Hoy, el Municipio El Callao amanece con el golpe económico más bajo de los últimos cuatro años: el precio de compra del oro se desplomó de $110 a $85 dólares la grama, mientras la onza Troy en los mercados internacionales supera los 4.200 dólares.
La excusa que circula –la supuesta interrupción de vuelos con efectivo debido a la exclusión aérea estadounidense– es un rumor funcional al sabotaje. La realidad es más compleja y perversa. En El Callao es un secreto a voces que redes económicas transnacionales, en particular vinculadas a la comunidad drusa Siria y Libanesa, controlan la mayoría de las compras de oro, estableciendo una red creciente de “mini-bancos”. En las últimas tres semanas, esta red ha orquestado una maniobra coordinada de estrangulamiento financiero.
No se trata de una caída estacional. Colapsar el precio local un 37% por debajo del referente internacional es un acto de agresión económica premeditado. Dinamitan el circulante que sostiene al pueblo y al comercio local. De manera sincronizada, tras haber especulado con el tipo de cambio paralelo elevándolo a 36.000 Bs. por cada 100 dólares, ahora lo hunden a 30.000 Bs. Simultáneamente, retiran la oferta de USDT a la par, cerrando cualquier canal alternativo. Su objetivo es corregir el mercado hacia la pauperización, perjudicando al minero y al pueblo callaoense.
El silencio del Ministerio de Minería Ecológica, del Banco Central de Venezuela y de los voceros políticos ante lo que solo puede calificarse como traición económica, es ensordecedor y cómplice por omisión. La afrenta se agrava cuando estos operadores despliegan simbología sionista (la Estrella de David, banderas israelíes) en pleno corazón de Bolívar. La pregunta es inevitable: ¿Acaso los flujos de dólares manejados por estas redes provienen de agencias como el Mossad, utilizándose a estos actores como proxies en una guerra económica híbrida? Mientras se refugiaron en Venezuela, proxies de la CIA y el Mossad desgarraban a Siria. Ahora, repiten el guion aquí, convirtiendo el oro venezolano en un teatro de operaciones.
Exigimos a las autoridades como Héctor Silva y Marco Torres que no permanezcan en silencio ni se presten a este juego. ¡Es la hora de la acción defensiva! El Estado venezolano debe asumir de manera directa, transparente y eficiente el comercio del oro, garantizando el pago justo según precios internacionales. Es la única forma de proteger nuestra economía y nuestra soberanía frente a las embestidas cada vez más sadicas del imperialismo, que utiliza a sus sabandijas económicas para desmembrarnos como nación.
La industrialización del oro, junto al petróleo y los impuestos nacionales, han sido un pilar para mantener a flote la economía nacional. ¡Basta de comeflorismo! Hay que defender a Bolívar, la segunda puerta –tras el Caribe– por donde el imperialismo intenta penetrar para destruirnos.
La defensa del Arco Minero es la defensa de la Patria.