La pantaleta del Reino Unido

Lunes, 06/07/2020 07:22 AM

Allí, en el mismo lugar donde fracasaron estrepitosamente Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Luis López López Méndez y Andrés Bello en su propósito de obtener respaldo institucional destinado a fortalecer la lucha para lograr la libertad de su patria, se encuentra ahora Vanessa Neumann, entregando parte del territorio nacional liberado y de sus reservas internacionales de oro, actuando a nombre de un gobierno bufo e inexistente, de la cual se proclama su representante diplomática, aparentemente con el carácter de "Embajadora Plenipotenciaria."

En su descargo podemos decir que ella realmente, no está negociando, como se afirma erradamente, ese pedazo de la tierra venezolana y el oro depositado en las arcas del Banco Central de Londres, sino prestando su nombre para convalidar un descarado despropósito y robo del gobierno inglés. En su libro, "La habitación donde ocurrió", John Bolton, el ex asesor de seguridad de la Casa Blanca, confiesa que apoderarse del oro venezolano era un acuerdo convenido entre Londres y Donald Trump , o sea, entre el imperio madre y su hijo, ese engendro sembrado en este continente, llamado Estados Unidos de América. Bolton, para no arriesgar su pellejo, no se atrevió a confesar que la entrega del territorio del Esequibo también era cuestión decidida entre el arrugado imperio británico y la carne de su carne y sangre de su sangre. Esa es la razón por la cual la "Embajadora" ,con su engolada voz, insiste en recomendar a la gente de la Banda, que resulta inconveniente participar en el debate sobre el territorio usurpado a Venezuela, cuyo destino se pretende poner en manos del Tribunal Internacional de Justicia ,a pesar de que su jurisdicción no alcanza a Venezuela. Ella, pues, Vanessa Neumann, no está negociando nada, solo presta su nombre para darle apariencias de legalidad al robo y al despojo que se pretender perpetrar contra la Patria de El Libertador.

Se debe aclarar que el "prestanombre" aunque formalmente actúa por sí mismo, se trata tan solo de un simulador que realiza actos aparentemente en nombre propio, pero que realmente son por cuenta e interés de otro, a quien conviene ocultarse para eludir su propia responsabilidad o perjudicar intereses ajenos; en consecuencia, el prestanombre solo realiza actos simulados. Como contraprestación, el prestanombre recibe del mandante oculto el pago previamente pactado por la gestión encomendada. En la región oriental venezolana, la persona que actúa de esa manera, es llamada "La pantaleta." Es común oir en boca de la gente del pueblo, cuando ve aproximarse a uno de esas personas, decir en voz baja, por ejemplo,: " Ahí viene "la pantaleta" de don Lorenzo," o de "don Ricardo." .El calificativo adquiere también otras connotaciones que por obvias, no requieren ser aclaradas, como cuando por ejemplo, un estudiante de cualquier núcleo universitario de la región afirma: " Esa es una "Pantaleta de la Embajada", o fulano es un "Pantaleta de la CIA".

Sin embargo, el caso de Vanessa Neumann es atípico, ella usa su nombre para usurpar la representación diplomática de la República Bolivariana de Venezuela y concertar acuerdos con su verdadero mandante, que no se oculta, ni lo representa pero si le retribuye sus servicios. Se trata de una conducta antijurídica, grotesca, carente de los principios más elementales de la ética, que ha sido considerada como expresión de un acto de piratería internacional y que en síntesis, da lugar a la comisión de un concierto de delitos que configuran una abierta traición a la Patria. Ella actúa como agente del Estado inglés, que unilateralmente, con transgresión del ordenamiento jurídico internacional así como del propio ordenamiento jurídico interno, pretende investirla de una representación de la cual carece, en desconocimiento de la legítima autoridad diplomática del Estado venezolano , con la finalidad de dejar sin efecto actos válidamente celebrados entre el Reino Unido de Inglaterra y la República Bolivariana Venezuela y consentir en otros, en perjuicio de los intereses del Estado venezolano, cuya representación ha convenido en usurpar a cambio de recibir compensaciones previamente acordadas.

Supremacista, racista , orgullosa, discriminadora y pretenciosa " La Pantaleta del Reino Unido", ante las averiguaciones penales y las medidas solicitadas en su contra por la Fiscalía General de la República, por los delitos cometidos en contra de Venezuela, espontáneamente confesados de manera pública por ella misma, responde "twiteando" al Presidente de Venezuela," con las amenazas propias de quien se siente respaldada por la fuerza bruta: "¡Muere Maduro.!" A continuación de su nombre, el breve mensaje terrorista destaca que es "Diplomada," título aludido con la infantil intención de descalificar y discriminar a quien ella considera inferior por no tener un título universitario. A falta de mejores razones, la también "lobista" habría respondido del mismo modo a un Galeano o a una Gabriela Mistral.

La Ph.D de la Universidad de Columbia, y ex funcionaria de la Fuerza de Tarea de la OCIDE, deseó con ardor mentarle la madre al Presidente, desistió por tratarse de un recurso propio de gente "sin clase," como el negro Chávez, quien descortésmente llamó "come mierdas" a los yankees y los mandó " a "irse para el carajo" y de sobra llamó "borracho" a George Bush; además, corría el riesgo de descalificarse ante Su Majestad.

Ella supo resistir la tentación de "aplastar" aún más, a Maduro, agregando a continuación de la distinción académica, la mención: "Catalina la Grande," para "picar" por mampuesto a Cilia Flores, corriendo el riesgo de que la acusaran de ególatra, pretenciosa y exagerada. Vaciló entonces optar por "Catalina, la Grande de Venezuela", pero no le pareció "cool" y desistió. Con toda razón. Para una mujer de su "pedigree", como se acostumbra decir por acá, no habría resultado en estos lares del tercer mundo nada "cool", sino ¡Fo! , y así se lo hubiera echado en cara, con toda seguridad, la mismísima marginal de Carola Chávez y hasta el mal hablado negro margariteño Roberto Malaver, a pesar de las recriminaciones que por su atrevimiento recibiría de su culta amiga Cyntia Machado Zuloaga.

Los venezolanos que amamos a nuestra Patria no le deseamos la muerte a "La Pantaleta del Reino Unido", pero sí, que se retrate con Lilian Tintori, infalible maldición gitana que le echamos de todo corazón, aunque después tengamos que hacer un acto de constricción y arrepentirnos por desear mal a nuestro prójimo, que es un grave pecado, según se pasa recordando a todo el mundo el impertinente "cura comunista" Numa Molina.

 

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