Geopolítica del Caribe bajo la Sombra Nuclear, respeto a los tratados y la importancia de las Alianzas

Miércoles, 27/08/2025 06:46 AM

En mi experiencia política, diplomática, de lucha, de investigación, de emprendimientos y de vida, he aprendido que para entender la geopolítica de nuestro tiempo, debemos trascender el mapa de las viejas confrontaciones. La realidad que se nos presenta es un tablero cuántico, donde cada movimiento de una pieza afecta a todas las demás, donde las fronteras entre lo físico y lo perceptual se desdibujan. Venezuela, a pesar de lo que nos digan, no es una isla aislada en el Caribe, sino el epicentro de una lucha global que define el futuro de la multipolaridad. Es el punto donde convergen las miradas del mundo, donde se prueba la resistencia del espíritu humano frente a la maquinaria de la dominación.

La Guerra Difusa y la Guerra Cognitiva: Asfixia Sin Tanques

Lo que estamos presenciando hoy no es una guerra convencional, sino algo mucho más complejo y sutil: una guerra difusa. Es un conflicto que se libra sin tanques ni soldados, pero que busca asfixiar a una nación desde adentro, utilizando las sanciones económicas, el secuestro del oro, la retención de fondos en bancos internacionales y de empresas internacionales, y la manipulación mediática como sus principales armas. He visto cómo en el pasado, familias enteras hacían colas interminables no por falta de dignidad, sino por exceso de amor, por ese instinto profundo de llevar el pan a sus hijos a pesar de todo, una etapa ya superada por la resiliencia y el esfuerzo de un pueblo. La narrativa que se ha intentado imponer es la de un país colapsado, de un pueblo rendido, cuando la realidad es que la resistencia se ha convertido en una muestra de dignidad inquebrantable que se transmite de generación en generación. Para muestra un botón: a pesar de las más de 950 sanciones y el asedio, Venezuela es el único país en Latinoamérica con un crecimiento económico del 7% y un abastecimiento pleno.

Pero esta guerra no se detiene ahí. La guerra difusa se complementa con la guerra cognitiva, un asalto a la mente y la percepción de las personas. Se trata de una batalla por la conciencia, donde se busca fragmentar la identidad nacional, sembrar la desconfianza en las instituciones y desacreditar cualquier forma de resistencia. Nos bombardean con información falsa, con noticias distorsionadas y con narrativas diseñadas para dividirnos y hacer que nos volvamos contra nosotros mismos. Incluso se utilizan a ciertos operadores políticos, que actúan como agentes cipayos, individuos que, a pesar de haber nacido en esta tierra, ya no representan los intereses de su país. Afortunadamente, esta es una minoría cada día más insignificante, porque ante cada agresión, el pueblo se ha unido como un solo hombre para defender su soberanía. La guerra cognitiva busca que un pueblo, a fuerza de escuchar mentiras, termine por dudar de su propia realidad. Es el más cruel de los conflictos, porque busca someter a la gente sin tener que disparar un solo tiro, robándoles primero la esperanza y luego la verdad.

La Multipolaridad: El Nuevo Sol que Despierta

Mientras Occidente se desgasta en esta guerra difusa, un nuevo orden mundial, basado en la multipolaridad, avanza sin estridencias. El eje de la resistencia, liderado por potencias como Rusia, China, Irán y la India, no se ha enfrascado en conflictos interminables, sino que ha invertido en su propia infraestructura, ha forjado alianzas y ha construido una fuerza que hoy desafía a la hegemonía. Son pueblos que han entendido que la verdadera soberanía no se regala, se construye con sudor y con visión estratégica.

La visión de Sun Tzu, aplicada a la geopolítica, se hace evidente en su estrategia: no se enfrascan en guerras frontales, sino que debilitan a sus adversarios con movimientos sutiles y calculados. El avance de la flota naval china, la construcción de alianzas estratégicas o la creación de un sistema financiero alternativo al dólar no son coincidencias, sino piezas de un ajedrez global que han colocado a Estados Unidos en una posición defensiva. Los BRICS, más que una alianza económica, se están consolidando como el principal motor de esta nueva arquitectura global, una que promueve la cooperación y el respeto, en lugar de la imposición. Es el despertar de un nuevo sol que ilumina caminos que creíamos olvidados.

