Inicio el presente artículo con la famosa frase de "En la Política nada es Casualidad", ciertamente como en el ajedrez, en la política, debe presumirse que todo movimiento está debidamente calculado, aunque no lo parezca.
No es casualidad entonces, que, entre las tantas ciudades del mundo, la Señora María Corina Machado haya elegido Oslo, como la nueva base de operaciones, para su accionar; no es casualidad que haya sido por medio del Premio Nobel de la Paz, indebidamente otorgado, que ella haya logrado justificar su huida del país; no es casualidad tampoco, que de los países que presuntamente reconocieron a Edmundo González como presidente y que respaldan la campaña de la oligarquía golpista venezolana, solo hayan asistido Argentina, Ecuador, Panamá y Paraguay.
El Premio Nobel de Paz para MCM no es solamente un premio de consolación, es una coronación, una satisfacción al ego personal del personaje político que ha construido MCM pero que se ha visto opacado constantemente por figuras masculinas.
María Corina siempre se ha proyectado, y busca ser percibida, como una mujer fuerte, valiente, resiliente, audaz y de gran liderazgo, pero esta proyección no logra superar las figuras masculinas que la rodean. Sin embargo, esta figura que ella busca proyectar contradice totalmente y choca con el perfil de Donald Trump, un melómano, misógino, adultero, acusado reiteradamente por acoso sexual y por ser gran participe y frecuente asistente de la isla de Epstein y sus fiestas. Por tanto, no sorprende que Trump no la haya incluido en su entorno más cercano. Él atiende a sus solicitudes por medio de Marco Rubio y María Elvira Salazar, comprendiendo que es una aliada necesaria para alcanzar los objetivos imperialistas que tiene sobre Venezuela, pero no porque simpatice con ella; sino, como lo ha insinuado en varias ocasiones, con la mayor ironía, la trata como una desconocida para él. Recientemente, afirmo ante la prensa que "alguien se lo gano. Es una mujer muy amable, muy amable. No sé quién es, pero fue muy generosa". Referenciando al premio nobel, y cuando MCM afirmó que él merecía ganarlo.
Para MCM tampoco debe ser fácil tolerar a Trump, quien acostumbra a humillar aquellos políticos que acuden ante EEUU para apoyo político y económico, como ha hecho con Milei, Macron y con Zelensky. Lo que lleva a insinuar que la relación entre Trump y MCM es más cordial que amistosa por los intereses alineados que poseen ambas partes.
No es casual entonces que haya conseguido el Premio Nobel de la Paz, galardón que lleva como título aristocrático que usa para percibirse por encima de Trump, quien aspiraba ganar el premio y del mismo Edmundo González que se presenta a sí mismo como Presidente de Venezuela. Esta coronación llevada a cabo de forma como si se tratara de una santificación, que fue recibida y presidida por su hija y no por todos sus hijos y pareja emocional (lo cual tampoco es coincidencia) evidencian el interés de MCM de aprovechar al máximo este premio para abrir puertas y lograr reuniones con personalidades influyentes.
No es casualidad entonces, que Oslo, capital de Noruega, sea hoy en día la nueva sede de operaciones de MCM, no es casualidad que no asistiera a la actividad, pues bien sabía el protocolo del galardón que su presencia solo causaría la intensificación de las manifestaciones en contra de ella, tampoco es casualidad la suspensión de la rueda de prensa, pues MCM está acostumbrada a una sala controlada, con periodistas previamente acordados, con preguntas preparadas y respuestas entrenadas por sus asesores de marketing.
No es casualidad, la invención de una aventura épica al estilo de la Odisea de Homero, donde la ubica como la heroína de la historia, pues una simple salida la hubiese hecho ver como una cobarde, como otra Guaido y otro Edmundo que pactaron su salida; No, ella tenía que tener una anécdota más dramática, porque para sus más fieles seguidores, ella es diferente.
