El país de la guerra perpetua

Lunes, 15/09/2025 04:56 AM

"Estados Unidos en su arrogancia, se convirtió en la nación más agresora en la historia de la humanidad con sus invasiones y bombardeos a otros países". (Hugo Chávez Frías).

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó, el viernes 5 de septiembre de este año, una orden ejecutiva para cambiar el nombre del Departamento de Defensa y ahora se llamará Departamento de Guerra. Afirmó que con eso envía "un mensaje de victoria" al mundo.

Por eso el economista de EEUU, Jeffrey Sachs, lo llama el país de "la guerra perpetua".

Misceláneas

En 1940, durante la segunda guerra mundial, la célebre antropóloga norteamericana Margaret Mead, publicó un artículo titulado: "La guerra es sólo una invención y no una necesidad biológica". Ese artículo comienza con una pregunta: ¿Es la guerra una necesidad biológica, una fatalidad sociológica, o sólo una invención desastrosa?

La primera, la expresada por el pragmático y psicólogo estadounidense William James, en su ensayo titulado: La equivalencia moral de la guerra (The Moral Equivalente of War), donde este autor sostiene que la naturaleza humana es belicosa, competitiva y agresiva, y, por tanto, propenso siempre a las guerras.

La segunda, la guerra es la inevitable consecuencia del desarrollo del Estado, de la lucha por la tierra y los recursos naturales de las sociedades de clases que surgen, no de la naturaleza del hombre, sino de la naturaleza de la historia. En consecuencia, ella es inevitable, a menos que se cambie el sistema social y se aniquilen las clases, los conflictos por el poder y la propiedad.

La tercera, es la de quienes afirman que toda agresión proviene de la frustración de los impulsos del hombre biológicamente determinados, y como todas las formas de cultura están condenadas al fracaso; cada nueva generación será agresiva y la agresión encontrará su natural e inevitable expresión en la guerra de razas, en la guerra social, en la guerra nacionalista y en otras formas de guerra.

Para la autora Margaret Mead, la guerra será entendida como un conflicto organizado entre dos grupos (con aliados o sin ellos) para luchar y matar, es una invención como cualquier otra: las maneras de vivir, de casarse, cocinar los alimentos al fuego en lugar de comerlos crudos, saludar estrechando la mano o haciendo una reverencia, enterrar a los muertos (o cremarlos), celebrar cultos de acción de gracias, etc. Por tanto, la guerra no es una necesidad biológica, es simplemente una invención y como tal, las sociedades se resisten a abandonarla fácilmente.

Por su parte, el militar prusiano Carl Von Clausewitz, en su obra De la guerra sostiene que la guerra, aun si denota polaridad y fragmentación, aun si es exacerbada y continua, siguen siendo fundamentalmente política. Así lo dice: "la guerra no es más que la continuación del intercambio político con una combinación de otros medios".

Vladimir Ilich Lenin dirá: "Nosotros, los marxistas, diferimos tanto de los pacifistas como de los anarquistas en que reconocemos la necesidad de estudiar históricamente (desde el punto de vista del materialismo dialéctico de Marx) cada guerra en particular".

El papa Francisco sostuvo que la guerra es "un acto bárbaro y sacrílego y que "no puede ser algo inevitable" a lo que la gente acabe acostumbrándose, que se produce por falta de diálogo. "Basta, paren, dejen las armas, dialoguen seriamente por la paz"

Y realizó llamados a los "responsables políticos para que reflexionen" y comprendan que "cada día de guerra empeora la situación de todos".

En una entrevista con la agencia argentina de noticias Télam cuestionó el papel de la ONU en estos términos: "Después de la Segunda Guerra Mundial hubo mucha esperanza en la Organización de las Naciones Unidas. No quiero ofender, pero en este punto no tiene poder para imponerse. Ayuda, sí, a evitar guerras. Pero para parar una guerra, para resolver una solución de conflicto, no tiene poder".

Los tipos de guerras

La primera, la que se sitúa alrededor del siglo XVII, donde ya hay una distinción clara y generalizada entre militares y civiles y batallas formales en un campo de batalla lineal. El objetivo es siempre la consecución de la victoria en el enfrentamiento buscando la superioridad numérica, técnica, táctica o estratégica.

El declive de esta generación de la guerra comienza a finales del siglo XIX. Los ejércitos se empiezan a masificar y la tecnología se vuelve obsoleta. El armamento y munición se quedan anticuados para la gran cantidad de hombres que conforman los ejércitos.

