El amor verdadero entre Venezuela y Colombia se manifiesta a través de una valiosa historia compartida, poblaciones entrelazadas y con su profunda trabazón emocional. A pesar de los grandes obstáculos políticos y económicos que han marcado la relación entre ambos países en los últimos años, los lazos que unen a Venezuela y Colombia son innegables y perduran en el tiempo.
Entre esos obstáculos está la distorsión y deterioro del Ser Nacional colombiano derivado de los dos grandes males que han privado a Colombia del pleno derecho al desarrollo Político, social, lo cultural, lo económico, como son el dominio de una oligarquía excluyente y el narcotráfico internacional. Para incrementar las fatalidades de Colombia estos dos males se han unido y establecido un anillo de opresión junto con el gran depredador mundial, como son los Estados Unidos.
La oligarquía, reducto de poderosos que controla la economía y la política, ha perpetuado sistemas de inequidad y marginación desde la época del dominio colonial. Excluyendo a las mayorías empobrecidas y empobreciéndolas, ha generado un profundo resentimiento social, debilitando la cohesión nacional y promovida la fragmentación social.
Por su parte, el narcotráfico ha exacerbado esta situación, infiltrándose en muchas instituciones privadas y públicas y corrompiendo los valores tradicionales de ese país. La economía ilegal que estimula el tráfico de drogas, crea un ciclo de violencia y del crimen que perjudica a todos y deteriora la imagen del país colombiano. Este fenómeno ha llevado a una normalización de la ilegalidad y ha minado la fe en el estado y sus instituciones, gracias a Presidentes ya reseñados como narcotraficantes o vinculados a él.
Para incrementar aún más esta triste situación se dio la unión entre la oligarquía colombiana y el narcotráfico sumándose a los problemas del país. Esta alianza ha favorecido la corrupción, desarrollo de estructuras criminales que influyen en las decisiones políticas. Esta unión por el crimen entre elites económicas y el crimen organizado ha frenado los esfuerzos por construir un país más justo y estable, profundiza las heridas sociales y dificulta la práctica de valores por la población del país.
Y aun en este escenario el amor entre Venezuela y Colombia pervive, apoyado en identidades comunes y raíces culturales. Ambos fueron parte de la Gran Colombia, el esfuerzo por unir a estas naciones en un solo país bajo el liderazgo de Simón Bolívar al lograr su independencia. La herencia común no solo se refleja en el idioma y las costumbres, sino también en una identidad cultural que celebra la música, la gastronomía y las tradiciones populares. No hay una resistencia especial hacia las festividades de ambos lados de la frontera, revelando un amor por la celebración y la convivencia.
Esto se ha dado también por el inter cruzamiento poblacional, donde millones de personas migraron a Venezuela, conformando familias binacionales, que mantienen lazos estructurales en los dos países. El amor también unió a la familia colombo venezolana. Y es que la falta de oportunidades para las mayorías colombianas las llevó inicialmente a esa migración masiva y al desarraigo cultural, lo que agravó aún más la crisis del Ser Nacional. Ahora los ataques de Estados Unidos contra Venezuela impulsó al retorno tardío de muchos colombianos, por una parte, y a la intempestiva partida de muchos venezolanos que creían que podían alcanzar en otros países mejores condiciones de vida. La respuesta más solidaria hacia los venezolanos en Colombia resalta el sentido de hermanamiento que existe, donde los lazos familiares y de amistad trascienden las fronteras y las diferencias políticas.
A nivel personal, muchas familias viven el amor verdadero entre estos dos países, con matrimonios, amistades y lazos afectivos que cruzan la línea. Las historias de amor entre venezolanos y colombianos son testimonio de la resistencia de los vínculos humanos a la adversidad. Relatos que hablan de la superación de obstáculos y la búsqueda de la felicidad en medio de circunstancias difíciles, ilustran cómo el amor puede florecer incluso en los contextos más complejos.
Creemos que el amor verdadero entre Venezuela y Colombia que se manifiesta en su historia, cultura, en las uniones familiares, que ha resistido los conflictos y las tensiones políticas, es un activo importante e insustituible, el amor como activo, para fortalecer la capacidad de los pueblos para unirse, sanar heridas, e impulsar un diálogo inclusivo y político que prioricen el bienestar de todos, los colombianos y venezolanos, teniendo como aliado el amor y el afecto y lleguemos al fin a construir una Patria común. A diferencia de todos los países frontera entre Venezuela y Colombia no significa separación, significa unión. Y es muy posible que Petro y Maduro transformen la política de espacios para confrontar en espacios para sembrar.
** Dedicado a Selena Gómez y Taylor Swift