Ahora el petróleo y los recursos minerales que han sido históricamente de Venezuela son de los Estados Unidos, según el relato que Donald Trump y sus socios imponen. Por eso, según ellos, mantienen las costas marítimas venezolanas bloqueadas y amenazan con "incautar" cualquier cargamento de petróleo que intente salir de Venezuela.
Antes dijo que Venezuela estaba gobernado por una "narcodictadura" que traficaba drogas a los EE UU y que ponían en riesgo la seguridad de los estadounidenses, por lo que luchaban por deponer a Maduro y a quienes lo acompañaban en el gobierno. Entonces el gobierno venezolano fue declarados miembros de una "organización terrorista extranjera".
Y un poco antes habían dicho que el gobierno de Nicolás Maduro, dirigía la banda criminal internacional llamada el Tren de Aragua que había enviado criminales como emigrantes ilegales a los Estados Unidos a delinquir a ese país, por lo que el gobierno de los Estados Unidos estaba enfrentado al gobierno de Maduro y promovía su salida del poder.
Parece increíble pero, después de todo esto, finalmente Donald Trump el actual gobernante de los Estados Unidos parece haber perdido la paciencia y dejarse de cuentos y decide de una vez por todas ir por lo suyo, o lo que el y sus socios siempre han creído que es suyo, el petróleo venezolano.
Ya en el año 2023 en plena campaña presidencial Mr. Trump declaró, sin ningún disimulo, como suele hacerlo él, que debieron haberse apropiado del petróleo venezolano sin pagarlo, que de haberlo hecho los Estados Unidos no tendría el problema que tenía entonces, refiriéndose a la falta de recursos energéticos en ese país.
Así como nadie se sorprende porque Trump apele a un relato tan inverosímil como que el petróleo que está en el subsuelo de Venezuela pertenece a los Estados Unidos, nadie se sorprende tampoco con que María Corina Machado y sus acólitos, la mayoría de ellos inmigrantes fuera de Venezuela, avalen lo que dice Trump. Al punto llegan estos lacayos que repiten como loros que lo de la nacionalización petrolera llevada a cabo en el año 1976 por Carlos Andrés Pérez fue fraudulenta y que por tal razón el petróleo del subsuelo venezolano le pertenece a los gringos.
No son pocos los que alegan que Donald Trump está loco, incluso a lo interno de los EE UU muchos de los que adversan sus políticas han hecho este tipo de señalamientos, pero la verdad es que él, en el caso venezolano, apenas actúa como un imperialista, ¿acaso no fue igual de absurdo el Decreto de Obama que en el año 2015 declaró a Venezuela como "amenaza inusual y extraordinaria" para los Estados Unidos?.
Donald Trump es, al día de hoy, es uno de los más legítimos representantes del imperialimos estadounidense que durante más de un siglo se apropió a su antojo de las riquezas petroleras extraídas del subsuelo venezolano. Hasta que apareció Hugo Chávez en el horizonte en Venezuela todos los gobiernos estuvieron al servicio de los intereses estadounidenses.
El gobierno venezolano, presidido por Nicolás Maduro Moros, siempre ha mantenido una política de diálogo e intercambio comercial con los Estados Unidos, especialmente en lo referente al petróleo, (tal como lo intentó Chávez) lo que parece ocurrir ahora es que Washington ha decidido que no pagará más por el petróleo venezolano y sencillamente se propone apropiárselo. Ello inevitablemente supone hacer la guerra a Venezuela y tomar el petróleo y sus riquezas como "botín de guerra". En otra época esto podría parecer un absurdo, pero en tiempos como los que se viven cualquier cosa puede esperarse de un imperio decadente como el de los Estados Unidos.
El año 2026 se presenta como azaroso y de nuevos desafíos para Venezuela, sin duda que enfrentar a un imperio como el de los Estados Unidos tiene sus consecuencias y el pueblo venezolano ya lleva más de una década padecienciéndolas, pero no vienen tiempos felices para Venezuela y la defensa de sus riquezas, representadas por el petróleo, supone un asunto existencial para este país. Amanecerá y veremos.