Son dos situaciones políticas que van juntas, las amenazas de asesinar a Nicolás Maduro lanzadas por ese Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump y al mismo tiempo llorar y condenar la muerte de un aliado como lo fue Charlie Kirk que le trajo gran cantidad de votos de la juventud de Estados Unidos pero quien no pudo desentrañar el mensaje hipócrita con el que se le manipulaba.
Kirk fue una creación mitológica de Donald Trump conjuntamente con la mitología negativa sobre el Cartel de los Soles, Venezuela como el mayor centro de distribución de drogas del mundo o Nicolás Maduro como su jefe, para justificar su muerte por las fuerzas armadas de EEUU. Utilizar la palabra mitología es para ser decente porque la palabra correcta es decirle mentiroso y calumniador a Donald Trump.
Aunque más exacto es decirle delincuente sin más miramientos diplomáticos ya que según la legislación de Estados Unidos esta expresión se aplica cuando un acusado es declarado culpable por un jurado, es sentenciado por un juez, ir a prisión o pagar multa, por lo que legalmente se le considera delincuente convicto ya que Trump reúne esos requisitos para bochorno de su familia, que debería darle pena salir con él. También fue condenado recientemente a pagar 83,3 millones de dólares a la escritora y periodista E. Jean Carroll por difamación, en relación con sus declaraciones públicas tras las acusaciones de abuso sexual que ella hizo en 2019 y por las cuales fue enjuiciado también. Una joyita con la cual nos estamos enfrentando. Y tiene multitud de casos judiciales pendientes.
La comparación entre ambos eventos como es el llanto por Kirk y el escarnio por Maduro, es concluyente porque pone de manifiesto el contraste, la diferente valoración y la doble moral aplicada por Donald Trump a la violencia y el uso de un lenguaje emocional según el objetivo, un aliado político interno como fue Charlie Kirk o un adversario extranjero como es Nicolás Maduro donde se usa la criminalización del adversario como herramienta de poder para agredir y ofender.
Esta doble moral expresada por un delincuente condenado por los tribunales de su país Estados Unidos, como es Trump, no es para el ningún problema ético, sino que la ve como el uso de una táctica política muy específica, el uso de la empatía mediante el llanto y el dolor por él seguidor y la amenaza al adversario como herramienta para presentarlo deshumanizado, no humano. Lo mismo hizo Hitler por sus seguidores muertos en los años treinta.
Pero el llanto por esta muerte de su seguidor es una función política más, nadie puede creer que sintió dolor de corazón por la triste muerte de su líder juvenil de un solo tiro en el cuello. Al presentarse pesaroso y rendir homenaje a su aliado o seguidor, Trump lo único que busca es reforzar la cohesión de su base e incrementar su influencia sobre ella. Puro cálculo político para nuevos eventos, entre ellos los ataques a Venezuela, a Nicolás Maduro y a los dirigentes que le acompañan. Envía el siguiente mensaje, que inapreciables son nuestros aliados, que valiosas son las vidas de nuestros aliados y su pérdida es una tragedia que merece reconocimiento. Lloremos juntos.
Con el Teatro político y la deshumanización de sus oponentes, busca poder perseguirlos hasta hacerlos desaparecer, lo cual es justo porque no son humanos. Esta deshumanización del adversario político como lo es Nicolás Maduro, amenazarlo con la muerte, poner precio a su vida, sanciones o persecución judicial internacional, busca deshumanizar y deslegitimar a ese oponente. Al criminalizarlo, etiquetándolo sin miramientos como "narcotraficante" o "dictador", se crea una justificación moral para la agresión, la injerencia y el magnicidio.
El Mensaje en este caso para sus seguidores y la población de los Estados Unidos inverso al de la muerte de Kirk, pues la vida de nuestro adversario no tiene valor; son criminales que deben ser eliminados en beneficio de EEUU. Morirán dice Trump. Así que las acciones están diseñadas para proyectar una imagen donde la justicia y la moralidad son prerrogativas exclusivas de su propio bando. Es la Tiranía y la Dictadura total hecha gobierno en EEUU.
Se contravienen completamente los principios del derecho internacional, que exige la no injerencia y el respeto a la soberanía, y los sustituye por la ley de Trump donde la fuerza del más poderoso determina quién vive y quién muere. Y hay que desmitificar los mensajes imperialistas y mostrar que no hay superioridad ética en el discurso de Washington.
Venezuela tiene que cuidarse mucho y especialmente Nicolás Maduro, todos los dirigentes de la revolución venezolana, el alto mando militar deben extremar medidas de protección incrementadas, no reunirse un grupo de dirigentes, no dar rutas, protegerse y así nos protegen a todos.