La evolución de la situación internacional permite prever que el bloque formado por los países del occidente colectivo, conformado por Estados Unidos, Europa y sus satélites, están cada vez más aislados, agresivos y sin salida, como lo demuestra la renuncia de la mayoría de sus pueblos a involucrarse en un nueva guerra mundial, aunque así lo demanden las élites gobernantes, en su afán de no perder sus privilegios económicos mediante la venta de armas, que les permitiría dinamizar su economía en declive.
El gobierno estadounidense anterior, el de Joe Biden, fue incapaz de definir claramente el objetivo de su participación cada vez más directa en la Guerra de Ucrania. Lo mismo ocurre con Trump 2.0, al intentar pasar desapercibido vendiendo armas a Ucrania usando como intermediario a los países de Europa.
¿Qué tan lejos quiere ir? ¿Cuáles son sus expectativas y posibilidades más allá de la guerra psicológica?
Y lo mismo puede decirse de la política cada vez más agresiva de Estados Unidos hacia China.
¿Cuáles son sus objetivos y hasta dónde están dispuestos a llegar en su disputa por el Mar Meridional de China y en su defensa de Taiwán, enfrentando, en este caso, divisiones y fracturas dentro del propio bloque euroestadounidense?
A estas incertidumbres y a la progresiva pérdida de rumbo de la política exterior estadounidense liderada por el Inefable Halcón Mario Rubio, se suma un aumento de la división y polarización cada vez más agresiva de la propia política interior estadounidense, que no permite ningún tipo de previsión a largo plazo, incluso con un riesgo muy serio de que estalle una guerra civil no deseada. El cierre de la ejecución del presupuesto en octubre de 2025 resulta ser un síntoma inequívoco de ello.
Al mismo tiempo, es precisamente en este punto donde los estadounidenses han venido sufriendo sus mayores reveses, y demostrando la mayor incomprensión de los hechos, dejándolos con un llamado cada vez más explícito a su poderío militar, para buscar una negada solidaridad de sus ciudadanos.
Son amenazas el anuncio de Trump a Rusia de nuevas armas más modernas y de submarinos nucleares no detectables, así como el aumento significativo del presupuesto vigente del departamento de guerra, un cheque en blanco para mantener viva la guerra de Ucrania.
A partir de la lucha interna cada vez más violenta que hoy divide a la sociedad estadounidense, con la Guardia Nacional reprimiendo a civiles y agentes de aduanas persiguiendo violentamente a los inmigrantes, se puede entender mejor cómo Estados Unidos perdió su aplomo, y hoy es la mayor amenaza para la paz mundial porque percibe la pérdida de su liderazgo mundial. Un escenario similar está ocurriendo en Europa con las protestas masivas en contra del genocidio de Israel contra Palestina y por el exagerado financiamiento a Ucrania en detrimento de la calidad de vida de sus pueblos.
En este momento, se puede esperar cualquier tipo de locura por parte del gobierno estadounidense, que luce cada vez más acorralado y sin ningún tipo de proyecto nuevo para el sistema mundial más que retirarse disparando, como lo permite suponer sus disparatadas y agresivas amenazas contra Venezuela en Latinoamérica e Irán en el medio oriente, incitando a Rusia y China a intervenir, el primero armando a proxies y mercenarios y el segundo financiándolos. Se trata de escenarios muy complejos, donde un dron o un misil mal direccionado pudiera encender la mecha para provocar la tercera guerra mundial y acabar con todo vestigio de vida en el planeta.
iii Que Dios nos Agarre Confesaos !!!