Entendiendo el término burocracia desde el punto de vista etimológico como: el gobierno de las oficinas o del escritorio, pudiéramos decir que es un sistema administrativo que comprende procedimientos formales y jerárquicos para la toma de decisiones, para el cual se deben crear estructuras organizativas rigidaz y con poca adaptabilidad, Sin embargo, la administración pública esta íntimamente relacionada con la burocracia la cual ha traído como consecuencia ineficiencia del aparato del Estado, por ello, tenemos un pueblo que cada día exige una profunda redefinición del rol de una administración pública que esté al nivel de las exigencias de lo que demanda la revolución bolivariana, siendo más radicales, incluso dar el paso definitivo hacia al Estado Comunal.
La revolución bolivariana viene haciendo grandes esfuerzos en transformar ese ese viejo modelo que no termina de morir, hacia un modelo más cercano a nuestras comunidades que no termina de nacer, la administración pública tradicional siempre se ha basa en el cumplimiento estricto de las normas que en la mayoría de los casos no van en función de beneficiar a los más necesitados, es un sistema diseñado para la estabilidad, más no para hacer la revolución. Por ello, este modelo no permite las trasformaciones necesarias que requiere el Gobierno Bolivariano, por tal motivo, las personas que estén en funciones publicas deben hacerlo de la mano con las nuevas formas de organización popular que se han venido creando a lo largo de estos 25 años de revolución bolivariana como lo son: los consejo comunales, los consejos de trabajadores, los movimientos sociales, los consejos campesinos, las comunas, los circuitos comunales, en definitiva escuchar al pueblo sabio, teniendo como guía la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el plan de la patria, las 7 transformaciones, las leyes del poder popular, entre otras herramientas creadas en revolución que nos dirigen hacia la comunalización de los entes, órganos, instituciones, entre otros, así como también de las políticas públicas, los planes, de los proyectos, de los programas, menos escritorios y más calle.
Es necesario nuevos métodos de trabajo, la participación del poder popular ya no puede seguir siendo un lema, sino un elemento de transformación, escuchar a las comunidades planteando soluciones pero también ejecutando las mismas, acompañamiento la ejecución de los recursos públicos, son prácticas esenciales para el empoderamiento, transformar un sistema arraigado en la tradición no es tarea fácil, la resistencia a la transformación son obstáculos reales. Sin embargo, el costo de no hacerlo es mucho mayor, estamos obligados a mandar obedeciendo, la administración pública ya no puede ser un oficio para quienes se esconden detrás de la norma. Quienes ostente esta figura debe ser un agente de transformación tanto en el ser como en el hacer con visión revolucionaria y con gran vocación de servicio.
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