Si algo no podemos negar, en Ramón Grosfoguel, es su tendencia a la voluntad de poder. Una cualidad que arrasa todo a su paso mientras él, en tanto intelectual público, se posiciona a sí mismo, cobrando y dando vueltos, pasando por "go" y quedándose con los doscientos, como en el famoso juego del monopolio. Y decimos monopolio, y no es una metáfora, pues en el último tiempo es él, desde sus tribunas, quien decide y unge a aquellos cuyas trayectorias son dignas de formar parte de su secta "descolonial".
Algo que tampoco podemos negar, en Ramón Grosfoguel, es que llegó demasiado temprano al madurismo y demasiado tarde al chavismo. Poco tiene que decir Grosfoguel alrededor de las luchas contra el ALCA y la propuesta del ALBA; poco tiene que decir y que decirle a quienes pusieron el cuerpo para resistir el golpe de estado del 11A y el paro petrolero; poco tiene que decir alrededor de la organización popular frente al referéndum revocatorio; no fue Grosfoguel el que participó en los debates acerca de la creación del PSUV ni quien vivió los despechos alrededor de la reforma constitucional. No, Ramón no vivió eso. En la larga lista de intelectuales que pasaron por Venezuela, Grosfoguel llegó de último al ciclo progresista, al tiempo que ganaba la medalla de oro con el madurismo.
Pero, ¿Cómo llega Ramón Grosfoguel a Venezuela? Vale recordar los mediados de la primera década del 2000, cuando Edgardo Lander, hoy defenestrado por Ramón, hizo un encuentro del grupo modernidad/colonialidad en la escuela de sociología de la UCV. Un encuentro donde Geosfoguel estuvo invitado y donde, como recordamos varios asistentes, fue increpado por su inexistente militancia popular en Puerto Rico. Unos años más tarde, regresó, esta vez para el Foro Social Mundial, también organizado por Edgardo Lander. Ambos encuentros, dieron origen a una colección en la editorial El Perro y la Rana, donde fueron publicados títulos de Dussel, Santiago Castro-Gómez, Arturo Escobar y Edgardo Lander.
A partir de allí, digamos que Ramón dio vueltas sobre sí mismo, divagó, se peleó con Mignolo en la escuela de Tarragona y desembarcó en Venezuela producto de sus discipulados y de las relaciones habilitadas en sus anteriores acercamientos al país. En el ínterin, Mészáros, Hinkelammert, Bolívar Echeverría, Bautista y Emiliano Terán Mantovani, recibieron reconocimientos por el Premio Libertador al Pensamiento Crítico.
Ramón Grosfoguel, como decíamos, llega tarde a la década ganada, mientras que al madurismo llega, no en alianza con los sectores populares, sino en articulación con una élite intelectual y académica, cuyo renombre se ha desplegado en función a su cercanía con el poder del Estado y no por su trayectoria. No conviene nombrarlos, basta no más con ver la lista de los centros firmantes en la reciente declaración de "la mayoría de los centros Clacso Venezuela" para evidenciar que no hay programas ni líneas de investigación consistentes. Pueden pasar de los estudios feministas a los estudios de seguridad; del análisis de los movimientos sociales al análisis del rentismo petrolero; todo ello sin solución de continuidad. Más que investigadores y académicos, más que centros de investigación, funcionan como consultorías al servicio del Estado.
Toda esta situación, revela la existencia de redes clientelares de las que Ramón Grosfoguel forma parte y que hoy se ven consolidadas en el "Centro Internacional de Estudios para la Descolonización".
Ramón llega temprano al madurismo y llega en una posición cómoda, puesto que aquellos que se constituyeron como enemigos intelectuales son hoy, también, críticos al giro autoritario y neoliberal del gobierno venezolano. Aplica entonces el proverbio: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Solo que esta vez, más que alianza estratégica, la alianza se produce en una red de clientelismo académico al servicio de los poderes.
Al mirar la historia de las izquierda y sus intelectuales en relación con el poder, no podemos dejar de interrogarnos por la cómoda posición de Grosfoguel y sus muchachos, para preguntarles: ¿Qué posición habrían tomado en el caso Padilla? ¿Qué posición habría tomado frente a los Gulag?
Posiblemente, en su fuero más interno y en conversaciones privadas, Ramón Grosfoguel esboce una crítica al gobierno venezolano. Podemos intuirlo, pero no lo sabemos a ciencia cierta.
Por lo pronto, toca recordar que no hay posibilidad de descolonización en articulación con el poder. No es posible ser "descolonial" en relación con los poderes fácticos del Estado. Si alguien es Descolonial-Colonial, eres tú Grosfoguel. Vendría siendo hora de que tomes en cuenta a los sectores populares, por encima de tu voluntad de poder y tu afán de protagonismo.