El Congreso del Perú aprobó un decreto donde le cambian el nombre de Bolivar a la plaza más céntrica de ese país, que precisamente estaba frente a esa institución. La plaza Bolívar les producían encono, vergüenza y por eso decidieron quitarla y con ello quitar el sueño de nuestros próceres de la patria grande, que fué el sueño de Bolívar; al parecer les quedó muy grande. De Simón Bolívar, nuestro Libertador y el Libertador de esa nación porque hasta allí fue con sus ejércitos, mayoritariamente venezolanos, librando dos batallas; la de Junin y Ayacucho, que dieron al traste con el imperio español. Ese sentir antibolibariano de ese Congreso, no es nada nuevo. Por allá estuvo San Martin, quien proclamó e impuso la independencia ese país. De este prócer se dice, que una de sus propuestas era poner allí una especie de monarquía. Es más, los días 26 y 27 de julio de 1822, Simon Bolivar y San Martin se reunieron en Guayaquil, no se sabe con precisión que se pudo haber discutido allí, que el general San Martin desde ese momento marco distancia de la gesta emancipadora, dejando sus tropas al mando de Bolívar para que él concluyera la campaña de la independencia y se fue a Europa. En Colombia donde le rinden culto a Santander que fue un declarado antibolivariano; estuvo involucrado en el atentado a Bolívar en 1928; en el complot del asesinato del general José Antonio Sucre y mandó a asesinar al coronel venezolano Leonardo Infante, bajo acusaciones reñidas con la realidad.
Luego vendrían al Perú todo un reguero de vendepatrias y entreguistas que no dudaron en brindarles en bandeja de plata a los europeos sus territorios. Hoy, si hacemos un análisis somero por su historia, nos percatamos que están en manos de los gringos; hace poco estuvo en el poder una caterva de presidentes, que se turnaron por meses y luego sacados por la puerta de atrás, para luego nombrar a otro menos menesteroso que el que tenían. Todos o casi todos con un antibolivarismo rampante. Para ellos rendirle culto a Simón Bolívar es algo asi como una vergüenza, cuando bien sabemos que a esas distancias fue Bolívar, arriesgándolo todo a llevar libertad a esos países. La oligarquía es la que manda allí y hace lo que le da la gana con sus instituciones. Allá se ha coludido todo lo insano en un país: el narcotráfico, el crimen y la corrupción.; que encontró en ese país un terreno fértil para hacer de las suyas. Todos estos sectores sentían vergüenza por la estatua de Bolivar y decidieron arrancarla de allí. Ante ese cuadro devastador, impuesto por lo más rancio de la oligarquía, en alianza con las mafias y el narcotráfico no es casual que arrecien contra todo lo que olfateen a socialismo, nacionalismo o bolivarialismo. Allí lo que existe es una derecha rastrera y apátrida que pide a gritos a Trump que vaya a gobernarlos. Muchos en el Perú tratan de borrar de la historia al general Juan Velazco Alvarado (1968), que nacionalizó el petróleo e impuso la Reforma Agraria. Llevó a cabo reformas en la educación, la cogestión en la industria y el cooperativismo. Pero no dudaron en tumbarlo en contubernio con los gringos. Hoy el Perú bate record en desnutrición mas grande después de Gaza y Haiti en el mundo. El nivel más bajo de aprobación de un presidente; Dina Boluarte tiene un 10% de respaldo por parte del pueblo, arribo a la presidencia bajo un espurio golpe de Estado, sacando a la fuerza y encarcelando a un mandatario que había sido favorecido por los votos mayoritarios del pueblo. Ahora ese país esta ahogado en la corrupción, el narcotráfico la indolencia y la ilegalidad.