Soberanía que no se Ejerce se Pierde

Hay que votar para Defender el Voto

Jueves, 17/07/2025 05:56 PM

Hay que votar para Defender el Voto

Soberanía que no se Ejerce se Pierde

Gustavo Márquez Marín

     En la Constitución está muy clara la supremacía de la soberanía popular a través del voto universal directo y secreto. En su artículo 5 dice: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quién la ejerce a través de la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”. Eso significa que la soberanía nacional que ejerce el Estado venezolano, como autoridad máxima y exclusiva sobre el territorio y la población, sin depender de ningún otro Estado u organización externa, se sustenta en la legitimidad del mandato condicionado que otorga el pueblo soberano a través del voto.

     La crisis de la sociedad venezolana es tan profunda que la significación del concepto de “soberanía” ha perdido su sustancia, porque ha sido banalizado por los dos factores políticos que han polarizado y monopolizado la escena política, protagonizando una prolongada confrontación, terriblemente tóxica y dañina para la sociedad venezolana.  Ambos, con sus procederes la han vaciado de su esencia, aunque continúan exhibiéndola como un estandarte, detrás del cual se agolpan los intereses y ambiciones que determinan sus movimientos en el tablero político. Por su parte, la cúpula gobernante del PSUV-Estado, llegó al colmo de manipular y degradar el concepto de la “soberanía popular”, al convertirla en una entelequia que se manipula a discreción para justificar su permanencia en el gobierno a toda costa, mientras pasa por encima de la voluntad popular que se expresó masivamente a través del voto en las pasadas elecciones presidenciales. En esa oportunidad el pueblo activó, mediante el sufragio universal directo y secreto, el ejercicio de la “soberanía popular”, pero el CNE incumplió con su responsabilidad legal y constitucional al no publicar los resultados desagregados por mesa de votación, opacando la transparencia que debe tener un acto de esa envergadura generando incertidumbre y desasosiego en la población.

     Por la otra, el factor que lidera María Corona Machado ha tenido como estrategia para alcanzar el poder cobijarse bajo el ala protectora de actores geopolíticos externos. La esencia real de su política ha sido obtener el apoyo material y político del imperio estadounidense, aupándolo para que aplique duras sanciones destinadas a impulsar el colapso de la economía e incluso, para que adelantase una invasión militar con el fin de provocar el cambio de gobierno, intentando resolver “desde afuera” la crisis política del país, a través de la instalación en el poder de un gobierno tutelado por Washington.

     A pocos días de elección de alcaldes y concejales convocada por el CNE para el próximo 27 de julio, sin que se haya disipado la estela de desconcierto y fracaso que dejó la gran abstención ocurrida en la elección de la Asamblea Nacional y autoridades regionales del pasado 27 de mayo, en la cual la oposición, además de presentarse dividida, cargó con el pesado fardo del llamado abstencionista de María Corina Machado y su grupo, empeñados en promover una “salida” de fuerza con el apoyo de los gringos, a cambio de cederles la soberanía. Ante esta postura deplorable y antinacional de la señora Machado, hay que reivindicar la soberanía del pueblo venezolano y su derecho a la autodeterminación. El lamentable, resultado de la política abstencionista solo benefició al gobierno del partido-Estado. Siendo una minoría, ahora el PSUV controlará de nuevo la mayoría calificada de la Asamblea Nacional para continuar designando y controlando el poder electoral, el TSJ, la Contraloría, la Fiscalía y la Defensoría del Pueblo. Así podrá avanzar en su pretendida reforma constitucional con el propósito de consolidar   su régimen autoritario. Hay una verdad de Perogrullo: “espacio que se abandona, espacio que se pierde” y eso no será diferente si nos abstenemos en las elecciones municipales del 27 de julio.

     La abstención podría explicarse como expresión de frustración e impotencia frente al poder establecido. Como un gesto de rabia, apatía, pérdida de confianza en la institución electoral y en el ejercicio de la política. Pero como estrategia de poder ha demostrado ser equivocada e ineficaz, porque nunca ha contribuido al avance de la oposición sino a su retroceso y al fortalecimiento del gobierno. De hecho, las veces que ha ganado elecciones la oposición ha sido cuando todas sus organizaciones políticas han llamado a votar. Eso tiene sentido porque la participación colectiva en el espacio público a través de movimientos, movilizaciones o elecciones, son expresiones de la soberanía popular ejercida por los ciudadanos y el colectivo para promover iniciativas. También para resistir y luchar por el respeto a sus derechos y garantías constitucionales. Ciertamente, la forma más eficaz para seguir caminando hacia el cambio político no es detenerse ni rendirse, sino seguir avanzando con perseverancia, confiando en que tarde o temprano la voluntad y la fuerza del pueblo se impondrá. Nos toca repetir la hazaña de las pasadas elecciones presidenciales del 28J, para demostrarle al gobierno, que ha llegado el momento de un diálogo nacional, libre de injerencias externas, que impulse un entendimiento entre los venezolanos en el marco de la Constitución, para enrumbar el país hacia la superación de la crisis. Si no votamos, estaríamos de nuevo dejando al gobierno el campo libre para que termine de copar las Alcaldías y Consejos Municipales.

     Aún cuando sabemos que estas elecciones se están realizando en condiciones no competitivas debido al ventajismo del gobierno, debe imponerse la razón política sobre un estado de ánimo circunstancial. Si el partido-Estado logra hegemonizar todos los niveles de la estructura estatal, estaría a un paso de imponer su pretendida la reforma constitucional con el fin de acelerar la instalación de un régimen totalitario, en el cual dejaría de existir el sufragio universal directo y secreto. Por esa razón el domingo 27 de julio de 2025, hay que votar para defender el voto.

"La Constitución no hay que reformarla, hay que cumplirla"

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