La segunda generación de la guerra pone el énfasis con la frase, acuñada en la batalla de Verdún (Francia) en 1916, de que "la artillería conquista, la infantería ocupa" (Joseph Nye). Su paradigma es la Primera Guerra Mundial, donde se puso en práctica la ofensiva sin vacilaciones de ninguna clase, valentía y tenacidad, destrucción de la voluntad del adversario y donde las batallas están por encima de las luchas morales.

El paradigma de la tercera generación de la guerra lo será la Segunda Guerra Mundial, donde se agrega como características fundamentales la sorpresa y la velocidad. Es conocida también como guerra Blitzkrieg (o guerra relámpago). Se busca la superioridad tecnológica frente al enemigo y la coordinación de una fuerza aérea y terrestre.

EEUU y las guerras

Bajo ese último esquema ha operado Estados Unidos en las guerras más emblemáticas llevadas a cabo en este siglo XXI (Afganistán, Irak y Libia) puestas en ejecución por las distintas administraciones gubernamentales de Estados Unidos.

Aquí, ha sido el factor externo predominando, esto es, la invasión y el combate directo del ejército, conformado mayoritariamente por mercenarios, al servicio de los intereses de Estados Unidos.

Siempre debe recordarse que Estados Unidos desde que se conformaron como nación (a partir de 1776), lo hicieron bajo el modo de producción capitalista y su historia está plagada de intenciones expansionista, que se fueron acrecentando en el tiempo. En ella podemos encontrar que la utilización del instrumento de la guerra ha respondido a una necesidad biológica (son los elegidos de Dios), a una fatalidad sociológica (su Estado siempre ha sido un Estado empresario, como una vez dijo José Saramago y, por tanto, responde a los intereses del capital), a una invención desastrosa (el excepcionalísimo americano) o a una invención como cualquier otra (Estados Unidos siempre ha buscado hegemonizar)

El que fuera el 39º presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, habría dicho en un discurso pronunciado, en la escuela dominical de la Iglesia Bautista Maranatha en Plains, Georgia, que, durante los 242 años de su existencia, Estados Unidos ha estado en paz solo durante 16 años. Y si se toman en cuenta todas las guerras, los ataques militares y las ocupaciones de territorios extranjeros, en la historia de Estados Unidos solo hubo cinco años de paz: 1976 (el último año del Gobierno de Gerald Ford) y los que se desarrollaron entre 1977 a 1980. Eso, según Jimmy Carter,

Ahora, más allá de esas apreciaciones, lo cierto del caso es que en lo que va de siglo XXI, siglo que se auguraba como de paz, Estados Unidos ha acudido al expediente de imponer por la fuerza (la guerra) sus "valores" y la "democracia" que dicen defender. En unos casos utilizando la guerra clásica o convencional (primera, segunda y tercera generación) y en otros casos utilizando las guerras actuales o hibridas (cuarta, quinta y sexta generación).

Pero hay que recordarle que, en el primer caso, los resultados no han sido muy favorables que digamos para sus intereses.

El quid de la cuestión.

En el caso de Venezuela, todo está claro. Nada está conectado con la democracia o los asuntos políticos internos de Venezuela. Todo indica que la disputa tiene que ver con la importancia geopolítica de nuestro país.

Venezuela posee las mayores reservas probadas de petróleo del mundo, y su alianza con Rusia, Irán, China y, también, India, está incomodado a Washington y el "estado profundo" que allí manda y el empleado, Donald Trump, está haciendo la tarea.

En la Estrategia de Defensa Nacional del Pentágono, que, ahora da prioridad al hemisferio occidental, Venezuela es una pieza decisiva para el dominio estadounidense.

El objetivo de Washington es la subordinación política mediante la instalación de un gobierno alineado con la Casa Blanca, siguiendo el esquema neocolonial de la posguerra.

Por su puesto, Venezuela no está solo y se prepara, con el desarrollo del Plan de Defensa Integral de la Nación, la Resistencia Activa del Pueblo y la Ofensiva Permanente, instalados el 11 de septiembre.

*Sociólogo. Doctor en Ciencias Sociales. Profesor Titular jubilado, ex director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV, Con dos postdoctorados. Profesor del Instituto de Altos Estudios Diplomático "Pedro Gual" del Ministerio del Poder Popular para la Relaciones Exteriores. Profesor del Instituto de Investigación y Postgrado de la Escuela Nacional de la Magistratura. Fue Embajador en Polonia, Uruguay y Grecia. Miembro editorial de la Revista Amerika Latina y el Karibe. Director de Publicaciones de Intersaber y analista nacional e internacional.

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