(Parte 6/7)

Distorsión del uso del suelo. Desabastecimiento intencionado

Miércoles, 24/09/2025 08:26 AM

 

De un país productor de renglones agropecuarios hemos caído en un país, que, para satisfacer la demanda alimenticia, DEPENDE del suministro extranjero. Para 1.959 produciamos el 80% del total de lo que consumíamos y sólo importábamos el 20%; pero para este siglo XXI, estas cifras se invierten, por cuanto únicamente producimos el 20% e importamos 80%. Conviene preguntarnos: ¿hacen falta las manos a la siembra? La DEPENDENCIA ALIMENTICIA se da dentro de un espacio privilegiado por la naturaleza. ¡¡SORPRENDENTE!!

Venezuela cuenta con tres áreas geográficas claramente definidas; la llamada región costa montaña, con excelentes condiciones edafológicas para cualquier tipo de cultivo. La depresión llanera, área muy apropiada para las actividades pecuarias y el macizo guayanés, con su potencialidad minera e hidroeléctrica. También contamos con hidrocarburos, elemento básico para la industria petroquímica para la producción de fertilizantes y plaguicidas, su empleo o utilización, actualmente, está en muy serio cuestionamiento, no obstante, de esas envidiables condiciones naturales y de la diversidad de recursos, al parecer importamos ochenta kilos de cada cien que consumimos.

Las causas de nuestra dependencia alimentaria no son naturales, sino evidentemente políticas y económicas, un modelo de producción, ya agotado, que está, incluso, destruyendo la capa de ozono lo cual permite el paso de rayos infrarrojos dañino para la vida del planeta.

Dentro del modelo neocolonial sólo importa la rentabilidad, la ganancia por encima del interés social, por tanto, se aprovecha intensamente aquellos recursos que permiten una pronta recuperación de capitales y alta tasa de beneficios económicos. He ahí la respuesta de la crisis agropecuaria y del por qué se ha privilegiado el petróleo y el cambio de uso del suelo en la cuenca del lago de Valencia.

Venezuela, un país, el cual, dentro del mercado internacional le ha sido asignado ser proveedor de recursos mineros y energéticos, es imposible que la reactivación del sector agropecuario la emprenda quienes sostienen el modelo geoeconómico dependiente, neocolonial o que éstos se preocupen sinceramente por preservar el espacio agrícola, debido, a que no está dentro de sus objetivos económicos y de dominación, una actividad agrícola, sobre un espacio organizado para un crecimiento económico sustentable, soberano y armónico con el medio ambiente.

Un país dependiente de factores de poder foráneos, que participa dentro de la división internacional del trabajo como proveedor de recursos no vegetales, cercano la media luna, los dos principales puertos del país (La Guaira y Puerto Cabello) dentro del mayor mercado de consumo (80% de la población), con una superficie plana, asiento de establecimientos industriales (70%), fuertemente intervenido por la inversión extranjera y dependiente de la importación de materia prima para su operatividad y por la ventajas de una superficie plana que hace no costosa la construcción de infraestructura. Todo ello explica el por qué no se tiene un aparato productivo agrícola prospero, independiente, autosuficiente, autónomo, no contamínate y de respeto a las condiciones del suelo. ¿Se ha perdido la cultura agrícola de nuestros ancestros?

Alimento un arma para la guerra

Corto el tiempo de nuestras reservas alimenticias, contados en semanas. Alterado el flujo alimenticio que importamos, veremos vulnerada nuestra soberanía. Situación que a todas luces es muy grave, cuando el proveedor la utilice como presión y arma política. ¿Ha ocurrido? La historia habla por sí misma, por ejemplo: "En 1.966, doscientas mil toneladas de trigo destinadas a combatir el hambre en Argelia, quedaron detenidas hasta que terminaron las disputas entre el gobierno argelino y las compañías petroleras norteamericanas, siendo satisfechas estas últimas"; así mismo, en la "India, aunque un número enorme de habitantes se estaba muriendo de hambre, se retuvieron los embarques de trigo para obligar al gobierno a capitular ante la demanda de las compañías norteamericanas"; el Secretario de Tesoro de los EE.UU., J.B.Mc. Namara, amenazó con *"embargar los alimentos que ese país exporta a Latinoamérica, en caso de que estos se unificaran para declarar una moratoria de su deuda internacional"*. Mayor atentado contra los derechos humanos no puede haber. Son decisiones abiertamente criminales cuando se trata de sus objetivos políticos–económicos dentro de la esfera de dominación imperial. ¿A ello estamos expuesto? ¿Está ocurriendo?

Es urgente dirigir nuestras miradas, nuestras preocupaciones, hacia la planificación, el ordenamiento territorial, detener la expansión urbana-industrial sobre los suelos de alto potencial edafológico, preservar nuestro espacio agrícola y llevar adelante una política de soberanía agroalimentaria privilegiando al productor del campo y atendiendo en el más amplio sentido al campesino venezolano (asistencia técnica, financiamiento, educación, salud, maquinarias, banco de semillas, etc.)

Es evidentemente peligroso para nuestro país y para el continente latinoamericano, las dimensiones e implicaciones geopolíticas de la DEPENDENCIA ALIMENTICIA. En las actuales circunstancias, no puede parecernos extraño encontrar serios desequilibrios sociales, que se manifiestan en nuestra patria grande, a través del índice de desnutrición, analfabetismo rural y urbano, mortalidad infantil, abandono de la vida y economía rural, alta contaminación y distorsión en el uso del suelo.

Para SUPERAR, en Venezuela, tal situación, se requiere de políticas que atienda en primer lugar las actividades agrícolas y pecuarias y ordene territorialmente a la nación, que impida que espacios agrícolas sean destinados a otros usos, ello con fundamento en la soberanía política y económica de la Nación.

Polvorín. Explosión insumisa de ideas. Un combate por la vida. abogadoeduardoorta@hotmail.com

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