La reciente conversación entre el presidente iraní, Dr. Pezeshkian, y Vladimir Putin es una prueba tangible de esta cooperación. Irán, que ha sido blanco de la propaganda occidental, reafirma que sus principios ideológicos le impiden buscar armas nucleares, mientras profundiza la colaboración nuclear con Rusia para fines pacíficos. Este tipo de declaraciones y alianzas, que se fortalecen en plataformas como BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la Unión Euroasiática, son la respuesta directa al unilateralismo.

Venezuela y la Proclama de la Región como Zona de Paz

La denuncia de Caracas ante las Naciones Unidas, señalando el despliegue de buques de guerra, incluido un submarino nuclear, en el Caribe, es un claro ejemplo de que la guerra difusa no es solo una teoría. Esta acción de Estados Unidos, denunciada públicamente, se siente como una escalada de acciones hostiles e intentos de intimidación que buscan, precisamente, romper el equilibrio que Venezuela, y la región en general, han logrado mantener. La denuncia de Venezuela exige el cese de este despliegue militar y reclama que se respete el Tratado de Tlatelolco, que declara a América Latina y el Caribe como una zona libre de armas nucleares. Este es un acto de defensa de la soberanía y la paz regional.

La posición de Venezuela, que se hace eco de la Proclama de la CELAC de la región como una "Zona de Paz", es un grito de advertencia que reafirma mi punto: la lucha por la multipolaridad no solo se libra en el tablero económico o diplomático, sino en la defensa de principios fundamentales como el respeto al derecho internacional y a la soberanía de los pueblos. Es un acto valiente que busca proteger no solo a Venezuela, sino a la estabilidad de todo el continente.

La Visión Bolivariana y la Necesidad de una Unión Regional

El sueño de la Gran Colombia de Simón Bolívar es hoy más relevante que nunca. La única forma de que nuestra región avance y se libere del yugo extranjero es a través de una verdadera unión, una Unasur que no sea solo un nombre, sino una fuerza política y económica capaz de defender los intereses de nuestros pueblos. No podemos seguir dependiendo de la ayuda o la aprobación de potencias que nos ven como un patio trasero. He conversado con campesinos, con obreros, con estudiantes que comparten un anhelo común: vivir con dignidad en una patria que se respete a sí misma.

La relevancia de la UNASUR como propuesta legal

En este sentido, el libro "LA UNIÓN DE NACIONES SURAMERICANAS (UNASUR): ALIANZAS ESTRATÉGICAS" del Mayor General Pascualino Angiolillo Fernández se convierte en una herramienta fundamental para comprender cómo esta visión Bolivariana puede materializarse. Su propuesta, a partir de elementos muy particulares de Venezuela, subraya la importancia de la UNASUR como un espacio institucional ideal para establecer nuevas estrategias de defensa nacional y continental. Este análisis legal y militar no es solo una teoría, sino una hoja de ruta para fortalecer la soberanía y la integración regional, sirviendo como un contrapeso efectivo a la presión imperialista y demostrando que la unión de nuestros pueblos es la única respuesta para enfrentar los desafíos de la geopolítica actual.

La visión de Bolívar era clara: una patria grande unida. Esta es la única vía para enfrentar la guerra difusa y las presiones externas. Es el momento de tomar las riendas de nuestro propio destino, de reconstruir el tejido social y demostrar que la política, la verdadera política, se hace en casa, con nuestra propia gente y para nuestra propia gente. Solo así, con la gente en pie de lucha y los políticos a la altura de los desafíos, podremos construir el mundo multipolar y más justo que tanto anhelamos. Un mundo donde cada pueblo pueda escribir su propio destino con tinta de esperanza y letras de dignidad. Este artículo busca reflejar no solo el análisis geopolítico, sino la voz de quienes resisten día a día, porque cada palabra está escrita con el propósito de honrar la lucha silenciosa de millones que creen en un mundo donde la multipolaridad no sea solo un concepto estratégico, sino una realidad humana donde quepamos todos.

 

 



Hemos jurado vencer y venceremos.

 

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