No es casualidad, que lo primero que hizo MCM al instalarse en Oslo, haya sido entrevistas mediáticas, una visita a la realeza noruega y su visita al museo del Premio Nobel de Paz que exhibió solo imágenes de ella y su cronología como política. No es coincidencia tampoco, que en todas esas entrevistas el guion haya sido igual, con preguntas simplistas, ambiguas y genéricas que le permiten a ella quedar bien, esas son las clases de preguntas que a ella le gustan.
Pero entre Washington, Madrid y Oslo ¿Por Qué Oslo?; es la tesis del presente autor, que MCM ha escogido Oslo porque sus objetivos están con Europa, no mira hacia Estados Unidos pero no descarta el mismo. Entiende que es un aliado necesario para sus intereses, pero no ve impedimento en asegurar el respaldo de otras potencias, sobre todo las europeas, que le permitan ratificar su rol como lideresa de la oposición venezolana y más cuando no siente seguridad de Washington de cumplir con la amenaza a Maduro, y esto se intuye cuando en una entrevista de la BBC News, la reportera le pregunta si ha recibido seguridad de Washington de que el cambio será una realidad y su respuesta es "Mi seguridad viene de adentro, porque conozco mi país y conozco mi gente".
Washington es muy inestable, su red de lobistas exigen demasiado para lograr audiencias importantes, Senadores, Congresistas, Representantes de Partidos, todos cobran su tarifa para permitir una audiencia de 30 segundos para exponer un caso lo suficientemente convincente como para alinearse y ser voceros ante instancias superiores, además, Trump es muy impredecible, su forma de negociar es de ganar solo él, en la mayoría de los casos no cumple con su parte del trato y descarta sus aliados pues los considera como inferiores.
Madrid tampoco es opción, en ella se centra la oposición que más ha fracasado, la más manchada y trillada, considerada como "inútil" por los opositores más radicales, en ella se centra Ledezma, López, Tintori, todos aquellos acusados y sentenciados de corruptos por la opinión pública, rodearse con ellos es exponerse, por eso no es casualidad que ella ignore a Tintori cuando la misma se le acerca.
Oslo es territorio nuevo, es Europa, se percibe como lo refinado, elitista, aristocrático y culto de la Europa norteña, y es donde fue coronada, su premiación le da un status quo que ni López, ni Guaido ni siquiera Edmundo tuvieron en su momento, y, por ende, irse de Oslo
es abandonar esa ventaja. Sin embargo, el tiempo corre, y muchos sospechan e intuyen que habrá una juramentación de Edmundo en Europa con la Asamblea Paralela, para MCM esto puede ser contraproducente, la reafirmación de Edmundo la vuelve a colocar en segundo plano y solamente otra aventura ficticia de un "retorno épico" a Venezuela la volvería a colocar en la palestra.
La Gira de medios solamente puede durar poco tiempo, y, por ende, no es casualidad nuevamente, que la misma haya presentado una "lesión" a causa de su agitada y "épica" aventura, la misma es para ganar tiempo, idear una nueva estrategia y pensar su accionar.
Es probable y no sería casualidad, que estuviese agendando una gira a otras ciudades de Europa, para dar conferencias en universidades, entrevistas en medios de comunicación de alto tiraje, pero, sobre todo, lograr apariciones en parlamentos de los países europeos y sobre todo en el Parlamento Europeo, donde presentaría cartas denunciando y malponiendo a los venezolanos y al gobierno venezolano en aras de motivar e incentivar a Europa a involucrarse en las agresiones contra Venezuela.
Por eso, no es casualidad que María Elvira haya dicho que Venezuela sería un "festín" para las empresas transnacionales, por eso no es casualidad que MCM apoye el robo descarado de un buque petrolero de Venezuela e incentive a que se continue perpetrando esta clase de violación de los derechos internacionales, no es casualidad finalmente, que la misma haya dicho, al igual que Leopoldo López, al igual que Juan Guaido y al igual que Edmundo González Urrutia, que su retorno a Venezuela está condicionado a que la situación sea "propicia" para ello, o como ella lo puso "estaré en el lugar donde le sea más útil a la causa" y es evidente que ese lugar es y será por el futuro cercano y probablemente lejano: Oslo, Noruega.
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