laboratorios de poder.

El objetivo es imponer una visión del mundo donde Venezuela aparece como "Estado fallido", "dictadura" o "amenaza regional". Tales etiquetas no son neutrales: funcionan como dispositivos de legitimación para sanciones, bloqueos y operaciones de desestabilización.

Se trata de una realidad virtual que pretende reemplazar la complejidad de la vida venezolana por un guion colonial, donde el país es reducido a proveedor de petróleo, gas y minerales estratégicos.

Desde la perspectiva del derecho público internacional, esta estrategia choca con principios fundamentales: la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en asuntos internos y el derecho de los pueblos a disponer libremente de sus recursos naturales.

La metáfora de la esclavitud adquiere actualidad en el terreno digital. Las plataformas globales, controladas en gran medida por corporaciones estadounidenses, operan como espacios donde se difunden matrices de opinión que invisibilizan la voz de los pueblos. La "esclavitud simbólica" consiste en encadenar la percepción colectiva a un relato único, diseñado para naturalizar la subordinación.

La resistencia no se limita al plano diplomático; también se expresa en la vida cotidiana de un pueblo que, pese a las dificultades económicas, reafirma su derecho a decidir su destino. La realidad virtual fabricada desde Washington choca con la realidad material de una nación que no se rinde y que reivindica su historia de independencia.

La batalla contra la realidad virtual impuesta por sectores del poder estadounidense es, en última instancia, una batalla por la verdad y la dignidad. Venezuela no es un holograma colonial ni una simulación esclavista: es un país con memoria, con recursos y con voluntad de soberanía.

La Venezuela de Bolívar, en su resistencia, demuestra que la realidad no puede ser virtualizada ni colonizada: la realidad es la soberanía y la soberanía es innegociable.

La realidad real es que el piraterismo imperial en el mar Caribe nos está robando nuestro petróleo.

Politólogo

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