Desde Vanguardia Ciudadana por la Democracia (VCD), observamos con profunda atención y preocupación la convocatoria del Consejo Nacional por la Soberanía y la Paz, así como la grave amenaza que enfrenta nuestra nación. Nos sumamos al llamado por la defensa de la Venezuela amada ante la agresión militar y la injerencia imperialista de los Estados Unidos. La historia nos enseña que, cuando la patria está en riesgo, la única respuesta digna es la unidad nacional, y en ese sentido, saludamos el impulso de este espacio de diálogo.
No obstante, la defensa de la patria es un compromiso de todos y para todos. No puede ser un ejercicio de exclusión o de un "vente tú" a los que me caen bien. Lamentamos profundamente que, en un momento tan crítico para nuestra soberanía, la convocatoria al Consejo, liderado por el diputado Jorge Rodríguez, haya vuelto a invisibilizar y dejar por fuera a importantes sectores de la izquierda disidente, conformada por académicos, intelectuales, ex ministros de Hugo Chávez, maestros, líderes populares, sindicales y obreros, a los únicos que hablan de aumentos salariales y reclaman mejores pensiones activamente sin temor a la persecución política, a los que se les niega sistemáticamente la participación política. Esta intolerancia, que se refleja en inhabilitaciones, judicialización de partidos, hostigamiento y el ostracismo que aplica a muchos dirigentes, es un patrón de comportamiento que históricamente ha debilitado a la izquierda, fracturando la necesaria unidad de la que tanto se habla.
La paz y la soberanía no se defienden solo con buques de guerra, sino con el respeto a la pluralidad y la inclusión de todas las voces. Es contradictorio invocar la unión nacional para enfrentar al enemigo externo, mientras se excluye, estigmatiza y persigue a quienes defienden a la patria desde una posición crítica. El discurso de Jorge Rodríguez sobre la unidad de los venezolanos, sin importar el bando, es inspirador, pero su noble llamado pierde fuerza cuando se observa la lista de invitados.
Nuestro temor es que, como viene ocurriendo en estos tiempos de paz con amenazas, sanciones y bloqueos imperiales, donde el reparto de los pocos recursos petroleros que ingresa al país se sigue distribuyendo de una manera desigual y discrecional a grupos económicos tradicionales, aliados y amigos del poder, la historia se repita en tiempos de guerra. En una crisis más profunda, con recursos aún más menguados, la disidencia de izquierda también podría ser excluida por intereses mezquinos que no ayudan a la unidad nacional. No podemos permitir que la clase obrera y las políticas de subvenciones y bonificaciones salariales, contrarias a la Constitución, sigan siendo la norma. Un pueblo unido es un pueblo valorado en su lucha diaria.
El único camino hacia la paz es la unidad nacional
El pueblo venezolano ha demostrado una fuerza inquebrantable para resistir. Los actores políticos, movimientos sociales y gremios debemos unirnos en un frente nacionalista y democrático para rechazar la injerencia extranjera. El gobierno debe convocar a todos los sectores para formar una alianza que defienda la soberanía del país, mientras se avanza hacia un consenso político y social que garantice la democracia y la justicia.
Desde VCD, hacemos un llamado al gobierno y a todas las fuerzas políticas a entender que la mejor estrategia para la defensa de la patria es la reconciliación nacional. Exigimos que se abran todos los canales de participación, se levanten las inhabilitaciones y se respete la opinión disidente.
La única victoria posible contra la agresión imperialista será aquella que nos encuentre unidos en la diversidad, con la fuerza de un pueblo que se siente libre y valorado en su propia tierra. Solo así, con la participación de todos, podremos garantizar la paz, la soberanía y la autodeterminación de Venezuela.
Venezuela no se puede ver obligada a elegir entre la agresión de Donald Trump y el autoritarismo. Hay un camino de autodeterminación. Hay una alternativa que valora la justicia, la libertad y la paz. Desde VCD, nos alzamos como esa alternativa, demostrando que el camino de Venezuela no es la rendición ni la guerra civil, sino la autodeterminación.
Parafraseando las palabras de nuestro Libertador, Simón Bolívar, cerramos este pronunciamiento con una exigencia y una advertencia que resuenan hoy con más fuerza que nunca:
"Unión, unión o la anarquía os devorará."