La desindustrialización en el Tercer Mundo y su superación

Domingo, 21/12/2025 10:14 AM

Definitivamente la desindustrialización en el Tercer Mundo ha tenido consecuencias devastadoras, manteniéndolo en la posición marginal, con el aumento de la pobreza y exacerbando otros problemas sociales. A medida que las economías en desarrollo han sido objeto de políticas neoliberales, muchas industrias nacionales se han visto forzadas a cerrar o reducir su tamaño debido a la competencia global. Esto ha resultado en un aumento del desempleo y en la pérdida de medios de vida para millones de personas.

Históricamente, no existen precedentes de alguna nación que haya alcanzado un alto nivel de vida y autonomía nacional sin pasar por un proceso de industrialización sólido. La industria manufacturera es el principal motor de productividad; a diferencia de los servicios o la exportación de materias primas, la fábrica genera "encadenamientos productivos" que fomentan la innovación y la capacitación técnica masiva. La industrialización es una premisa del desarrollo.

La desindustrialización prematura en el Sur Global representa una barrera estructural que compromete la soberanía y el bienestar de millones. A diferencia de las naciones desarrolladas, que se desindustrializaron tras alcanzar altos niveles de ingresos, muchos países en desarrollo han perdido su base manufacturera antes de consolidar una clase media robusta, quedando atrapados en la "trampa del ingreso medio".

Esto ocurre cuando un país en desarrollo logra salir de la pobreza y alcanzar niveles de ingresos medios, pero se queda estancado sin lograr convertirse en una economía avanzada de altos ingresos sin que el país puede competir en industrias intensivas en mano de obra barata, como textiles, porque sus salarios han subido comparado con países más pobres y aún no tiene la capacidad tecnológica o el capital humano especializado para competir con países desarrollados en sectores de alta tecnología y servicios sofisticados.

La globalización por su parte, aunque prometía oportunidades y crecimiento para todos los países ha llevado a la explotación de recursos y mano de obra en países en desarrollo manteniendo la tradicional e imperialista división internacional del trabajo. Los países pobres no tenían ni tienen equipos de intelectuales que pudieran contrarrestar estos planteamientos. Es que las empresas multinacionales, al buscar maximizar sus beneficios, trasladan sus operaciones a lugares donde pueden pagar salarios más bajos y evitar regulaciones laborales y ambientales, pero afectando la economía local y destruyendo la infraestructura social previa.

Como consecuencia directa de su carencia de industrias en estos países, han sufrido un deterioro en su calidad de vida y no han podido salir realmente de las condiciones de atraso estructural en la que se encuentran. El acceso a servicios básicos como educación, salud y vivienda se ve comprometido. La falta de empleo dignamente remunerado y la incertidumbre económica pueden llevar al aumento de la violencia, la delincuencia y la inestabilidad social.

En estas situaciones, la juventud se siente atrapada, sin oportunidades, lo que induce a la migración forzada hacia áreas urbanas o incluso a otros países en busca de una vida mejor. También es más fácilmente captada por la delincuencia.

La industrialización no llegó a nuestros países y a Venezuela por si solo o porque a nosotros nos gustara vivir en un sistema atrasado. No. Así no fue, pues teníamos una política básica para industrializar cualquier país que era la política de sustitución de importaciones, la cual fue atacada sistemáticamente hasta que fue eliminada. Todo bajo el influjo de los Estados Unidos y del neoliberalismo para que abrieran sus mercados y eliminaran subsidios de inicio e instalación de las industrias. Desapareció de tal manera que aun en este proceso socialista no se oye nunca hablar de sustitución de importaciones. Pero ella es una política que estructura el proceso de industrialización, por que proporciona la base económica para crear industrias con mercado y rentabilidad.

Además, al no manejar conceptualmente la industrialización como prerrequisito para el desarrollo y por lo tanto entrar en las condiciones financieras impuestas por los organismos imperialistas internacionales, se mantienen las crisis económicas recurrentes, con ciclos de deuda y dependencia de esas ayudas internacionales y se perpetúa un estado de vulnerabilidad estructural.

La desindustrialización es la principal causa de la pobreza y los conflictos sociales y políticos se intensifican en su contexto, aunque las comunidades luchen por sobrevivir y recuperar su dignidad frente a este sistema, pero sin tener la conciencia de las posiciones económicas o reivindicativas que hay que utilizar.

Sin una base industrial es muy difícil alcanzar un alto nivel de vida. Sin ella como dijimos, hay un aumento de la dependencia, pues no se producen bienes con valor agregado, se deben importar tecnología y bienes manufacturados, se profundiza el déficit comercial y la deuda externa. Sin fábricas que absorban mano de obra, la población se desplaza hacia el sector informal que carece de sindicatos, seguridad social ni estabilidad. Y la delincuencia siempre está rondando y captando.

La desindustrialización en el Tercer Mundo es la causa fundamental de su pobreza y por lo tanto debe ser una de las reivindicaciones primarias del progresismo y el socialismo. Es necesario elaborar los planteamientos políticos y técnicos para recuperar el paso industrializador y abrir las posibilidades de un futuro de crecimiento, paz y trabajo para millones de personas que hasta hoy no tienen esa esperanza.

 

Nota leída aproximadamente 215 veces.

Las noticias más leídas: