Espacio de la cuenca del Lago de Valencia con características agrológicas como ninguno, que en la actualidad se ha reducido y sigue amenazado por el concreto, la expansión desordenada de las ciudades y el emplazamiento industrial, aun cuando, verdaderamente, hubo un serio esfuerzo de ordenamiento territorial en la presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías, así como monumentales los aportes de investigación y propuestas del anterior Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN), de la Comisión del Plan Nacional de Aprovechamiento de los Recursos Hidráulicos (COPLANARH), de la Escuela de Geografía y Agronomía de la Universidad Central de Venezuela(UCV), de la Facultad de Ciencias Forestales (Instituto de Geografía y Conservación de los Recursos Naturales), de la Universidad de los Andes (ULA), de la Sociedad Venezolana de la Ciencia del Suelo, la Universidad Pedagógica Libertador, también meritorios los estudios y análisis de profesionales, que han alertado sobre la necesidad de un ordenamiento planificado y preservador de la cuenca del lago de Valencia, como es el caso entre otros de geógrafo, Alfred Zinck, el filosofo y MAESTRO, Pedro González Heredia, Profesor Pedro Cunill Grau, Maestro Ramón Tovar, MAESTRO, Omar Hurtado Rayugsen, Profesor Armando Daniel Rojas, Profesor Orlando Luis Venturini, entre otros preocupados compatriotas y ciudadanos.
No han faltado estudios, análisis, investigación sobre la potencialidad agrícola de la cuenca del lago de Valencia y sobre las consecuencias del actual e irracional uso del espacio, sus lamentables y caóticas negativas e incidencias sobre la localidad y en la región, con efectos catastróficos para la nación.
"De seguir la actual tendencia, se producirá una larga conurbación Caracas-Valencia que compromete cualquier tentativa de equilibrar las diferentes regiones del país y muchos problemas que ya son graves causarían consecuencias nefastas, no sólo a nivel de la subregión sino en la propia región centro norte y hasta a nivel nacional" (4) (Venturini Orlando L. Op. Cit.
Ello, el irracional uso del suelo, está ligado al flujo de las inversiones públicas y privadas provenientes de la renta petrolera y del capital extranjeros, esa es la realidad de una tendencia que afecta la soberanía de la nación, que nos hace cada vez más dependiente de lazos opresores del capital foráneo, de las trasnacionales, cuyo control sobre las actividades industriales, en su afán de lucro, han impulsado un desordenado crecimiento industrial, es evidente al tener cuantificado, para el año 1976, de 7.350 establecimientos industriales que existían, se encontraban en la región Centro Norte Costera el 68,9% de las industrias, localizándose el 36,4% de la población nacional sobre un área del 2,36% de la superficie total.
Las industrias se fueron instalando, se crearon urbanizaciones sobre terrenos altamente agrícolas y productivos, con el propósito de aumentar las utilidades económicas de los dueños de las tierras, que consideran o consideraron "poco rentable" la agricultura y a falta de regulación legal y a grito del sacro "divino" principio de la propiedad, dispusieron el cambio de uso, y vendieron y trasladaron la propiedad, en ello, contribuyeron los gobernantes municipales, quienes ofrecen y ofrecieron atractivas exoneraciones tributarias y otras ventajas al sector industrial y comercial.
Es ilustrativo y preocupante la siguiente cita:
"La ubicación de las industrias se realizan dentro del mayor desorden y compite con las ciudades por las mejores tierras de vocación agrícola. Las industrias se localizan en los antiguos paisajes tradicionales de agricultura próspera, destruyendo los suelos, distorsionando las actividades convencionales de los habitantes y demandando servicios básicos en forma desproporcionada y poco acorde con las bases ecológicas de los lugares donde se implantan. El ejemplo más dramático de ello lo constituye el eje Tejería – Valencia, en los valles de Aragua y en la cuenca del lago de Valencia. En poco más de veinte años ha ocurrido una violenta transformación en áreas dedicadas durante varios siglos a la agricultura, incluso antes de la llegada del conquistador español. Es bien conocido que esta cuenca endorreica ha sido sistemáticamente sometida a un proceso de deterioro desmedido en aras del progreso. Bajo la política de "desarrollo industrial". De esta manera, y sin la menor preocupación, se fueron instalando industrias en los suelos de primera categoría, se destrozaron cultivos permanentes de frutales, se cambiaron los hábitos de vida de los moradores, se congestionó de tal forma el funcionamiento de los pueblos y las ciudades, que dan la impresión de estar en un permanente estado de emergencia y… se introdujeron mecanismos de contaminación de todo tipo hasta llevar al lago y su cuenca a una situación crítica de imprevisibles consecuencias….se está repitiendo en muchos lugares de Venezuela: Guarena-Guatire, los valles del río Tuy( Tuy Medio), Maracaibo, Chivacoa, etc; y lo que es peor aún ….los valles de Quibor, donde oscuros intereses pretenden cambiar el uso agrícola por la instalación de industrias…." Leon José Balbino. Ecología y ambiente en Venezuela. Ariel- Seix Barral Venezolana. Págs 150-151. Caracas, 1981
Un grito al vacío de los sordos. Evidente ha sido y es la realidad en la depresión del lago de Valencia, en todas las ciudades, Maracay, Turmero, Cagua, La Victoria, Valencia, Guacara, y etcétera, la DESTRUCCIÓN PROGRESIVA DEL ENTORNO FÍSICONATURAL, la dilapidación y devastación irreparable de la capacidad productiva de la tierra.
Polvorín. Explosión insumisa de ideas. Un combate por la vida.