Los venezolanos normalmente saben que existen casos en política en los cuales lo que se dice no corresponde a lo que se piensa, se siente y se hace; se desenvuelven como funciones distintas. Sabiendo eso, es que ante una eventual renuncia de Maduro seguido de toda la cúpula del madurismo, en sentido contrario a esas incoherencias, los venezolanos verdaderamente patriotas están obligados a recuperar con urgencia el sentido de unidad popular como estrategia de poder, o lo que es igual: restablecer la capacidad de sentarnos comunalmente en torno a la fogata de la imaginación, para definir otros mundos posibles y los instrumentos políticos adecuados para alcanzar esos mundos. Y no dejar nada a la contingencia y la arbitrariedad. Por consiguiente, necesitamos crear a la brevedad posible, una fuerza política que recobre el sentido de nación soberana e independiente, con un plan correcto de desarrollo endógeno radical en el cual las grandes mayorías empobrecidas por las políticas antipopulares del madurismo, vean reflejados sus genuinos intereses.
Como consecuencia, el tiempo es corto y no se puede perder. La realidad venezolana se mueve hacia un incremento del desorden, la entropía del madurismo es muy alta. Por eso, lo que se haga en el campo de las fuerzas populares, debe destinarse con brevedad a la organización y consolidación de la unidad política patriótica y revolucionaria nacional. Porque el gran problema que hoy tenemos los venezolanos pensantes, humanistas y decentes, es cómo construir, en un plazo extremadamente corto, una respuesta nueva, la construcción de una Junta Patriótica de Salvación como un espacio de unidad política nacional capaz de movilizar todo el ímpetu emancipador del conjunto de la sociedad para oponerse a cualquier salida negociada de espaldas al pueblo que haga el madurismo con el imperialismo y la extrema derecha.
De allí que, se vuelve perentorio impulsar la unidad patriótica y revolucionaria, es necesario que esa JPS agrupe a todos los patriotas, nacionalistas y revolucionarios preparados cuando se requiera asumir la dirección del estado-gobierno en todo el territorio nacional, para impedir que en un eventual abandono de Maduro, la patria no sea entregada a los lacayos de la extrema derecha, sino, que se garantice que quede en manos de un gobierno verdaderamente popular y revolucionario.
Hay que empezar a desarrollar la tarea, porque hoy no hay otra más estratégica para el movimiento popular revolucionario. La fuerza mejor y más organizada en la calle como en los medios de comunicación y con un mayor sentido de conjunto, será en definitiva, quien asuma el control del estado, y el proletariado patriótico y revolucionario no puede perder está guerra, como decía José Félix Rivas: "necesario es vencer". Hay que evitar que el país termine cayendo en manos de la extrema derecha porque desaparecería en medio de una guerra civil, pero esa catástrofe puede impedirse apertrechándonos todas y todos en ese Fuerte construido con los materiales del remoto pasado de la Venezuela profunda de donde hoy emerge la Junta Patriótica de Salvación.