El fenómeno que hoy vivimos es el preludio de la pérdida de la nacionalidad, la liquidación de la Patria. Es así, las Patrias se pueden diluir, evaporar, no son eternas, dependen de la voluntad de la defensa de sus hijos. Hoy vivimos uno de esos procesos de liquidación.
El fenómeno es sutil, horada las bases mismas de la nacionalidad. Hablemos de un aspecto que podríamos llamar “la generación perdida”, el vacío generacional, en áreas vitales para la vida nacional, por ejemplo la educación, la salud. Hablemos de la educación a todos los niveles.
Las noticias son alarmantes, y más alarmante es que pocos se alarman, no ven el peligro que encierra las elevadas cifras de deserción estudiantil y de profesores, en todos los niveles, desde la primaria hasta la Universidad. Existen una o dos generaciones sin educación formal de mediana calidad, o sin educación alguna, y otra despojada de la experiencia de los viejos profesionales que se fueron y no transmiten su experiencia, esto en todas las profesiones, sobre todo en los médicos, las Universidades, los grupos de investigación.
Nos convirtieron en un país sin formación de profesionales, en unos pocos años, no habrá médicos, no habrá profesores, no habrá maestros, historiadores, filósofos, ingenieros, geólogos, No es poca cosa, es grave el vacío producido por el cataclismo educacional. Hay que reconocer que las Universidades privadas hacen un esfuerzo por cerrar esta brecha, pero no consiguen solventar la carencia dramática.
Esta vacío en la educación, es reflejo de un vacío mucho mayor y más nocivo, el vacío de razones sagradas por las cuales luchar, vivir; de una crisis profunda de valores, de la relación esfuerzo logro, de las recompensas sociales, del sentido de pertenencia; todo está cambiado. Un verdadero quiebre en el alma social.
En un mundo amenazado por la superficialidad del tik tok, del instagrán, fragmentado el pensamiento, confinado a escasos minutos y pocas líneas. En este mundo el criterio, la explicación, el intelecto capaz de sustentar el patriotismo, de sentir el humanismo, está ausente. En días pasado alguien se quejaba del país que estábamos dejando a nuestros hijos, debemos quejarnos, lamentarnos, también, de los hijos que estamos dejando al país.
La solución a esta peste que nos aqueja, no es fácil, se necesita mucho criterio y mucho tiempo, la herida es profunda. Se debe reconstruir el país, empezando por el pensamiento, no es asunto de unas consignas vacías, se trata de ir a lo profundo de las causas, lo primero es salir de esté gobierno destructor y de esta oposición los mariacorinos entreguista a los mezquinos poderes mundiales. Y ese nuevo gobierno que surja, tendrá el inmenso compromiso de una verdadera Revolución Cultural, empezando por la dirección, la alta cúpula que debe irradiar un espíritu misionero, de austeridad monacal. Debe ser una reivindicación de la verdad, como dijo Fidel “no mentir jamás”, ese es el comienzo de la Revolución necesaria. Debe estar provista de una profunda vigilancia revolucionaria, de crítica y autocrítica. Se debe rescatar la educación, hacerla prioritaria, el conocimiento será una arma formidable en la reconstrucción de la nueva sociedad. En resumen, devolver a la gente la Esperanza, el sentido de la vida, la pertenencia.
¡CHÁVEZ, ES EL CAMINO!