Rastros de tiempo (CXVII)

La Evolución de las Estructuras Sociales a Través de la Historia

Jueves, 09/10/2025 11:34 AM

La historia de la humanidad es también, la historia de la evolución de sus estructuras sociales. Desde las sociedades primitivas hasta las complejas sociedades contemporáneas, la forma en que los seres humanos se organizan y se relacionan entre sí, ha experimentado transformaciones profundas, influenciadas por factores económicos, políticos, culturales y tecnológicos, vamos a analizar de manera muy resumida, el contexto histórico de cada una de las diferentes épocas, denominadas por los historiadores como edades, pero aquí nos vamos a referir a la organización social de los estratos sociales, en un ligero síntesis, partiendo desde la edad primitiva, hasta la Edad Contemporánea.

Veamos entonces, cómo en las sociedades primitivas, la organización social se basaba principalmente en el parentesco y la cooperación para la supervivencia; es la etapa más extensa de la historia humana, que abarca desde la aparición de los primeros homínidos, hasta la invención de la escritura (aproximadamente en el 3.300 a. C.). Esta época se caracteriza por la vida nómada de las comunidades, la economía basada en la caza, la recolección, y el uso de herramientas de piedra y madera. Se divide en las etapas: el Paleolítico, el Mesolítico y Neolítico.

El Paleolítico es el periodo más largo de la existencia del ser humano, que según los estudios científicos se extiende desde hace unos 2,59 millones de años, hasta hace unos 12.000 años. El Mesolítico o Edad de Piedra, fue un período de transición prehistórico (entre el 12.000 y el 4.000 a.C., aproximadamente) que marcaba el fin de la última glaciación y el comienzo del Neolítico. Los grupos humanos se adaptaron a un clima más cálido y a nuevos paisajes, diversificando su dieta con la pesca y la recolección de plantas silvestres, y desarrollando herramientas más pequeñas y especializadas (microlitos). Aunque muchas comunidades seguían siendo nómadas, surgieron asentamientos más estables y los primeros signos de sedentarismo, sentando las bases para la agricultura, la ganadería y la vida en sociedad.

Neolítico, periodo prehistórico clave marcado por la iniciativa de la agricultura y la ganadería, lo que llevó a la sedentarización, el desarrollo de poblados y una economía productora en lugar de depredadora. Esta "revolución neolítica" transformó radicalmente la vida humana, provocando avances en la tecnología, como la piedra pulida y la cerámica, y sentando las bases para las sociedades complejas que la humanidad ha vivido hasta la actualidad, en diferentes etapas marcadas por la evolución del ser humano y cambios climáticos, como la Edad de Hielo.

La organización social en la Edad Primitiva se basaba en pequeños grupos familiares y clanes unidos por el parentesco y la solidaridad, con una economía de subsistencia de caza, pesca y recolección. Se caracterizaba por la ausencia de propiedad privada y clases sociales, la ausencia de un gobierno centralizado y una división del trabajo simple, basada en el sexo y la edad.

Luego en llamada Edad Antigua, la organización social se caracterizó por una marcada estratificación en clases sociales, donde la nobleza o élite gobernante (reyes, sacerdotes, altos funcionarios) ostentaba el poder y los mayores privilegios, mientras que la mayoría de la población (campesinos, artesanos, mercaderes) estaba sujeta a trabajo obligatorio y al pago de tributos. En la base de la pirámide se encontraban los esclavos, considerados como propiedad, sin derechos y sometidos a los designios de sus amos.

Con el desarrollo de la agricultura y la sedentarización, surgieron las primeras civilizaciones y las primeras formas de estratificación social; por ejemplo, en el antiguo Egipto, la sociedad se organizaba en una pirámide jerárquica encabezada por el faraón, seguido por los sacerdotes, los nobles, los guerreros, los escribas, los artesanos y los campesinos, y la esclavitud era una institución común. En la antigua Grecia y Roma, la sociedad se dividía entre ciudadanos libres y esclavos. Los ciudadanos libres, a su vez, se diferenciaban por su riqueza y su estatus social. En Roma, existían los patricios, eran los que conformaban la aristocracia y, los plebeyos que eran el común del pueblo.

La movilidad social en la antigüedad, estaba generalmente limitada y determinada por el estatus familiar, con estructuras sociales rígidas en lugares como Grecia y Roma. Sin embargo, la riqueza acumulada a través del comercio y los servicios militares, como en el Imperio Romano, podía facilitar un ascenso social para individuos privilegiados, a pesar de las barreras existentes, lo que implicaba: el origen del linaje familiar que era el factor principal para determinar la posición social de una persona; la acumulación de riqueza, una vía para el ascenso social, especialmente en el comercio, aunque con límites y otra opción determinante era alistarse en el ejército y destacarse como soldado para poder recibir el otorgamiento de la ciudadanía y la oportunidad de ascender socialmente.

Durante la Edad Media, en Europa, se consolidó el sistema feudal, basado en la propiedad de la tierra y las relaciones de vasallaje. La sociedad se dividía en tres estamentos: la nobleza (los señores feudales), el clero (la Iglesia) y el campesinado (los siervos). La movilidad social era prácticamente inexistente; era muy limitada, la sociedad estaba organizada en una jerarquía rígida, basada en el nacimiento y el linaje, donde la posición social se heredaba y el individuo generalmente permanecía en la clase en la que nacía.

Sin embargo, factores como el crecimiento de las ciudades y el comercio, crearon nuevas oportunidades económicas para comerciantes y artesanos; generaron ciertas oportunidades para la movilidad social, especialmente hacia finales de este periodo, al crear nuevas profesiones y permitir que algunos campesinos migraran a las ciudades en busca de una vida mejor, estableciéndose como artesanos o sirvientes; de igual manera también, las Cruzadas ofrecieron a algunos individuos, como a mercenarios y comerciantes, la posibilidad de obtener riqueza y mejorar su posición social; la escasez de la mano de obra, producto de la pandemia conocida como la peste Negra, dio a los trabajadores sobrevivientes, un mayor poder de negociación para conseguir mejores salarios y condiciones. Al final de la Edad Media, cuando emerge la clase mercantil, los comerciantes comenzaron a acumular riqueza y poder, desafiando el dominio de la nobleza tradicional.

Los factores que limitaban la movilidad social, en la Edad Media eran: la herencia de títulos nobiliarios y las tierras que constituían la principal determinante del estatus social, mientras la sociedad estaba dividida en tres estamentos: los que luchaban (caballeros), los que rezaban (sacerdotes) y los que trabajaban (campesinos). La Iglesia ejercía un papel determinante, sostenía el poder político, económico y cultural.

La Edad Moderna, comienza a desarrollarse con el surgimiento del movimiento cultural y artístico, en Europa, que hoy conocemos como el Renacimiento, especialmente en Italia, entre los siglos XIV y XVI, que se caracterizó por un resurgimiento del interés en la cultura clásica grecorromana, y un enfoque humanista, centrado en la esencia humana, que marcó la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, se produjeron en este periodo avances en el arte, la ciencia y la filosofía, impulsados por ciudades italianas ricas, y el apoyo de mecenas que financiaban a los artistas y pensadores, como también se evidenció el surgimiento de la expansión del comercio, en el que surgió una nueva clase social: la burguesía. Los burgueses eran comerciantes, artesanos y profesionales que acumulaban riqueza y poder económico.

La burguesía desafió el orden feudal y promovió cambios políticos y sociales como la Revolución Francesa, que se inicia con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789, y finaliza con el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte en 1799, culminando un proceso de luchas de 10 años, que marcó el final definitivo del feudalismo y del absolutismo en Francia, generando un nuevo régimen, donde la burguesía se convierte en la fuerza política dominante. La Revolución francesa marca el fin de la Edad Moderna y enrumba el inicio de la Edad Contemporánea, al sentar las bases de la democracia moderna, impulsada hacia el siglo xix.

En la Edad Contemporánea, signada por la Revolución Industrial y el capitalismo, transforman radicalmente las estructuras sociales. Surgieron nuevas clases sociales: la burguesía industrial que se hace dueña de las fábricas y demás medios de producción, versus el proletariado, los trabajadores asalariados, sostenedores de la producción que sustenta el capital, con el aporte de su fuerza de trabajo; lo cual genera la lucha de clases, entre la burguesía y el proletariado, desde la Revolución Francesa que no es otra cosa que la Revolución de la Burguesía, que impulsa y mantiene al sistema capitalista, como propulsor de las economías mundiales, imponiendo una ideología basada en el capital, un sistema económico y social donde la propiedad privada de los bienes de capital y los medios de producción, son concentrados en manos de grupos élites de la burguesía, donde la competencia del mercado determina los precios, y la acumulación de capital y la obtención de ganancias es el objetivo principal. Esta ideología del capitalismo, se fundamenta en la propiedad privada, la búsqueda del interés individual, que promueve la creencia de que el mercado libre, sirve al mejor interés de la sociedad, los cual genera la explotación del hombre por hombre, y el saqueo de los recursos naturales de los "países subdesarrollados", empobreciendo más a los pobres y enriqueciendo cada día, a los más ricos.

Nota leída aproximadamente 1184 veces.

Las noticias más leídas: